Un demonio se ha manifestado. Me despierta de noche en mi ebriedad contando lo que vivido esta. Lo que nacido muerto yace en este impuro corazón y que en mi vejez admirare el foco de mi habitación feliz muy feliz.
No habrá manto más tibio que el de mi transgredida memoria. Mi partida no será cautivada por el frío, un demonio abriga mi piel de madrugada, acaricia mi pasado, me guía ante la premonición, me lleva de la mano con lágrimas y sueños rotos.
Suena la alarma, el demonio en sombras avanza dejándose llevar por la intuición, el reflejo y la lógica, aunque las estrellas cieguen completamente mi andar y la razón me grite, mi corazón se despierta a callar pues el placer es grande, la quietud de morir en tus ojos y la dicha de tu rostro descansando sobre mi almohada es magia, desnuda como flor en primavera.
No habrá emoción o sentimiento que descarrile a este prejuicioso corazón.