Para Min era bastante increíble saber que por un momento no había importado nada, por un momento Mariel y él fueron amigos que se aconsejan y no se estaban matando, se acostó nuevamente a como su menor le había enseñado, y sus pensamientos comenzaban a fluir, en cómo le diría a su novia que no se quiere casar aun, en sus proyectos para poner su propio restaurante, etc. Pronto, unos ruidos de piecitos corriendo en su dirección lo hicieron abrir los ojos
-¿Porque estás acostado así?- Preguntó el joven Jungkook recordando que eso es exactamente lo que su hermana hace
-Pienso un poco- Sonrió mientras las niñas corrían a abrazarlo -Vayan a lavar sus manos, en un momento más deberán ir a dormir- Ordenó incorporándose nuevamente en el sofá
-Yoon- Habló el pequeño Jeon sentándose junto a él -¿Puedo contarte algo?- Su mirada nerviosa se notaba -Pero no le digas nada a mi hermana- Suplico recibiendo un enorme carcajada de su mayor
-Claro Kookie, ¿Sucede algo?- Y fue en ese momento que Yoongi se dio cuenta de que poco a poco comenzaban a ser una muy bonita y rara familia
-Tu… ¿Tienes mucha experiencia con las chicas, no es así?- Hizo una pequeña pausa y Min intentó hablar, pero Kook estaba tan nervioso que continuó hablando -Conocí a una chica, pero no es una chica cualquiera, se llama SooMin, casi igual que nuestra amada Soo, pero… Ella me no me gusta, o si lo hace… ¡Ahh, ya no se si me gusta o no!- Cubrió su rostro con sus manos, su desesperación era evidente
-Estas enamorado, y es normal, tienes dieciocho años Jungkook, en algún momento llegaría alguna chica que moviera todos tus sentimientos y emociones- Sonrió dándole un pequeño abrazo, mientras intentaba controlar su nerviosismo -¡Mi pequeño adolescente está enamorado!- Y justo en ese momento, Mary entró a la sala junto a las pequeñas
-¡¿Que mi bebe que?!- El terror por la sangre de Jungkook recorrió todo su cuerpo en menos de un segundo
-Dejemos a estos dos locos y vamos por galletas, ¿si? -Jungkook se levantó rápido y tomo a las niñas en brazos en cuanto vio la intención de su hermana al acercarse peligrosamente a ellos
-Galletas no, ya comieron -Jungkook corrió ignorando a Yoongi cargando a las niñas en brazos para huir del lugar
-¿Qué es lo que mi pequeño bebé te estaba diciendo?- La mirada de Mariel hacia temblar hasta al más valiente humano en el mundo -Responde Min Yoongi- Cuando Mariel te habla por tu nombre completo, significa que debes correr lo más lejos que puedas y ocultarte tan bien que nunca nadie sea capaz de encontrarte
-Es platica de chicos- Respondió con un tono muy asustado y dulce, como si de un pequeño niño siendo regañado por su mamá se tratara
Después de mucho intentar sacarle un poco de información a Yoongi y no lograrlo desistió. El fin de semana terminó bastante rápido, era un nuevo inicio de semana y la rutina comenzaba de nuevo y justo así por el resto de la semana. Hace exactamente siete días que Min no tenía ni una pizca de contacto con Hanna y comenzaba a sentirse mal, una rápida llamada a Mariel e intentaría arreglar un poco las cosas
-Hey Yoon, que bueno que llamas, te toca hacer la cena hoy- Con una tierna y cálida voz -¿Vas a llegar tarde? Podría cocinar yo si llegas muy cansado, solo quiero saber que haré- Y esa era la tierna Mariel cuando alguien finalmente le agradaba
-Oh Ari, lo olvidé, lo siento- Las peleas entre ellos habían acabado y un cariño comenzaba a crecer, a Mariel jamás le habían dicho Ari, pero le gustaba, extrañamente le gustaba que él le llamase así -Voy camino a la casa de Hanna- Su voz se escuchaba muy insegura, y no se le notaba mucha confianza al ir
-Oh, al fin piensas arreglar todo- Tranquila -Ten mucha suerte Yoongi, les diré a las pequeñas que no te esperen despiertas- Su dulce voz volvió a escucharse, Mary podía ser dura y fría, pero también era muy cálida y amorosa
-Comenzabas a caerme bien- UN infantil reclamo fue suficiente para terminar la llamada
Después de una semana sin verse, ni siquiera un mensaje, Yoongi estaba frente a la puerta de su antiguo hogar donde ahora estaba su novia sola. Nunca había estado tan nervioso por verla, a excepción de sus primeras citas, pero estos eran nervios distintos. Sentía que su relación pendía de un hilo y solo un anillo podría reforzarla. Desgraciadamente, él aún no podía dárselo.
Tocó la puerta levemente y se escuchó como arrastraban los pies, más seguramente esas pantuflas que a Hanna le gustaba mucho usar, Yoongi recordaba cada detalle de ella.
-¿Yoongi?- Hanna abrió la puerta con su rubio cabello despeinado, un suéter de lana blanco y enorme que casi llegaba a sus rodillas, así como esa pantuflas desgastadas que Yoongi reconocía con solo escucharla caminar
Hanna dejó su sorpresa de lado para dejarle espacio y que el menor pasara. Min entró sin querer tocarla e incomodarla, pero se moría por darle un beso.
-Siéntate- susurró ella, señalando el sofá de la sala, este obedeció -¿Qué necesitas?-
-Hablar- se acercó a ella en cuanto se sentó a su lado y tomó sus manos -No te puedo dar un anillo ni una vida estable en este momento, aunque eso me gustaría muchísimo, no sabes cuánto-
-Pero no se puede porque las niñas te necesitan más de lo que yo te puedo a llegar necesitar- repitió poniendo sus ojos en blanco, cansada de lo que ya sabía
-Así es -susurró Yoongi con una sonrisa -En unos años más podría ser, además tengo lo del restaurante, no tengo para gastar en una boda- La miro atento
-Tienes razón, no lo pensé bien- se acurrucó en el pecho de su pareja -Seré paciente-
Hanna se estiró hasta llegar al rostro de Yoongi, cuando se acercó este le sonreía y ella aprovechó para capturar sus labios con los de su pareja. Ambos soltaron un suspiro de satisfacción al sentirse cerca después de una semana.