Suelto un suspiro cansado, ya no más por hoy, es demasiado, todo lo que veo son número y cálculos si tengo los ojos cerrados. Apago la computadora y guardo todos mis documentos en el cajón y cierro con llave, creo que he trabajado suficiente por hoy, mejor me voy a descansar. Salgo de la oficina y apago las luces, a esta hora ya todos están en sus casas pero acostumbro a quedarme un poco más para terminar de arreglar mi desorden. Camino hasta mi auto y salgo del edificio, comienzo a conducir en dirección a casa.
Siento una tranquilidad poco común me fascina conducir, sin embargo no es algo común en mi, siempre dispongo de mis choferes, pero hoy, necesitaba sentir la adrenalina de pisar el acelerador y estar al pendiente de mi propia vida.
Me detengo en un semáforo una vez este se pone en rojo y me decido por una melodía suave en la radio para no estresarme, mi cabeza comienza a moverse al ritmo de la canción mientras tarareo el sólo del saxofón, no acostumbro a llevar el volumen alto por lo cual un grito llama mi atención, giro la cabeza y logro ver un hombre que está golpeando a una mujer, ella suelta gritos ahogados mientras él le grita malas palabras y la golpea con sus pies y aún con sus manos.
Algo me quema cuando veo tal injusticia, la mujer ni siquiera tiene la oportunidad de defenderse, sus gritos se apagan cada vez más, y se pierden entre las malas palabras que le dice quien da los golpes, por un impulso salgo del auto y cierro la puerta fuertemente.
—¡Señor! ¡Deténgase! — le grito, pero está concentrado golpeando a la chica.— ¡Señor! — grito más fuerte y él se detiene,busca alrededor y cuando me ve me mira molesto.
—¿Qué quieres? — dice en un tono brusco y arrastrando las palabras, puedo notar que está borracho. de alguna u otra forma me molesto aún más.
— Por favor no golpee a su esposa eso no es correcto — le digo en un tono de suplica acercándome lentamente
—¿Mi esposa? Esta perra no es más que una prostituta — dice y se ríe, la chica sigue en el suelo en posición fetal casi que meciéndose.
¿Qué carajos? Ni siquiera es su esposa o su mujer? ¿El mundo está tan mal que simplemente encuentras a alguien en la calle y lo golpeas porque si?
— ¿No es su esposa? — pregunto incrédulo de alguna forma
—No, no lo es, la saqué del prostíbulo de Naomi — dice arrastrando las palabras.
Nunca en mi vida había escuchado de ese nombre, por un segundo miro la vestimenta de la mujer que se encuentra en el piso y su falda es realmente corta y más aún por la posición en l a que está deja su trasero a la vista.
A ella de verdad debe estarle doliendo mucho.
—Señor a las mujeres sea como sea no se les debe golpear — le digo intentando calmarlo.
— Con ella yo hago lo que quiera, para eso le pago — dice pero lo ignoro y esta vez me acerco a la chica quien no se mueve.
Se ve tan indefensa que me da miedo tocarla y hacerle más daño, puedo ver lo moretones que comienzan a formarse en su brazo, una rabia extraña me inunda al verla ahí tan golpeada, asustada e indefensa, no es justo que las personas tengan que pasar por este tipo de abusos.
—Señor lárguese de aquí — le digo entre dientes.
No soy una persona que se deje llevar por la rabia o los sentimientos, pero en serio quiero ver a ese imbécil comiendo mierda en este mismo momento.
—Esa perra me dijo que podía hacer lo que quisiera con ella — dice y levanta la mano para golpearla pero la detengo en el aire y la doblo en una llave, él comienza a quejarse, pero yo sólo siento que me ira aumenta.
—Es la última vez que voy a decírselo, lárguese de aquí — digo y le suelto el brazo, él me mira molesto y comienza a alejarse pero no lo hace completamente.
—Entonces que me regrese mi dinero — dice el señor.
¿Qué mierda? Acaba de medio matar a una mujer y este pedazo de imbécil está pensando en dinero, si me diera la maldita gana llamaría a la policía y haría que pase el resto de su vida en prisión, sólo porque así lo quiero.
Tómo aire
—Tome su maldito dinero — le digo y saco unos billetes de mi bolsillo, se lo tiro al piso, él rápidamente se tira al piso por el dinero, me retengo de aprovechar y golpearlo porque no quiero ni necesito un escándalo ahora y sólo sería de cobardes golpear a su contrincante cuando este no puede defenderse. el imbécil termina de recoger el dinero y se aleja velozmente tropezando por el alcohol que hay en su sistema.
Me giro hacia la chica quien sigue en posición fetal mientras está quieta, ya no está ni siquiera mesiéndose, me acerco a ella sin tocarla.
—Oye, ¿Estás bien? — le pregunto y ella saca la cabeza del escondite en el que la tenía y se sienta, abre los ojos y me observa.
Por Dios, esta mujer tiene unos ojos demasiado hermosos. Pero miro su rostro y noto que en diferentes partes de este hay heridas con sangre y ya comienzan a hacerse moretones en su rostro.
—¿Usted también va a golpearme? ¿Es uno de sus amigos? — me pregunta en un hilo de voz sin embargo lo dice en un tono brusco.
—No, claro que no, no pienso hacerle daño — le digo, ella asiente con la cabeza y lo siguiente que hace es cerrar sus ojos.
—Bien, sáqueme...— y no termina de hablar.
—Señorita — la llamo pero ella no me escucha.
¿Se desmayó? ¿Qué mierda? ¿Por qué se desmaya justo ahora? Y aquí.
Suelto un gruñido molesto, no puedo dejarla aquí, está muy mal herida, creo que los golpes le han causado el desmayo.
Tomo a la chica entre mis brazos con cuidado de no herirla, para mi sopresa la chica es liviana, espereñé que pesara un poco más, la subo a mi auto una vez llego hasta ahora, la aseguro con el cinturón y me subo. Cambio mi dirección y voy hasta un hospital. Bajo con ella en brazos y pido ayuda en urgencias.
—¿Qué le pasó señor Angell?— me pregunta una enfermera al ver que fui yo quien la trajo.
—Un señor la estaba golpeando en la calle, no sé quien es, después que hice ir al señor ella se desmayó — le digo.