Entré a casa un poco cansada y frustada por el día de hoy. Estaba trabajando de cajera en una floristería del centro. Mi jefe era alguien pasivo y tranquilo. Era fácil y tranquilo. Pero, días como hoy no lo eran.
— ¿Tienen polen? — pregunto por quinta vez la señora.
— No lo sé. — respondí amablemente, estaba llegando a mi límite.
Me estaba hartando.
— ¡Cómo no vas a saber si trabajas aquí! — grito.
— Le dije que no sé, señora. Soy nueva — respondí. — ¿Va a llevar o no los girasoles?
— ¿Tienen polen? — pregunto de nuevo.
Suspiré
— No, no sé si tienen o no polen señora. ¿Las va a llevar o no? — dije, en tono de exasperación.
— Si, ni modo. Las necesito. — me entrego el dinero, lo coloqué en la caja. Saqué la factura, forre las flores y se les entregué
— Tenga, gracias. Feliz día. — respondí alegremente.
— Si claro. — respondió con sonrisa falsa.
O yo no tenía paciencia, o esa señora no sabía que comprar.
Dejé las llaves en el bold de la entrada y me encaminé a la sala. Coloqué mi bolso en la mesa y me tiré al sofá. Estaban todos en casa, incluso Jeff. Los días libres en su bufete habían empezado y por mi culpa, no fuimos a ningún lado.
Me disculpé muchas veces, y todos dijieron que tenerme allí eran como vacaciones permanentes
— ¿Problemas en el paraíso ? — pregunto Ray, en tono juguetón. Todos me miraron.
Colocaron pausa a la película que veían y me miraron a mí.
— En el paraíso del polen. — dije, estresada.
— ¿Ah? — pregunto Thomas, levantando la mirada de su celular.
Había descubierto que, Thomas pasaba tanto tiempo en su celular porque tenía un blog de preguntas en dónde los estudiantes, colocaban sus dudas o ejercicios sobre cualquier cosa. Y él las respondía. Y, era muy reconocido. Mientras más rápido ayuda a los estudiantes, más repercusión y compartidas tiene. Consiguendo así, muchas más vistas.
Claro, los chicos ni siquiera preguntan que hace, solo le dicen El friki. Lo que, hace que llegué a preguntarme. ¿Acaso no les importa su amigo?
— Si Thomas no entendió. Imagínate nosotros, que somos almas en pena. — dijo, James.
— Una señora estuvo 30 minutos en la tienda, preguntando flores por flores si tenían polen o no. ¡Y yo no conozco nada de flores! — chillé y ellos rieron.
La puerta de casa se abrió y Ethan entro. Supuse que venía de trabajar también, por su atuendo, parecía enfermero
— ¿Tienes polen? — dijo apenas entró y me vio. Había escuchado la conversación.
Tras eso, todos estallaron en todas de nuevo.
— Idiotas. — sisee mientras desbloqueaba mi celular.
Lo primero que vi tras desbloquearlo eran las noticias del sitio web de noticias el cuál estuve mucho tiempo suscrita. Porque ya no.
Su titular decía.
"Hija del empresario Michael Madison trabajando en una Floristería. ¿Dónde está papi? "
Gruñi, era la tercera vez en la semana que salía de titular en noticias o incluso, periódicos. Por más que pasaban los días no dejaban de seguirme y sacarme fotos.
— ¡Estúpidos, Idiotas! — grité. Todos levantaron la vista de sus cosas para mirarme a mí.
Ray leyó el titular en voz alta para que todos escucharán.
— Si, son unos estúpidos. — completó James. — Pero, que nada te afecte. La próxima vez que los veas, dales unas patadas en las partes bajas. ¡Y problema resuelto!
— El problema es que, nunca los veo, ni siquiera se dónde se esconden para sacarme fotos. — dije mientras bajaba la información en la página web.
La foto era mientras le entregaba el ramo de girasoles a la señora Polen.
Hemos tenido varias semanas, en dónde muchos de nuestros informantes nos han dado saber que. Samantha Madison, está trabajando en un Floristería del centro en el otro extremo de la ciudad, muy lejos de su padre y su casa. Y que, también se ha dejado ver muy feliz con 5 chicos. Con los cuáles vive o comparte todos los días.
¿Problemas en casa? ¿Relación Poliamorosa? ¿Qué dice Michael a todo ésto?
Odiaba esto, siempre estaba en las noticias, era como que esa noticia no pasaba de moda y me estresaba.
¿Qué no tenían vida propia?
La nuestra importa más.
Y para completar, las llamadas y mensajes de Michael todos los días, no paraban llegaban y llegaban sin parar. Y nunca las contesté. Cómo ahora, estaba sonando una llamada de él, y dejé que sonara y no respondí hasta que dejó de sonar.
— ¿Aún las llamadas no acaban? — pregunto Ray viendo mi celular y negué. — ¿Por qué es que no se hablan? — añadió.
Aún no les contaba lo sucedido, había pasado una semana, y luego de tres días volví a ser yo en un cincuenta porciento. Pero, ahora ya había pasado una semana y no les contaba.
Y era momento de hacerlo.
— Chicos.. — llamé su atención. Y las conseguí. — Yo no les dije el por qué no hablo con mi padre.
— Sam.. — James trato de hablar pero lo callé.
— No, está bien. Se los diré. Hace una semana, tuve una cita con mi abuelo por el área de psicología, por mi problema del TLP. ¿Les dije? Tengo trastorno de límite de personalidad. Tengo dos personalidades en mí. El punto es, que me dijo. Que en mi mente, hay un telón que hace que no recuerde ciertos momentos de mi infancia, por los traumáticos que pueden llegar a ser, esos recuerdos son reemplazados por otros los cuales no recuerdo haber vivido. Pues, ese mismo día, me obligue a recordar momentos que no recordaba. — pause y todos me miraban expectantes