—¿Entonces? ¿Vamos al cine? —. Suspira dramáticamente—. ¡Estoy cansada de estar encerrada!.
—No lo sé, sabes que no soy de salir mucho.
Aunque no puedo verla, se que viró los ojos. La conozco tan bien.
—¡Oh, vamos! —. Exclama desesperada. Se muere por salir de su casa.
—¿Qué hay a cambio? —. La única forma para que yo pueda salir es dando, dando y felices todos.
Andrea celebra.
—¡Lo que quieras! —. Habla entusiasmada—. ¿A qué hora y en dónde nos vemos?.
Miro la pared mientras pienso.
—En una hora —. Digo mientras pienso en el lugar—. En el shopping, me esperas en la entrada.
—Esta bien. Iré a arreglarme. ¡Nos vemos en una hora!—. Ella celebra y cuelga mientras yo bufo.
No me emociona la idea de salir. Pero no he visto a mí mejor amiga desde que salimos de vacaciones. La extraño mucho, y eso que recién van tres semanas.
Me levanto con pereza de la cama. Conecto el teléfono con la bocina por Bluetooth, le doy play a mí lista de reproducción y me dirijo a darme una refrescante ducha. Salgo del baño con la toalla en el cuerpo, voy hacía el armario y me pongo la ropa interior.
Busco la ropa y ¡Bingo!
Me decidí por un short jean negro, una blusa del mismo color y unos botines amarillos. Amo los botines. No me culpen por ser como soy.
Camino hacía el espejo y solo me peino. No me maquillo, casi no lo hago cuando salgo con amigos.
Estoy lista.
Bajo las escaleras y me encuentro con mí mamá. Está viendo una de sus novelas.
—Mamá —. Ella se gira para verme—. Saldré un rato con Andrea al cine. Vuelvo en unas horas.
Ella sonríe. Amo la sonrisa de esa mujer.
—Está bien, hija—. Siempre tan comprensiva—. Tiene que regresar antes de la cena, no lo olvides.
Me acerco y le doy un beso en al mejilla. Cojo las llaves de la casa junto a mí teléfono—que ya lo he desconectado de la bocina—y salgo.
(...)
Le pago al taxista, me bajo del taxi, y me dirijo a la entrada del shopping. Veo a Andrea en una banca sentada.
Está tecleando algo en su teléfono.
—¿Con quién hablas? —. Le susurro y ella pega un salto.
—¡Estúpida! —. Me pega de broma con su puño en el hombro—. ¡Me asustaste! Pensé que era un violador o algo así. Tonta.
—¿Un violador tendría voz de mujer?—. Pregunto y no aguanto la risa. Ella me mira con enojo—. Ya. Vamos por la película—. Ella me sonríe como cuando un niño hace una travesura—. Por qué... Ya escogiste la película ¿No?
Ella niega.
¡Dios, dame paciencia!.
—¡Dios, Andrea! —. Exclamo, ella es muy como decirlo... lenta para éste tipo de cosas, ella solo quería salir de su casa y ya—. Ven. Vamos por una película.
Nos dirigimos a las salas de cine. Por suerte no hay ninguna fila.
—Buenas tardes —. Digo saludando a la chica en la caja—. Me da dos boletos por favor.
Ella asiente.
—Claro. ¿Para qué película? —. Pregunta ella.
Uff, no me he detenido a revisar la cartelera.
—Para 'X Men: Bird Phoenix' —. Habla está vez Andrea.
Ella sabe lo que me gusta.
—Claro —. Ella nos dan los boletos y dice—: Sala 4, asientos 12 y 13.
—Gracias —. Le digo y nos dirigimos a la sala.
—Anda y reclama la entradas—. Dice mí mejor amiga—. Yo iré a comprar algunos dulces.
—Esta bien.
Me dirijo hacía el guardia que recibe los boletos y a cambio te dan entradas para entrar a la sala. Él lo hace y yo espero a Andrea.
Luego de diez minutos, aparece Andrea con un montón de dulces en una bandeja, y junto a estos hay dos hamburguesas y dos Coca-colas.
Todo se ve tan rico.
—Vamos.
(...)
Les resumo lo que pasó luego de entrar en la sala.
Resulta que la inteligente Andrea se olvidó de apagar su teléfono o ponerlo en silencio y en mitad de la película le comenzaron a llegar mensajes y más mensajes, lo malo no era eso, lo malo era que el aparato sonaba cada vez que llegaban mensajes. Cómo la gente se estaba comenzando a desesperar, tuvo que silenciarlo.
Luego de eso, ella se quedó dormida y todo bien, hasta que comenzó a roncar y la gente decía no escuchar la película, así que tuve que despertar a Andrea y salir de ahí.
Gracias ella me perdí la película.
Ahora, aquí estamos. En el McDonald's, comiéndonos una cajita feliz cada una.
—¡No lo puedo creer! —. Ella se fija en algo o alguien detrás de mí—. Mira quién está allí y con quién.
Me viro y dirijo mí mirada hacia la mesa de frente.
Eros Andrade, el mujeriego número uno del colegio, se encuentra sentado frente a nosotras con Angélica Pérez, la mejor amiga de su novia, Melany López.
¿Que estarán haciendo esos dos?
—Los veo muy cariñosos —. Comenta Andrea y no puedo evitar mirar y confirmar eso.
—¿Por qué le hace ésto a Melany? —. Pregunto y ella no responde—. ¿No crees que es muy desconsiderado de su parte estar engañandola con su mejor amiga?.
No puedo creer que su mejor amiga y su novio se vean a sus espaldas. Me da coraje, ella es un alma solidaria que le ha entregado su corazón al estúpido e inepto más grande del colegio, Eros Andrade.
—Claro que lo es, sobretodo si él ha estado con ella desde que ingresamos al cole —. No entiendo cómo Melany conoció y se enamoró de ese estúpido—. Pero... Nosotras no tenemos por qué meternos dónde no nos llaman.
Odio cuando tiene razón.
Bufo claramente enojada y les doy una última mirada antes de ver a mí mejor amiga.
—¿Sabes qué? —. Ella igual los mira una última vez para luego dirigir toda su atención a mi—. Ya se me quitó el apetito. Vámonos de aquí.
No voy a seguir en el mismo lugar que ese idiota con su 'amante'.
Salimos de ahí y tomamos un taxi con dirección a mí casa.
Cuando estába por abrir la puerta de la casa, ésta se abre de sorpresa.
No lo puedo creer.
—¿Qué haces aquí?.
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