En la quietud de la noche, el pensamiento vuela,
como un ave errante que nunca encuentra tierra,
dibujando en el aire dudas y esperanzas,
tejiendo en la mente un mar de contradicciones.
Cada palabra no dicha, cada gesto esquivo,
se convierte en un eco que resuena infinito.
¿Qué significan tus ojos cuando no me miran?
¿Y tus silencios, son paz o son distancia?
La mente da vueltas, en espirales sin fin,
buscando en cada sombra una señal, un indicio.
¿Me amas como dices, o es solo costumbre?
¿O soy yo quien teme perder lo que nunca tuvo?
En este laberinto de pensamientos sombríos,
me pierdo entre suspiros y anhelos ocultos.
Quisiera detener el torrente imparable,
y encontrar en tu abrazo la calma tan buscada.
Pero los miedos persisten, como fantasmas lejanos,
que susurran al oído sus dudas y recelos.
Y yo, en este mar de sobrepensamientos,
navego sin rumbo, esperando tu luz.