He optado por observarte desde el sillón. Aprendí a que parezca que no me importa porque cuando peleaba y reclamaba la bola de nieve no hacía más que crecer.
¿Que si te amo? Ya no lo sé. Quizá estoy acostumbrado a llegar al anochecer al mismo sitio, comer la cena que sirves con malos modos y evadirme en la televisión para apagar los reclamos de mi ardorosa hombría. Descubrí con los años que nada funciona contigo. Hace mucho que rechazas mis besos y caricias. Te entrego hasta el último centavo que gano construyendo paredes bajo el sol abrasador y tampoco es suficiente. Desde hace días tengo una duda clavada en el pecho. Un hombre lo sabe aunque no lo vea con sus propios ojos. ¿Qué haría de ser cierto? Por supuesto, querría irme lejos. Pero, ¿A dónde? ¿Lejos de esta familia? No veo mi vida de otra manera y quizá prefiera voltear a otro lado y seguir sobreviviendo tan cerca y tan lejos de ti.
Aún recuerdo cuando el esposo de mi hermana me insistió que te conociera.
-Cuñado, tengo una prima soltera. Es guapa y de buen carácter. Le mostré tu foto y está dispuesta a salir contigo. No es exigente, solo desea un esposo que no beba. ¿Qué dices?
-Sabes que detesto el alcohol -respondí-. Ya tengo mis años y he vagado solo por el mundo. Mi madre ansiaba verme casado. ¡Pobrecita! No se le cumplió el deseo. Nunca he tenido una compañera y parece que ya es tiempo.
Al verte, sentí que había perdido media vida por no conocerte antes. Parecías tímida y educada. Me enamoré de inmediato y nos casamos. Al año nació nuestra princesa. También al año desapareció mi reina. Tu vocabulario cambió, la timidez se convirtió en agresividad y el amor en odio. 5 años después me ves como enemigo.
Nací por allá del ’71. Muy apenas logré terminar la primaria pues trabajé desde chico en el campo. Crecí viendo a mis padres luchar para tener un plato en la mesa así que seguí su ejemplo. Me fui de mojado al otro lado y por allá tuve amores pasajeros, nada serio. Regresé cuando mi madre enfermó pero no llegué a tiempo al funeral. Ni modo. ¡Pobre mi madrecita!
¿Quién diría que más adelante vendría a esta gran ciudad y todo cambiaría?
Nunca quise quedarme así que iba y venía. No me gustan los modos de esta gente, las distancias y el tráfico. Ahora no puedo marcharme aunque quisiera.
Adriloch