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14
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Cecil dio un portazo y se encerró en su habitación. De nuevo su madre la había hecho enfadar y como en cada discusión ella salía perdiendo, llorando y quedando como la bruja del cuento.
Su madre aprovechaba cada instante para recordarle que inferior era a muchas mujeres de su edad. Su carencia de estilo, de romance y poca actitud.
Su belleza mal aprovechada y las constantes carencias en su vida social. Toda ella representaba un fracaso gigante para su madre, jamás sería como las demás.
Se tumbo en la cama abatida y por un instante los oscuros ojos de Ian aparecieron. Un escalofrío recorrió sus brazos y la hizo dudar de su cordura.
Era una tontería pero pensó que si lo hubiera conocido a los diecisiete seguramente se hubiera colado por él. Ian era como los chicos que le gustaron alguna vez, como su primer novio, Nick.
Alto, guapo y aunque sonará gracioso no era muy destacado en la escuela, tal cual como esos chicos lo fueron. Atléticos pero unas papas enterradas en cuestión de la escuela.
— ¿Por qué me habrá abordado esta tarde?
Cecil era muy intuitiva pero no tan desconfiada como para mal pensar de aquel chico problemático.
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15
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Durante la cena como era la costumbre los modales de Ian lograban sacar de quicio a su padre.
Un hombre rico pero no millonario, exitoso pero no muy listo y fuerte de carácter.
— ¿Puedes dejar de comportarte como un niño?
—Lo siento—dijo sarcásticamente Ian mientras sorbía de nuevo la sopa y hacía un ruido molesto.
Su madrastra miró a su padre y tomó su mano intentando calmarlo y evitar otra guerra en la mesa como era costumbre.
—Ian ¿Qué tal la escuela?
El chico miró a la rubia y no dijo nada, la odiaba y sólo verla le causaba molestia. Cuando su padre se casó con ella no tenía ni un año de duelo por la muerte de su madre, eso hizo que sus sospechas de que él ya tenía una amante mucho antes de que su madre muriera cobraban fuerza.
Otra cosa que le resultaba molesto era la edad de su nueva madre fácilmente podría ser su hermana ¿25 años? Era un abuso de su padre.
No negaba que Natasha era bonita, tenía cuerpo de infarto y era sensualidad caminante pero estaba usurpando el lugar de su madre, su dulce madre que sufrió los últimos años de su vida por una enfermedad que la fue consumiendo.
Su madre siempre había creído en él. Decía que él podía ser lo que quisiera ser, para ella Ian era inteligente, listo y audaz, un guerrero.
Pero ahora que ella no estaba todo era más difícil. La relación con su padre y Natasha ahí. Todo era un lío.
Al terminar la cena se marchó, tomó el auto y sin un rumbo específico se aventuró a las diversiones de la noche.
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16
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Sábado por la mañana y el olor a waffles inmundaba la casa de Cecil. Su madre estaría durmiendo aún pues solía desvelarse viendo comerciales de productos novedosos en TV hasta altas horas de la noche.
Comió cada bocado con deleite mientras miraba el diario matutino.
Las mismas cosas de siempre, pequeños crímenes locales y los eventos de la crema y nata de la ciudad.
Nada relevante o espectacular ocurría en su vida y al parecer ni siquiera a su al rededor.
Ese día haría lo de siempre, desayuno, lavar la camioneta y regar los rosales de su madre. Quizás leería y vería la vida correr por la ventana.