- ¡Menos al que has vuelto!- ni bien abro la puerta del departamento que comparto con las chicas, escucho la voz de Romina y la veo muy cómoda en el sofá de la sala- Hay un tipo que abre los ojos y viene a jodernos con su existencia.- sí, puede que a las chicas se le pegue el lunfardo nuestro.
- ¿Nuevo vecino?- le pregunto quien no quiere la cosa.
- Es un arquero de tu país que llegó hace unos días.- se encoge de hombros y bebe el vaso de agua que tiene en la mesa ratona- Como es día de partido, Jimena lo acompañó a ver el equipo. Si no me equivoco...
Se escucha sonidos provenientes de la entrada, hasta puedo llegar a identificar una voz de hombre que suena bastante eufórico, cada vez más fuerte. La única que falta es Valentina y podemos recorrer la ciudad mientras me acostumbro al ritmo de la ciudad es lo último que escucho cuando aparecen las dos personas frente a mí.
Un hombre de pelo rubio oscuro peinado a un lado, tez claro, sin nada de barba y eso lo que a cualquiera le llama la atención los ojos grises. Debe estar los veinti pocos, casi la misma edad de Mariela y tiene rostro de bebé... Sería el hombre ideal para ella, de no ser que ya tiene a Fabio y que hay algo que no me cierra en él.
- ¿Guillermo Lambrecht?- puedo jurar que es el arquero del momento en Argentina y él me sonríe asintiendo con la cabeza- ¿Qué hacés acá?
- Como hay fecha FIFA, mi representante acordó que a mitad de año empiezo la primera experiencia internacional y vine a conocer la ciudad.- se encoge de hombros y me abraza- Por cierto, un gusto conocer a otra de las chicas que salieron del mismo equipo que yo.
A decir verdad, Guillermo lo subieron al primer equipo justo después de que nos viniéramos con Jimena a jugar a esta liga, solo que hace un año es el arquero titular y la rompe toda en los torneos nacionales e internacionales. Supongo que trataron de mantenerlo lo mejor que pudieron, pero todos los futbolistas quieren cumplir el sueño de jugar en Europa y él lo está por cumplir.
Siento que soy abrazada de nuevo y veo el pelo negro de Jimena delante de mis ojos. Extrañé mucho de estos abrazos, fue la única que estuvo en el peor momento de mi vida junto a sus padres y eso fue suficiente para tener mi confianza...
- Ya que regresaste, ¿Qué te parece si vamos un rato al bar de la esquina?- se aleja y sus brazos rodean al chico... ¡Que confianza!
- Solo un rato, tengo que acostumbrarme de nuevo a la hora.- le contesto y arrastro la valija a mi habitación.
Después de media hora, nos encontramos los tres sentados en un apartado. Aunque la idea en un principio era estancarnos en la barra, muchas personas se acercaron a sacarse una foto o solo para hablar y yo estoy bastante cansada por las horas de viaje.
- ¿Me podés decir que es lo que ocurre con vos?- Jimena me quita la copa de vino tinto de la mano y frunce el ceño- Estás rara desde que llegaste...
- ¡No me ocurre nada Jimena!- grito y agarro la copa para tomar el contenido que queda. Dios mío, no me va esto de tomar bebida alcohólica- Creí que era diferente. Resultó ser igual que el otro pelotudo que me vió la cara de estúpida.
- No me digas...- veo a mi amiga agarrarse los pelos.
- ¿Estás enamorada?- pregunta Guillermo. Olvidé que no estamos solas- Si es eso, no mereces sufrir por alguien que no lo vale. Sos una buena mina como para emborracharte por algo como eso.- lo miro y me sorprendo que su rostro esté tan colorado de la borrachera, su mirada se ve totalmente sincera.
Dejo a un lado la copa ya vacía y miro a Jimena que parece ser la única que está sobria, aunque todavía sigo en mis cinco sentidos. Prefiero estar en casa y ahogar mis penas con otra cosa, escucho siempre que un clavo saca a otro clavo. Y que mejor que volver a mi antigua vida, ¿no? Solo quiero tener la vida normal, la que era antes de viajar a casa y sin saber de la existencia de cierto hombre que dio vuelta mi mundo solo con conocerlo...
DOS SEMANAS DESPUÉS
Llevo un mes sin pisar el campo de juego y semana y media con el alta médica. Estoy al 100%, solo me queda ponerme a prueba para ver si aguanto los noventa minutos o hasta donde pueda dar. Ahora más que nunca suenan las alarmas en mi cerebro, el mensaje de Jimena y la realidad que me choca de frente: el puesto nunca lo tuve asegurado.
A pesar de que entreno con el equipo, voy a tratarme de la lesión a una persona de confianza de Ingrid. Sé que ella no va a decir nada y yo tampoco voy a delatarla, pero nunca está de más prepararme. Bayern Munich se comunicó con mi representante para saber mi situación y si fuese por mí no lo dudaría, más cuando se trata de jugar en Champions League. Su defensora se lesionó el partido pasado y por lo que llegué a leer es que va a estar dos o tres meses sin jugar entre reposo y rehabilitación. Yo estaría ahí hasta que finalice la temporada.
- ¡Ferrou!- cierro los ojos y frunzo mis labios al escuchar a Winkler, el encargado del futbol femenino, decir mi apellido mientras entra al gimnasio. No sé porqué le agrega la u...
Dejo las mancuernas en su lugar y agarro una toalla para secarme la transpiración de mi cara. Me acerco hasta él y lo miro a los ojos... Es de los pocos que veo que no sean colores claros. El típico ojos color marrón.
- ¿Ocurre algo Han?- le pregunto y solo me mira con ese aspecto serio que todos conocemos.
- Solo venía a decirte que nos vemos en junio.- frunzo el ceño y lo miro sin entender- Cuatro meses a Munich, disfruta mientras puedas.- golpea amistosamente mi hombro y me deja sola.
Mi celular suena en lo que veo venir a Jimena corriendo. En la pantalla leo el nombre de mi representante y contesto. Es lo mismo que me dijo Han. Los dirigentes me esperan a última hora para firmar el contrato y empezar mañana con el entrenamiento con el equipo. Terminamos la llamada con la idea de conseguir el boleto de tren lo antes posible y preparar mis pertenecias.