¡mírame, Jhen!

Capítulo 10

Los recuerdos que más duelen, son los que son anhelados y jamás fueron cumplidos. Un alma en pena siempre quedara en pena por poseer estos sentimientos. Jhen lo sabía. 

Yo lo sabía.

Porque aunque lo niegue...yo era Jhen.

Aquellos recuerdos que alguna vez creí que eran un sueño, una pesadilla...habían sido mi vida. Mis recuerdos, mi maldita desgracia.

No, no lo recordaba todo con claridad, es más me sentía en un limbo. Tal y como lo estaba cuando deambulaba por el mundo. Solo tenía una cosa clara y eso basto para que el miedo, un miedo del que nunca querrás sentir, me dominaba el cuerpo.

No era mi vida.

No era mi cuerpo.

No era yo.

Y eso daba miedo. Tenía miedo porque sentía desesperación ante los pocos recuerdos que tenía. Esa no era mi familia. Yo...había olvidado a mi familia. Lo que tenía con ellos, me había...olvidado a mí misma.

El pánico me envolvía, tanto como los dos agujeros que estaban en lugar de sus ojos. Me reclamaban, me miraban furiosos y con rabia. Me miraban dolidos, me dolía.

¿Qué diablos hice? ¿Esto era la reencarnación? ¿Qué era? ¿Qué se supone que soy?

¿Quién soy yo?

Las lágrimas salieron de mis ojos ante el miedo, la rabia y el dolor que sentía. Mi cuerpo tembló en espasmos violentos provocados por el miedo.

¿Quién era? ¿Quién soy? ¿Qué hice?

Había muerto, lo había hecho pero decirlo era algo que no podía hacerlo. Aunque ella, aquella voz en el fondo de mi consciencia que nunca había dejado el odio hacia mí misma por mis acciones, si era capaz de hacerlo. Pues no dudo en soltarlo.

Eres Jhen, estás muerta, jugaste en el bando equivocado. Te equivocaste. ¡Estás muerta Jhen! ¡Moriste!

Solté un grito y retrocedí asustada. El me cogió entre sus brazos y me atajo hacia él en un intento de consuelo.

-No-sollocé-no estoy muerta. No puedo estar muerta.

-Cariño

-No Damien-negué apegándome más hacia el-esto no es real. Esto no es real.

Pero aunque me lo repitiera, lo era. Era tal real como el desorden que había causado. Una vida...por otra.

Eso había hecho.

Y ahora debía lidiar con las consecuencias de mis estúpidos actos.

 

***

 

27 de Junio del 2018

 

Ya eran varios días desde aquel suceso, y desde entonces había evitado toparme de cualquier modo a Damien. Ahora que sabía más cosas parecía como si mi cuerpo fuera cambiando.

De pronto empecé a notar como mis mejillas se limpiaron de las pecas. Como mis ojos se volvieron más oscuros. Y como empezaba a oír y ver personas que yo sabía que estaban muertas.

Esos días murmuraba “estoy loca, estoy loca” mientras me mecía en el piso de mi cuarto como una. A mis “padres” no les importo y menos notaron mi ausencia en la casa, pareciera que les diera igual. No me dolió, o tal vez si solo que los sentimientos parecían ser un pequeño y lejano zumbido.

Pero hay días que quería creer que estaba cuerda. Este era uno de esos. Por eso me encontraba en mi cuarto apegada las piernas y con mi cara entre ellas mientras lágrimas cayeron por mis mejillas. 

-No estoy loca-murmuré abrazándome-no lo estoy.

Al menos eso me dije durante toda mi vida para mantener mi cordura. Pero ahora definitivamente parecía que había perdido la cabeza, al menos eso esperaba. Eso sería mejor que enfrentar esta realidad.

Porque aun sus palabras se me repetían. Sonaban lejanas y a la vez familiares. Era aterrador, algo peor que la muerte, no era está en sí. Era la incertidumbre de que pasará después.

Yo lo sabía, sabía que pasaba después. Pero no dejaba de ser aterrador.

Si moría de nuevo. ¿Volvería a hacer lo mismo? Volvería a tener otra vida, otras personas, otros pensamientos. Me perdería de nuevo, perdería a mi familia.

¡No lo sabía! ¡Joder, no lo sabía! Y no saber me mataba.

Solté una sonrisa irónica, como si eso de verdad fuera a matarme.

 

***

 

29 de Junio del 2018

 

Luego de pensar en varias cosas por varios días tome un decisión, todos; los fantasmas que me joden las noches celosos por mi cuerpo, los chismosos, las celosas que tengo por ser amiga de Jackson, Annabelle, Damien y aquella anciana. Todos y cada uno de ellos ¡pueden irse a la mismísima mierda!

¡Incluso Jhen!

Por esa razón me encontraba usando una ropa muy opuesta a la que Annabelle-Jhen sabía usar. Por esa razón mi vestido podría muy bien no usarlo, es tan corto que si me agacho verían mi culo, y tan ajustado que resaltas las curvas que no tenía hasta hace unos días.

No es que me estuviera quejando de tenerlas. 

Todos me miraban y quería reírme de sus expresiones de sorpresa, así fue todo el día hasta que vi a Jackson. Mi corazón-que ya no sabía si era mío o de Annabelle-se aceleró como siempre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.