CAPITULO 17
Pero Bryana ya había salido por la puerta dejando a Mira totalmente abatida. Lealtad. Esa era la principal virtud para los Spinter. Muy valorada también entre los Fleming. Por eso Bryana a Bryana la inundaba la decepción. Estaba demasiado furiosa para entrar en razón en ese momento. Cuando Bemus le habló sobre la visita de su alumna no perdió ni un segundo en ir a buscarla para rendirle cuentas. Aunque poco a poco había comprendido que, si lo pensabas bien, no era tan descabellado pensar en lo ocurrido como un golpe de suerte. Porque preparada o no, Mira por fin había visto la luz. Y ahora el camino sería mucho más sencillo. Pero ella debía representar su papel de tutora decepcionada con la mucha.
Antia lo había oído todo. Esperaba el momento en el que se produjera este encuentro desde que, hacía un par de días, había conseguido parar el conjuro de Mira junto a la puerta mágica. Suerte que ella había estado allí o de lo contrario las consecuencias habrían sido irreversibles. Se sintió tentada de dejarla actuar. Las culpas hubieran ido directamente para esa perfecta sabelotodo de Bryana Spinter. Esa farsante que defendía la lealtad sin aplicarla. La aborrecía. Pero la misión estaba por encima de todo lo demás.
Antia se sobresaltó al entrar en su habitación y encontrarse de bruces con Elijah.
Elijah se sintió un jubilo incesante. Aquello eran buenísimas noticias. Mira Luna era, sin duda la elegida, si había conseguido abrir esa puerta. Pero habría que actuar rápido. Si los Spinter le absorbían el seso todo estaría perdido. La necesitaban de su lado por voluntad propia y eso no iba ser tarea fácil. Por fin un triunfo personal. Uno pequeño. Pero el camino no había hecho más que comenzar. Por fin podría conseguir todo el poder que anhelaba. Demostrarle a su padre que no le necesitaba en absoluto para triunfar. Para ser alguien importante. Pronto, el monopolio Spinter desaparecería para dar comienzo a una nueva era. La del cambio. De la mano de Abaddon conseguiría todo aquello con lo que había soñado. Ser el director de la Academia FireWell y no el estúpido adonis que tenía como hermano. Tan portentoso; tan bien esculpido; tan asquerosamente perfecto que daba grima.
Elijah se acercó a la muchacha clavando sus imponentes ojos claros en los suyos. Antía se sentía estremecer cuando la miraba así. Quizás por eso había hecho todo lo que le pedía. Quizás por eso se había unido a la causa sin importarle los peligros del camino. Porque cuando Elijah la tocaba con sus suaves manos todo el mundo de Antia se detenía.
El hombre le beso el cuello, lentamente, recorriendo el camino que iba hasta el su lóbulo derecho, mientras ella se dejaba hacer.
Las palabras del Maestre se dejaron sentir por todo el cuerpo de Antia. Haciéndola estremecer sin remedio. Entonces Elijah se separó de ella y acariciando su mejilla le sonrió para después marcharse. Antia se quedó inmóvil durante una eternidad siendo consciente de lo perdidamente enamorada que estaba de su profesor.
Había sido[c1] así toda la vida. Cuando era amiga de Bryana, inseparables, lo perseguía en su vieja escuela solo para poder contemplarlo. Visitando la antigua residencia Spinter bajo cualquier pretexto para poder estar cerca de él, pero Elijah, como el adolescente que era, ni si quiera reparaba en su presencia. Y así había sido hasta hace un año cuando se lo cruzó por el vecindario.
Antia volvía a casa desde la escuela, era un viernes, y ni si quiera reparaba en lo que tenía a su alrededor. Poco le importaban aquellos mundanos descerebrados. Ella no debería haber estado allí. Debería haber estado en Firewall, con Bryana. Desde que aquella estúpida Academia se había fundado para la formación de jóvenes brujas y hechiceros ellas habían hablado de ir juntas. De lo maravilloso que sería compartir habitación y todas esas gilipolleces que una niña de diez años podría decir. Sin embargo, Bryana no había tan si quiera dudado al marcharse sin ella. Y Antia no la perdonaba por ello.
La chica no le había visto. Ni si quiera fue consciente de estar pasando por la puerta de la residencia Spinter. O lo que quedaba de ella. La familia, casi al completo, se había mudado, hacía unos años, a una residencia en los terrenos de Firewall. Aquella casa había quedado cerrada a cal y canto hasta que uno de ellos, Elijah, había comenzado a frecuentarla.