Mira Luna y la Academia Farewell

CAPITULO 6

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Las clases no iban todo lo bien que Mira hubiera esperado. Ni una sola de las asignaturas que estudiaba se le daban bien. Ni si quiera física y química donde siempre había destacado de manera sobresaliente. En la ultima clase, en el laboratorio, no había sido capaz de reconocer ni uno solo de los elementos de los que hablaba la professora Pussett. Desconocía de qué tabla periódica estarían sacados, pero desde luego no era de la tradicional. Fue la única que no consiguió llevar a ebullición su mezcla de orenta y sodio, pero es que su cerebro era incapaz de olvidar los principios químicos que conocía, los más tradicionales, para formular unos nuevos. Y qué decir de la clase de algebra donde el Professor ya la había tomado por la tontita de clase. Se sentía muy frustrada, francamente, porque siempre le había ido bien en la escuela. Lo de sacar malas notas era algo nuevo para ella. Excepto en mitos y leyendas donde la professora Birdwishtle le había puesto un nueve en su trabajo. A toda esta frustración debíamos sumarle que Antía no le dirigía la palabra desde la intrusión en su habitación. Ni si quiera había podido explicarse para hacerla entrar en razón asique, simplemente, la ignoraba. Lo que Mira no había podido comprender aún era como demonios llegó Antia a su habitación, aquel día, si ella la había dejado en el comedor con Mafalda quien, pensándolo bien, quizás supiera algo al respecto.

Mira se dirigió a la biblioteca con paso firme para buscar a su compañera, tenían horas libres y Mafalda siempre se recluía allí. La encontró en una mesa apartada y sola como venía siendo habitual.

  • Mafalda tenemos que hablar.
  • Pero no se puede hablar en una biblioteca Mira Luna

Mira se quedó perpleja durante algunos segundos. Nunca sabía por dónde saldrían las ocurrencias de la chica por lo que era imposible de predecir.

  • En esta biblioteca si puede hablarse, al menos por hoy.
  • ¿Lo ha dicho el Maestre?

Mira se lo tuvo que pensar poco para mentir y decir que sí, que era una excepción que el Maestre había comunicado para aquella mañana. Mafalda pareció satisfecha y más colaborativa en cuanto creyó que que no incumpliría ninguna norma que pudiera perjudicar a Fleming.

  • Cuando hace un par de días me fui del comedor y os dejé solas a ti y a Antía qué paso. - preguntó Mira aceleradamente.
  • Que no me dirigió la palabra lo cual no es nada inusual después de todo.
  • Pero necesito que recuerdes cuando tiempo siguió en el comedor.
  • Hasta que se terminó su comida que, si tenemos en cuenta la capacidad que tiene para comer, no serían más de diez minutos.
  • ¿Tanto? - preguntó Mira sorprendida. Su cabeza iba a tal velocidad que no era capaz de que sus palabras le siguieran el ritmo por lo que se le atropellaban sin querer.
  • Diez minutos es poco tiempo si lo piensas bien- añadió Mafalda.
  • No lo suficiente para llegar hasta su habitación antes que yo.
  • Quizás sea más rápida…
  • Mafalda céntrate- pidió Mira consciente de que había sonado demasiado dura- Yo me fui directa a Fleming por el único camino posible que une el comedor con nuestra casa. Es literalmente imposible que Antía llegara antes que yo y, sin embargo, lo hizo. ¿Lo entiendes?

Mafalda asintió sin perder la expresión que siempre mostraba. No estaba en absoluto sorprendida ante las explicaciones de Mira y esta no entendía el por qué. A veces se hacía demasiado frustrante la falta de expresión de la muchacha.

  • ¿Estás segura de que lo has entendido Mafalda? - insistió su compañera.
  • Si. Antía llegó antes que tu ha su dormitorio, aunque tu saliste primero del comedor. Es una ecuación sencilla.
  • ¿Y no te sorprende? ¿Cómo pudo hacerlo? Es imposible.
  • Quizás simplemente se apareció allí, no debería hacerlo, pero quizás lo hizo. Antía no tiene pinta de seguir demasiado las normas.

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Mira suspiró exasperada intentado controlar sus palabras para no dañar a Mafalda. Era extraño, pero cuando trataba con la chica comenzaba a comprender a sus padres. Los imaginaba intentando mantener una conversación seria con su hija mientras ella no paraba de dar respuestas y conjeturas fuera de lugar. A lo mejor ese había sido el plan de su madre desde el principio. Quizás FireWell la estuviera ayudando a madurar después de todo.  Dedicó una leve sonrisa apaciguadora para que no se sintiera violenta tras lo que le iba a decir.

  • Mafalda, a ver si te he entendido- sus palabras habían comenzado con un leve susurro, pero pronto su tono se fue descontrolando- Me estás diciendo que tu opinión es que Antía, simplemente, se apareció en su habitación.

Mafalda asintió sonriendo.

  • Hizo, ¡chas! ¿Y a pareció en su habitación? - insistió Mira ante lo que la chica volvió a asentir- ¿Y CÓMO DEMONIOS PODRIA ELLA HACER ESO?

Unos cuantos alumnos que se sentaban en una mesa cercana sisearon guardando al silencio a Mira y su compañera.

  • Tranquilos, hoy está permitido hablar- aclaró Mafalda ante la mirada desconcertante de sus compañeros y algún comentario de “está loca”- ¿Por qué no se lo preguntas a ella si tanto te inquieta?

Era la primera coherencia que Mira le oía decir, pero también era algo imposible dada la insistente costumbre de su compañera por eludir cualquier conversación que se intentara mantener con ella.

  • Eso es imposible. Ya la conoces. Tendré que quedarme con la duda igual que con todo lo demás.
  • ¿Qué es lo demás? - preguntó Mafalda.




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