Mis Historias De Facebook

50 AÑOS

He llegado a la mitad de siglo, al tostón, a los 50. El tiempo se fue en un abrir y cerrar de ojos. Pasé de la inocencia a la conciencia casi sin darme cuenta.

¿En dónde quedó aquella niña que un día caminaba distraída y cuando se dio cuenta estaba en la mitad de un charco cubierta de lodo?

Nací en el 73, en la época donde no teníamos las cosas al alcance de la mano y aprendíamos a arreglárnoslas. Jugué con la chiquillería del barrio a saltar la cuerda, a las escondidas, al avioncito; un raspón se curaba solo y no nos cuidábamos de las bacterias; tomaba agua de pozo y me asoleaba sin problema; quizá aún no inventaban el bloqueador solar.

En la secundaria solía admirar a los osados que llevaban grandes grabadoras de cassetes con lucecitas que disparaban los éxitos musicales de moda... Lili Marlen, Ghostbusters, Tarzan Boy; contestaba los chismógrafos con emoción y me enteraba de aquellos chicos a los que gustaba. Grababa mis cassetes con canciones de las estaciones de radio rogando que el locutor no hablara y me las echara a perder.

Las películas de terror de aquellos tiempos sí que asustaban, o quizá era porque había poco de todo y teníamos aún la capacidad de asombro. Las videocaseteras fueron una maravilla; solíamos esperar en la esquina al chico que llegaba con su maleta llena de videos beta a ofrecernos en renta las más taquilleras.

He sido testigo de tantos cambios en la tecnología, los dvd’s, los discos de 5 ¼, los de 3 1/2, las cámaras fotográficas automáticas, etc. ¿Quién se iba a imaginar que un día podríamos hacer video llamada con alguien que está al otro lado del mundo, compartir archivos, fotos e incluso enamorarse?

He recorrido muchos pasos, vivido en varias ciudades y visitado más. Conozco el odio y el amor, la risa y el llanto. Sé de lo bueno y lo malo. Jamás he visto la droga de frente y me gusta poco el alcohol. Sustraje un par de cosas alguna vez (frutas), entonces aprendí que no es algo de lo que enorgullecerse. Creo firmemente que todos hemos experimentado un poco de envidia y celos; hemos juzgado, sido egoístas y malagradecidos; solo así podemos decidir no hacerlo más.

Encuentro placer en aguantar la respiración debajo del agua, sea de mar, de río, de laguna o de cenote, esa frescura acaricia mi piel y me hace feliz. He llegado a la cima de un par de montañas con el corazón agitado, con la única compañía de un termo con café caliente y el frío invadiendo mis fosas nasales, en esos momentos he sentido comunión con Dios. Me gusta correr en la orilla de la playa bajo la tormenta y probar las gotas de lluvia que escurren en mi cara.

La vida me ha golpeado duro, como a todos. Algunos dicen que soy fuerte y tal vez tienen razón. Creo que soy como esa hierba que aunque le echen toneladas de cemento encima busca la manera de salir y sobrevive.

He tenido que sufrir para aprender, el camino ha sido largo y pedregoso. Recibí traiciones, ingratitud, ataques, indiferencia y calumnias pero fue la única manera para que mi conciencia se abriera y entendiera que cada persona tiene su proceso. Hoy no echo culpas, mejor suelto y dejo que todo fluya. Dejé de tomar atajos, pues me regresaban al punto de partida. Cuando tiré las piedras que llevaba años cargando, experimenté el placer de viajar ligero.

Hoy amo incondicionalmente sin esperar algo a cambio; bendigo al que se va pues entiendo que nuestro capítulo terminó. No tengo más tiempo para emociones negativas, tampoco para seguir pecando pues de eso me cansé.

Hoy volteo hacia mis lados y veo que casi todos han muerto dejándome sola, sin embargo no puedo morir con ellos porque soy la base de tres personas a quienes decidí dar vida.

Ahora me hinco a diario agradeciendo por lo bueno y por lo malo. Entiendo que el vacío que me invade a veces solo puede ser llenado por Dios, porque tuve qué separarme de él temporalmente. Siento a mi ángel guardián al lado, dándome la confianza de que no estoy sola.

Hoy quiero vivir, quiero reír aunque lleve en la pierna un cilicio que me dejó la trágica vida y muerte de mis seres queridos.

Mi alma es joven aunque mi rostro tenga arrugas. Cada día veo cambios en mi cuerpo. Las canas son más poderosas que el Miss Clairol y algunas manchitas color café están apareciendo en mis manos. ¿Qué importa? Estoy orgullosa de ello.

Soy feliz, me gusta la vida, me amo y quiero saber qué sigue en el libro donde está escrito mi destino.

Me hacen falta tantas cosas por hacer, libros por escribir, lugares por visitar y gente por conocer.

Feliz cumpleaños a mí. Felices 50 y vamos por muchos más.

6 de Julio del 2023

Adriloch 



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En el texto hay: misterio, amor, drama -romance

Editado: 28.04.2024

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