Desperté después de haber tenido una pesadilla, mis padres estaban frente a mí me miraban decepcionados, dijeron que no pude con nada de lo que ellos querían que yo logrará que era un decepción. Cuando desperté mire el reloj eran las seis de la mañana, bastante temprano para ir a trabajar, aún así me levanté y me preparé. Sali silenciosamente, pues Mara seguía dormida. Caminé al salir, este sentimiento era horrible, recordaba a la perfección las caras de mi papás, como cuando saque ese ocho en matématicas, aún así no me rendí y seguí esforzandome para cumplir con las demandas de mis padres, realmente quería que se sintieran orgullosos de mí, que me lo dijeran con una enorme sonrisa en sus rostros. No tomé un taxi esta vez, decidí caminar hasta mi lugar de trabajo, sentía como mis pulmones se sobreesforzaban para poder darme aire, cada vez me sentía más sofocada pero debía seguir, llegué al trabajo bien y me senté en mi escritorio. Te vas a morir y no lograste nada me dije a mi misma que era este sentimiento que me acompañaba siempre porque aunque lo tenía todo me sentía tan vacía e incompleta, esa pesadilla fue un anuncio de mis padres de que debía recuperar lo que me pertenecía así tuviera que usar a Mara o hacer lo que fuese solo para tener de vuelta mi vida, porque si algo era seguro, era que todo esto era culpa de Mara, que llegó a mi vida en el momento menos justo. En ese momento me enojé, era cierto yo no le debía disculpas a esa inmadura, ya iba a aprender a no meterse conmigo.
El día en mi trabajo comenzó pero yo no paraba de pensar en lo que habia pasado, era verdad toda la culpa era de Mara, ella me hizo decir que me iba a morir, ahora estoy en un jodido video viral en internet y para el colmo habia salido en las noticias nacionales, me sentía como un payaso siendo la burla de los demás. Salí de mi oficina porque tenía que entregar un archivo importante a mi jefe. Y los oí murmurando a mis compañeros
—Que patetica es Kaela, hay que ser una sinvergüenza para venir a trabajar con esa cara.
—Ni porque se va a morir le tengo consideración, es una perra con todo el que se le cruza, supongo que tiene bien merecido lo que le pasa.
Entonces me acercó y los miro fijamente a los que acaban de hablar.
—Vamos diganmelo en la cara si tantos pantalones tienen.
Ambos me miran asustados.
—Nosotros no hablabamos de usted, solo estabamos bromeando.
Uno de ellos saca una risa forzada.
—Lo sabía, ni valientes son para decir lo que decian en mi cara. Y yo soy la cobarde supongo. Escuchenme bien, de ahora en adelante si van a poner mi nombre en sus sucias bocas vengan a mi oficina y diganmelo de frente no quiero cobardes de enemigos y si lo son vale sigan diciendolo al aire porque se nota que no tienen el coraje para enfrentarme.
Me doy la vuelta molesta, ellos se quedan mirando el suelo, continuó caminando hacia mi destino, en algún momento en vez de sentir molestia, siento cierta tristeza, porque me estaba sucediendo esto a mí. Me voy a morir, habia perdido a Jimmy mi amado, mi familia, todo y estaba enferma. Al menos puedo hacer algo aún, llegué a la oficina de mi jefe le di el archivo y entonces me lo recordó.
—Tu cita con el señor Smith será mañana, llevarás el caso. Todo otro caso que tengas dejamelo a mi, pienso que el caso en el que te vas a ocupar será uno de los más complejos.
—Esta bien.
Salí de su oficina, ciertamente me estaba arrepintiendo puesto que en estos momentos no tenía fuerzas para un trabajo de esa magnitud pero suponía que debía demostrarle a ellos que yo valía la pena y volver a donde estaba, que me tuvieran consideración de nuevo como posible nuera. Iba caminando de nuevo hacia mi oficina cuando de pronto sentí como un líquido salía de mi nariz, puse mi mano a manera de ver que era lo que salía y era sangre, después de eso comencé a sentirme fatal, el aire me comenzó a fatal, mis intentos de que el aire llegará a mis pulmones fueron en vano, sin más perdi la conciencia sentí aún como mi cabeza se impactaba contra el piso y lo último que escuché fueron gritos de mis compañeros que seguro habían presenciado toda la situación.
Cuando abrí los ojos de nuevo una luz densa me cegó, todo se veía blanco y olía a hospital, además sentía un fuerte dolor en la cabeza. Una cara conocida se acercó.
—Estás bien, Kaela?
Mara me miraba preocupada y tras eso llegaron Steven, Andrew en compañia de una enfermera que vino a checar mi suero.
—Estoy bien.
Respondí la pregunta a Mara, ella tenía cierta preocupación en su rostro, pero aún así no tendría compasión con ella, pues mi boda enserio se había cancelado por su estúpida sugerencia de que dijera que iba a morir. Steven solo me miraba y Andrew me estaba revisando.
—No debes esforzarte tanto, es una locura. Que necia eres.
—No puedo dejar de trabajar, tengo que hacerlo.
—Debes tener precaucíón, te daré el alta mañana realmente lo que te paso fue porque tuviste una emoción que no te favorece. Evita hacer corajes o tener emociones fuertes, esto afecta mucho a tu salud y de por si, pero eso sí, esta noche te quedarás en observación, si algo malo sucede entonces no podrás salir de aquí hasta que sea seguro.
—Gracias.
Él asiente a modo de respuesta y se queda mirandome con Steven a lado.
—Es de verdad horrible que no seas amable con quién de verdad se preocupa por ti. Si les importarás a ellos, estarían aquí vendrían corriendo, pero como no es su culo el que se está jodiendo, no están aquí, espero te des cuenta antes de que pierdas lo poco que tienes, pero si sigues el día de tu funeral no va haber nadie, es más ni siquiera habrá funeral porque a nadie le importarás, menos esa gente que ya demostró su verdadero rostro y...
Steven me mira con coraje, Mara lo sostiene del pecho y lo detiene, con la mirada le pide que se calme y lo lleva afuera de la habitación. Antes de que salgan, comienzo a llorar sin razón, no tengo argumentos contra eso, si de verdad yo les importará estarían aquí. Pero aún así, tenía que recuperar lo que era mío. Andrew me mira y se acerca a mi, me abraza.