- ¿Me besarías?
-...- Su rostro se sonrojó.
-Sé que ya es tarde, pero... yo te amo, siempre estuve enamorado de ti.
-Yo también sentí lo mismo, creo que los dos lo sabíamos,
pero el tiempo... no bastó para demostrarlo.
-Lo sé y por eso, hoy te coloco este anillo –Se arrodilló ante el altar-, no quiero ocultar más este amor.
-... - Sus ojos, fueron la expresión más pura, de un amor sincero. Lloró.
- ¿Aceptas ser mi esposa?
En un llanto de lágrimas, solo bastó para decir:
-Sí, acepto.
-Los declaro, marido y mujer.
Con estas palabras, fue la unión de su amor.