Al despertar, un dolor agudo en el cuello me hizo reaccionar. No tenía idea de cómo había llegado aquí ni de quién era. Miré a mi alrededor y lo que más llamó mi atención, era un camino de piedra. Instintivamente, seguí adelante, en busca de respuestas.
Esperaba encontrar a alguien, pero en mi camino fue imposible hallar algo. Después de un tiempo, el excesivo silencio me hizo sospechar de que algo estaba mal, pero no podía retroceder. ¿Había estado en peligro? ¿Existía alguna causa de mi amnesia? Podía recordar conceptos generales, pero no tenía ni un solo recuerdo personal. Mi mente empezó a entrar en desesperación.
—Debes ... calmarte —me dije a mi misma— Ten la cabeza fría.
En ese momento, comencé a escuchar ruidos y pude divisar a lo lejos, un enorme edificio de piedra. Después de unos minutos, me encontré con una larga fila de personas. Acercándome a una de ellas, pregunté:
—¿Qué están haciendo?
—Estamos haciendo fila para registrarnos —respondió bruscamente, como si quisiera evadir mi pregunta.
—¿Registrarnos? ¿Para qué? —pregunté perpleja.
—No tengo tiempo para explicártelo. Solo sigue adelante y espera tu turno —respondió de manera fría y seca.
Mientras avanzaba en la fila, el tiempo parecía detenerse. Un cartel en el edificio decía: "Bienvenidos a su nuevo hogar". ¿Había llegado allí como todos los demás? La duda me inquietaba, pero nadie parecía dispuesto a contestar mis preguntas.
Pasada algunas horas, el ambiente no mostró una señal del paso del tiempo. En medio de mis pensamientos, llegó el momento en que la puerta se abrió de repente, revelando la figura de un joven cuya apariencia resultó ser llamativa. Sus ojos tenían múltiples tonalidades, como los colores del arcoíris, mientras que su cabello lucía un tono blanco radiante. Fue con sus palabras que volví a la realidad.
—La inscripción no será difícil —él sostenía una hoja en sus manos—. Por tu fecha de nacimiento te llamarás "0806L".
—Eh, ¿Sabes cuando nací?
—Puedo saber la fecha de todos lo que lleguen. Por tu rostro, veo que aún estás confundida.
—Este es un lugar desconocido para mí; además, porque siento que todos parecen saber qué hacer.
—No es tan común ver pérdida de memoria; pero no debes angustiarte, los recuerdos de tu antigua vida, se esclarecerán de manera progresiva.
—¿Antigua vida? —dije esto con un tono sobresaltado— ¿De qué hablas?
—La situación parece ser peor de lo que imaginaba —su voz adquirió un aire más serio—. Antes de seguir adelante, es necesario que comprendas que... estás muerta.
Aquellas palabras resonaron en mi mente una y otra vez, y poco a poco todo comenzó a tener sentido; pero al mismo tiempo, una profunda angustia se apoderó de mí. Un torbellino de preguntas sin respuestas claras.
Intenté asimilar la impactante revelación que acababa de escuchar: "Estás muerta". Me resultó difícil comprender cómo podía ser cierto. No recordaba nada sobre mi propia muerte, ni siquiera tenía recuerdos claros de cómo había llegado. Todo parecía tan confuso y desconcertante. Mis nervios se intensificaban y, en un intento por calmarme, jugueteaba de manera ansiosa con mis rizos.
El joven pareció notar mi desconcierto y trató de tranquilizarme.
—No te preocupes, estás aquí por una razón. Hay una nueva vida que te espera, puedes tener una oportunidad de empezar de nuevo.
Sus palabras me causaron un ligero alivio, pero no pude evitar sentir un poco de temor ante lo desconocido. ¿Qué tipo de vida me esperaba acá? ¿Cómo era posible que hubiera otra oportunidad después de la muerte?
Antes de que pudiera hacer más preguntas, el joven me llevó a través de la puerta y me encontré en una gran sala. Allí había varias personas esperando. Observé a mi alrededor y noté que cada uno de ellos parecía estar en un estado de ánimo diferente, algunos estaban nerviosos y movían sus dedos con desesperación, otros reflejaban paz en sus rostros.
El joven me invitó a tomar asiento y esperar. Mientras permanecía sentada, hice un esfuerzo por recordar algo de mi vida anterior, pero todo parecía distante. Solo evocaba pequeños fragmentos sin conexión o sentido alguno.
Tras esto pude observar a personas pequeñas con uniformes similares al joven peliblanco, con la diferencia que ellos usaban máscaras blancas. Mi curiosidad se agudizó aún más. ¿Quiénes eran y cuáles eran sus funciones? ¿Acaso eran criaturas especiales o eran también almas en pena como yo?
Finalmente, reuní el valor para preguntarle al joven.
—¿Quiénes son esas personas con uniformes?
—¿Quiénes son?, son los empleados encargados de brindar servicios. Trabajan aquí desde hace mucho tiempo —respondió con una voz tranquila.
—¿Pero están vivos o muertos?
—¿Por qué importa? —preguntó con un tono serio.
—Porque necesito saber qué está pasando. ¿Acaso estoy en una especie de limbo o algo así?
—No lo llamaría limbo —dijo el joven enigmáticamente—. Pero tampoco lo llamaría el otro lado...
Estas palabras solo me confundieron más. ¿Qué significaba todo eso? ¿Había alguna posibilidad de salir?
La angustia comenzó a apoderarse de mí de nuevo, pero intenté luchar contra ella.
—Desearía salir de aquí , ¿Es posible? —le pregunté al joven.
—¿Deseas salir? Existe la posibilidad ... —respondió él—. Pero primero debes pasar por el proceso de inscripción. Además; es necesario que sepas que es algo complicado y casi imposible, la mayoría prefiere aceptar su nuevo hogar.
A pesar de todas mis dudas, no me quité esa idea. Él me entregó una pequeña tarjeta de identificación que tenía impresa mi nombre otorgado: 0806L.
—Te llevaré a tu alojamiento. Es importante que sepas mi nombre: Soy Asher, y a partir de ahora, deberás recordarlo si quieres dirigirte a mí. Soy la persona encargada de proporcionarle información a todos.
Editado: 06.08.2024