Son los años 1250 a.c, afuera se escuchaba como el ejército griego entrenaba, también se escuchaba los gritos y el movimiento de los siervos que por algún motivo el día de hoy estaban caminando más ajetreados que nunca.
En uno de esos momentos escuche el ruido de las puertas abriéndose de manera algo brusca, era mi tía y mi prima, ambas estaban enojadas ya que me había quedado dormida.
— Princesa despierta —me destapa las sabanas mi tía—. Es hora de arreglarse, hoy vendrán visitas muy importantes y tenemos que estar a la altura del evento, arriba Alexandra —grita más mi tía.
— Sabes que a mi tío no le gusta que lleguemos tarde a la sala real, ya despierta Ale —me mueve mi prima Chloe para que me levante pero yo no quiero.
— Denme cinco minutitos más por favor —me tapo la cabeza con las sabanas.
— Nada de cinco minutos, tu baño ya está listo desde hace una media hora. Mientras te
bañas escogeré tu ropa. Así que muévete niña holgazana —me saca las sabanas de la
cabeza mi tía de manera brusca.
— Ya está bien, si así me dejan de molestar, les hare caso —me levanto de mala manera.
— No me hables de esa manera, háblame con propiedad, tú eres la hija del Rey Eudor así
que compórtate como tal —me regaña por mi mala actitud.
— Esta bien tía, lo siento —le miro con tristeza fingida y me meto al baño mientras escucho como mi prima se ríe por mi actuación.
— Ustedes dos me hacen envejecer más rápido, les espero en la sala del trono en cinco minutos y Ale por favor arréglate más, necesitas estar perfecta —me recalca Yo hago oídos sordos, yo no necesito ser perfecta porque ya lo soy. Y si me ven tan imperfecta entonces su problema de ellos.
Con pesar voy a mi baño para poder darme un baño caliente, la última vez que no hice caso
a mi tía tuve que bañarme con agua fría por tardar tanto.
Minutos después salgo de mi baño reconfortante para suerte mía las siervas habían puesto pétalos de rosas el olor a las rosas siempre me relaja, regreso a la cama donde veo a mi prima sentada y mi
vestimenta encima de la cama. Me acerco lentamente y veo el vestido que había escogido
mi tía para la dichosa reunión o lo que sea, el vestido es totalmente plateado, está bordada la parte de la cintura con diferentes diamantes de todos los tamaños, también tiene un cinturón grueso ajustable para poder acentuar mi cintura, la falda es lacio, encima tiene una tela transparente que hace que tenga un toque mágico, según veo tiene una abertura a lado derecho de la pierna que solo se verá cuando caminare, pero lo que me sorprendió fue que
tiene una pequeña capa muy delgada de la misma tela, realmente es muy hermoso el vestido, está vez mi tía escogió bien, alado están mis sandalias listas para ponérmelas.
— Ya descubrí cual es el motivo de la reunión en la sala del trono —me dice Chloe mientras
escoge las joyas que debería usar.
— ¿Y cuál es? Dilo, suelta el chisme —pregunto ansiosa mientras me pongo el vestido y la
sierva me ayuda
— Vendrán a realizar una alianza estratégica mediante el matrimonio —dice y me empiezo a preocupar.
— ¡¡¡¡¡¡¡Que!!!! —grito asombrada—. Pero si vinieron para eso, seguro que es para mi hermano Apolo —le quito importancia—. Así que cambia tu cara de asustada por una más
feliz o te arrugaras —le digo tratando de controlar mis nerviosos y no ser consumida por el miedo.
Me siento y la sierva me empieza a peinar, antes de empezar le pedí que me hiciera dos pequeñas trenzas muy delgadas mientras ella hace eso yo me maquillo solo me pintare los labios y me pondré un poco de Khol.
— Jajajaja que graciosa —se ríe sarcásticamente—. Yo no tengo arrugas y jamás las tendré pero de todos modos tenemos que estar preparadas por cualquier cambio de planes.
Antes que yo pueda decirle algo a Chloe tocan la puerta, doy la orden de que entre y muy
tímidamente abren la puerta.
— Princesas el Rey Eudor llama por ustedes —me dice una sierva mientras entra.
— Enseguida bajamos —contesta Chloe—. Ale iré de una vez, le diré que tardaras un rato
más —me dice mientras deja mis brazaletes
— Gracias —respondo mientras me retoco y
Chloe y la sierva salen muy rápidamente cerrando la puerta tras salir —suspiro—. Vuelo a
verme al espejo y me pongo las diferentes pulseras que tengo, mis aretes con perlas en las
puntas y mi collar preferido que tiene la imagen de Atenea, la diosa de la sabiduría.
Este collar fue diseñado especialmente para mí, mi hermano también tiene una manilla con
otra imagen, nunca entendí por qué cada uno tiene uno diferente. Tal vez sea por la
diferencia de personalidades que tenemos o son nuestros dioses protectores.
Sala real
Ya lista y perfecta entro a la sala real, muchos me miran de pies a cabeza pero yo solo
camino hacia dónde está mi prima Chloe que está terminando de hablar con un muchacho muy simpático, creo que es uno de los amigos de mi hermano Apolo. Cuando me acerco y
estos a unos metros, ellos inmediatamente se separan, el muchacho hace una reverencia y
se va a otro lado dejándonos a las dos solas.
— Prima, todos fueron a recibir a la comitiva que trae a los invitados “especiales” —me
susurra Chloe.
— Chloe, eso no se hace —le miro feo—. Si quieres hablar con él, vete al jardín allí nadie los
molestara ni los vera. Si mi Padre o la tía te ven te armaran un problemón —le recuerdo.
— Cállate, el solo es un amigo, un muy buen amigo —me dice—. Espero no digas nada o les contare que te vi llegar muy tarde el día de la vendimia y con un tufo que hasta mí me mareo —me amenaza y yo me quedo inmóvil sin saber cómo contraatacar.
— No puedes, eres una……………
— Más bien cuéntame lo que sucedió con el sabio Sócrates —me cambia la conversación la
muy desgraciada—. Según me dijiste estaban queriendo empezar un romance contigo.
— No me hables de ese soquete —hago mueca de disgusto—. Que de sabio no tiene nada
—le digo muy enfadada porque me hizo recuerdo de ese idiota.
— Pero porque, ¿Qué paso?, cuéntamelo —me pone más atención.
— Pues le destinaron a otro templo y en vez de decirme “Nos estaremos comunicando” y
querer seguir conmigo me dejo una carta con un guardia que decía: ADIOS &. —le comento.
— Enserio que idiota, de la que te salvaste —me da la razón Chloe.
— Exacto…
Antes de terminar de decir algo más las puertas se abrieron y entraron toda la comitiva y los
huéspedes misteriosos y tan esperados, inmediatamente mi Padre que estaba hablando con
sus asesores nos presentó a todos. La verdad es que era la primera vez que los veía, desvíe mi mirada y me percate que a un costado de la sala real se encontraba Paris.