Tan pronto había terminado la clase salí corriendo sin dejar algún rastro, corrí por todo el pasillo, la ansiedad llega a cierto grado de dificultad que me asfixia mientras me ahogo en un simple vaso de agua.
El tiempo solo era un simple complemento, un instante, un momento algo me hizo parar de correr, había un eco que provenía del otro lado de los vestidores, una conversación entre dos personas no se les podía ver quiénes eran solo era dos simples siluetas murmurando idioteces.
—¡Devane! —Un susurro detrás de mí me hizo volver, luego de tomar mi brazo y sujetarlo.
—¿Qué haces aquí? —Un momento de silencio paso luego de poder responderle.
—¿Qué haces tú aquí? —Devolví la pregunta a Saul.
—He venido por un encargo, no deberías estar aquí. —Dijo intentando hacerme a un lado.
—Sera mejor que te vallas, anda márchate o podría decirle a la directora que has estado en este sitio que no te corresponde. —Me vio fijamente a lo ojos luego de agacharse.
—¿Me iré, pero antes una cosa donde esta David? —Le lance una mirada ingenua esperando que respondiera.
—Está en la cancha de futbol, ¡Devane!, aléjate de él o terminaras perdiendo la poca gordura que hay en ti.
—¿Sabes algo que yo no Saul? —Su mirada fría me causaba una tormenta entre lo que soy y lo que quiero ser.
—El amor y el karma a veces pueden llegar en el mismo paquete, ahora puedes hacerte a un lado me estas estropeando la entrada. —Me hizo a un lado con la fuerza de su cuerpo voluminoso.
Había una pequeña espina en mí que perturba mi conciencia, ¿Por qué Saul no ha querido que entre a esa aula? Hay algo que me está ocultando y no es nada bueno.
Mi maldita insistencia me llevo a ver a David a la cancha, pareciera que se esconde mí. Odio contestarles los mensajes, aunque me sature el buzón, temor a que Susan le revise el maldito móvil y atente contra mí.
Sin pensármelo más ahí estaba el sentado sobre una de las bancas recargado sobre la pared, no había nadie más solo éramos nosotros dos intentando encajar en esta vida solitaria, teníamos tanto en común que las razones por las cuales no estábamos juntos eran infinitas.
Se pasaba los dedos sobre su linda cabellera, mientras su vista se perdía en la nada.
—Hola —salude luego de sentarme a su lado.
David no voltio a verme seguía manteniendo una postura y vista a la nada.
—¿Qué haces aquí Devane? —Preguntó en voz baja luego de introducir su mano sobre uno de los bolsillos de su pantalón para luego sacar una cajetilla de cigarros.
—¿Quieres uno? —Me ofreció un cigarrillo antes de que el tomara uno.
—No deberías de formar dentro del instituto. —Le dije luego de rechazar sus cigarrillos, la ansiedad me mataba aun si intentaba contenerme.
Él estaba muy seguro de lo que estaba haciendo, no dijo ni una sola palabra luego de encender su cigarrillo para luego inhalar las partículas.
—Alguien puede vernos —Insistí en que apagara su cigarrillo.
—Si te molesta puedes irte hay mucho campo si no te has dado cuenta, no te necesito.
—¿Qué ocurre contigo? —Le grite, nunca antes me había hablado de esa forma.
—No creo que a alguien le importe, es mi último año quieres dejarme solo. —insistió con una voz calmada y en un tono bajo.
Cuál era su maldito problema conmigo, si el problema era conmigo era preferible que me lo dijera no importa si fuera de manera más arrogante y dejar esta farsa que me explotar.
—Lo siento yo solo quería ayudar, pero contigo no se puede ni hablar, creo que es mejor que me vaya. —Me levante del banco.
—¡Devane espera! —Me tomo de un brazo antes de marcharme, y me vio a los ojos.
—De verdad los siento, no debí descargar todo mi enojo contigo. —agacho la mirada luego de que se le humedecieron los ojos.
—¿Qué sucede?, puedes hablarlo conmigo. —Le abrace y esta vez era yo quien estaba en un mar de lágrimas.
—Son mis padres, han quedado en la ruina sabes, mi padre no le ha ido bien en sus negocios y estamos quebrados. —Si bien era cierto esto explicaba lo furiosos que estaba.
Luego de soltarme se limpió un par de lágrimas que resbalaba de sus lindos ojos.
—Todo lo que teníamos ahora está perdido, sabes que significa eso, tal vez no lo sepas, pero mis sueños están hechos trizas. —Estaba completamente desecho.
Saco otro cigarrillo de su bolsa para luego fumárselo, eso lo ayudo a tranquilizarse, no había palabras que pudieran ayudar en este momento.
—Estamos completamente jodidos, mi madre se ha dedicado todo este tiempo a malgastar toda la fortuna de mi padre, ¿Qué pasara con mis hermanos? Ellos no merecen esta miseria de vida que está por venir.
—¿Puedo ayudarte? Hay algo que podamos hacer. —Intente animarlo.
—Todo está perdido no hay nada más que podamos hacer, mi madre ha dicho que nos han embargado. ¿A dónde iremos, no lo sé? —Se le veía muy preocupado.
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Editado: 16.07.2021