-Te amo
-Yo te amo mas
-Creo que no me puse ropa interior -pronuncie dudosa interrumpiendo la romántica escena que mi hermana y su novio estaba montando, ella se despegó de Devon de inmediato y me miró con reproche, mientras él estaba haciendo un gran esfuerzo para no soltar una carcajada.
Ellos eran así racionalmente opuesto en cada sentido, mientras Diana se avergonzaba u se enojara con estas cosas, Devon se reía y hasta te seguía el chiste. Aunque en serio no esta muy segura de que llevaba ropa interior.
-¿Es en serio? No puedes guardar tus inapropiados comentarios para ti -reprocho Diana cruzándose de brazos, demostrando su enojo.
Devon entorno los ojos ante la actitud de mi hermana y me susurro un "tranquila."
-Pensé en voz alta, perdón por hacerlo entonces -expuse con fastidió, la rubia estaba dispuesta a responderme y lo hubiera hecho si Devon no se le adelantaría ante el sermom sobre compartamiento dándole un beso en el cuello.
El domador de fieras apareció a mi rescate.
Los dos se pusieron a darse más cariño de lo que mis ojos querían ver y juraría que el único deseo que tenía ellos en ese instante era que yo no estuviera presente, así que esa fue mi señal para retirarme y verificar si traía ropa interior o no.
Sentí un ventisca helada colarse entre mis vestido confirmando lo ya obvio, a veces llegaba a ser tan olvidadiza hasta llegar a este punto, lo único que agradecia era el hecho de darme cuenta antes de llegar a la fiesta.
-Ya vuelvo ¡no tengan sexo en el sofá! -exclame saliendo de la sala de estar, escalera arriba hasta dar con la puerta de mi habitación.
Al entrar de lleno en la habitación, me tropecé con una prenda que se encontraba tirada en el suelo, me levanté y fui a buscar en mis cajones la prenda para ponérmela a través del vestido del diminuto vestido que me cubría.
Antes de salir me mire en el espejo y me acorde de algo fundamental para completar mi atuendo de esa noche; un sombrero, Mi fiel sombrero negro para ser específicos, lo tomé entre mis manos y lo puse sobre mi cabellera azul.
Amaba los sombreros y siempre lo veía necesario para adornar mi cabeza, ese pequeño fetiche comenzó desde pequeño y aún después de tanto tiempo lo mantengo.
Hace dos años decidí teñírme mi cabello de color azul, quería hacerme algo nuevo y ya que mi cabello no me gustaba y el color azul si lo hacía, los combine y puedo decir que no me quejo de tal resultado, aunque a mis padres casi les da un infarto cuando llegaron de sus vacaciones de verano, al verme con el cabello azul y la muñeca tatuada. La verdad ya tenia varios tatuajes para ese entonces pero ninguno de ellos eran tan visibles como aquel que me hice en toda mi muñeca, que consistía en un árbol, un árbol con un curioso infinito en lo que debería ser las raíces, sin duda era mi tatuaje favorito.
Luego de varias explicaciones a mis padres pudieron calmarse, aunque siempre me reprochan lo mismo sobre dejar de marcarme tanto el cuerpo o dejar de que según ellos: "Un unicornio me vomite el pelo", demasiados exagerados en mi opinión.
Salí de la habitación apurada, para llegar nuevamente a la sala de estar, No es Bueno dejar sólo a esos dos en plena sesión de besos candentes.
-Llegue, así que deja de manosear a mi hermana -anuncie al entrar en la sala.
Ellos que se encontraban dándose un acalorado beso, el cual detuvieron y centraron su atención en mi.
En estos años de relación que mi hermana ha mantenido con el sensual Devon siempre he tendió el papel de faro, era la que siempre le arruinaba lo momentos románticos e incluso fogosos en algunas ocasiones, no obstante también era la que ponía paz entre ellos cuando discutía o tenía un mal entendido, Así que más que ser un estorbo soy una gran ayuda o eso me hago creer siempre.
Es mejor siempre ver el lado bueno de la cosa, aunque ese lugar ni siquera exista en el momento.
-No la estaba manoseando -se defiende Devon.
-Si claro, sólo le abrazabas su culo con tu mano ¡ahora todo tiene sentido! -espete con sarcasmo, entornando mis ojos.
Los dos refunfuñaron levantándose del sofá para irnos. Caminamos hasta la salida en silencio y no fue hasta subir al auto de Devon que una pregunta se formó en mi mente y necesitaba una respuesta clara.
-¿Creen que él vaya a la fiesta? -inquiero sin evitar que la emoción se apodere de mi sistema.
Diana resoplo, provocamos que su sonrisa de estúpida desapareciera de su rostro, preparandose para hablar, siempre en su tono mandón:
-¡Cali! Deja de acosar a Luke Maxwell -mascullo con un gesto cargado de molestia. Devon a su lado se echo a reír mientras mi cara de indignación no podía ser mejor.
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Editado: 03.02.2022