Pensamos que el amor no es infernal ni lleva a la ruina de quienes lo viven porque toda pasión amorosa nace de un sentimiento reflexivo, sereno, equilibrado. La forma de sentir el amor es subjetiva, íntima, se deleita en los propios ejercicios espirituales, pero cuando se apasiona sale de la morada del alma y se sitúa embelesada frente al objeto de adoración.
Este sentir es pasión objetiva, pues el que ama busca descubrir cómo es el amado, observándole con paciente detenimiento. "El amor es conocimiento del Tú por el Yo", al principio el otro es un extraño, una criatura abstracta, quien, por esta entrega objetiva, analítica, perseverante, se concreta en Tú real.