Capítulo 3 - ANGELS

Mi cabeza da vueltas cuando me levanto de la cama en la que me encuentro.

¿Dónde demonios estoy? Ni idea. ¿Cómo llegue aquí? Ni idea.

Joder, se me parte la cabeza.

Con un poco de dificultad, me incorpore y observe la habitación gris en la que me encontraba. Mis maletas se encontraban a unos pocos centímetros.

¿Y las chicas?

Stella.

Me intente levantar, pero un mareo casi termino mandándome al suelo.

El venado…

Ella hablando en otro idioma…

¿Tuvimos un accidente?

Me encuentro intentando salir, me siento demasiado débil y no sé por qué.

¿Todavía no te das cuenta?

Moví la cabeza tratando de no escuchar aquella voz. ¡Dios debo de estar loca!

No Reine, no lo estas…te lo aseguro.

Me creerán loca, si llego a explicarle a alguien, que desde que cumplí los veinte, siempre ronda por mi cabeza una voz siniestra, al principio pensé que se trataba de mi conciencia, pero me di cuenta de que no. Después todo se volvió peor, comencé a tener sueños constantes uno peor que otro, las cosas se pusieron tan raras, que las marcas en mi antebrazo son una de ellas. Alucinaciones, ver cosas flotar, todo porque termine con un corazón roto, ¿Esas son las secuelas que deja el desamor? Porque no lo creo. No, y no lo entiendo.

Las chicas están paradas en lo que parece ser una sala, veo movimientos en sus labios, no obstante, no alcanzo a escuchar sus voces al hablar, ¿Ahora qué? ¿Estoy sorda?

Debí de haber hecho algún ruido que anunciara mi presencia, porque las tres voltearon a verme y pronunciando algo que no alcancé a escuchar, volví a escuchar sus voces.

- ¿Cómo estás?

-Adolorida-Me masajee la sien- Pero bien…-Las mire con fijeza, hasta entornar mi vista en la pelirroja.

- ¿Qué demonios te ocurrió? – me senté en uno de los sofás. Ya habíamos llegado por lo que podía notar, pero me siento demasiado débil y no lo puedo evitar.

- ¿A mí? -se auto señaló-No sé a qué te refieres-Se hizo la desentendida.

-Ah, no cariño-empecé a enojarme- no me vengas con eso y me hagas creer idiota-Odiaba muchas cosas, pero si había algo que en su totalidad me sacaba de quicio era que tomaran el pelo.

Guarde silencio esperando una explicación, pero nadie hablo. Menuda mierda.

-Me voy a dormir- si es que lo lograba obvio. Me levanté y me dirigí a la habitación a la que me encontraba antes.  

-Era latín…-Me detuve en seco al escucharla hablar.

-Clare- había una advertencia en las voces de las otras dos.

-Estamos aprendiendo el idioma, como clase extracurricular y justo tenemos una prueba, ya conoces a Stella cuando estudia, puede llegar a ser muy despistada- Asentí mientras terminaba de hablar.

Eso no me explica el hecho de que tenía una mirada ida.

Seguí con mi camino y las escuche llamarme, pero hice de oídos sordos y tire la puerta con fuerza.

-Ya se los he dicho, yo no lo detuve-alcance a escuchar a través de la puerta, para después quedar todo en silencio.

Me gustaría creerle, pero no puedo.

Simplemente no.

(…)

-Este lugar es enorme-dije observando el gran terreno al que vendría todo los días-Ya entiendo porque decidieron venir a estudiar aquí- suspire mientras tomaba asiento en banquillo.

Me seguía sintiendo débil y para colmo se me sumo un dolor en el pecho.

-Debiste de haberte quedado en el departamento- reprocho la castaña.

-Dije que estoy bien-intenté restarle importancia-Además, necesitaba venir y rectificar si mis papeles están en orden-Recordé un par de risos- Y a ver a Jenna claro, necesito verla.

-Sobre Jenna…-Comenzó a hablar Zarah.

- ¿Qué pasa con ella? -Otra cosa que note, es que algo me ocultaban acerca de ella.

-Hay algo que debes saber…

-Ya no somos amigas.

Eso me descoloco, pero lo venia venir. Estaban muy raras.

-De acuerdo… ¿Algún motivo en especial?

-Un chico-Apareció la pellirroja que se había ido al baño.

- ¿Un chico? -Me levante de golpe- ¿En serio? Se pelearon por un tipejo, no pueden mandar años de amistad solo por un…

No termine de hablar cuando de un tirón me voltearon, dejándome expuesta a algo que nunca me espere.

-Míralo con tus propios ojos.

Y lo veía.