Y dejé de amarte, de extrañarte, de idealizarte … Hay tantas cosas que cambiaron … enumerarlas sería imposible. Fue un alivio cuando la banda de mis ojos cayó, y una desilusión, un triste desencanto al ver con total claridad tu autentica cara, la real versión de tu figura, la verdadera interpretación de tus sentimientos. Me enamoré de la persona que soñaba que fueras, un ser en potencia, no perfecto, mas sí BUENO. Una pena ... solo yo aspiraba a verte brillar. No se puede salvar aquello que no desea ser rescatado, ni hacer a un corazón palpitar, si el órgano anhela seguir hibernando.
Al reencontrarnos todo se esfumó, y fue tan rápido … No sentí nada, bueno sí, sí que sentí algo : incredulidad. Una parte de mi quería seguirte amando, pero mis sentimientos ya no estaban, el desengaño se lo llevó todo, lo bueno y lo malo. Reinó la indiferencia, donde me veía cautivada ante tu mirada, ahora me preguntaba ¿Qué coño había? ¿Por “esto” estaba suspirando?
Lo sabía, siempre lo supe, mas supuse tú partida previa a la mía. Me resignaba a amarte hasta que te marcharás, me dejaras, me abandonaras … hasta conseguir el corazón de esa otra, su atención, su afecto, su amor … Sin embargo, hoy al ver tu sonrisa, he descubierto mi falta de entusiasmo hacia ti, la ausencia de mariposas; ya no estoy contigo, o para ti, o a tu lado. Me marché sin pretenderlo, poco a poco, me despedí de ti, y ni siquiera nos dimos cuenta.
Lo siento, querido rey, el mago encantador ya no hechiza a esta mujer.
Atte: La blanca dama que alguna vez te amo.
Mi