"¿Está bien relajarse en situación de peligro, o siempre hay que estar alerta?"
Mr. Kitty - After Dark ( Instrumental // slowed )
DANNE
Toqué los muros de la academia y miré de reojo a Kybel que estaba caminando frente a mí. Su rostro estaba pálido, poseía ojeras muy marcadas, el cabello desarreglado y sus ojos estaban hinchados. Estuvo llorando. Ella acariciaba sus brazos de vez en cuando; James estaba junto a ella con su vista fija. En cambio, yo, luchaba con mi pierna herida; conseguí vendarla tiempo atrás, es probable que se estuviera infectado. Seguía tratando de seguirles el paso por los escalones temblorosos de esta academia. Mi paso no era tan acelerado, puesto que cojeaba de un pie.
La escalera era un poco amplia y en espirales. Estábamos ya en el cuarto piso, por lo que nos faltaba poco para subir al quinto piso. A veces un miedo amenazaba mis sentidos, no obstante, continuaba.
—¿Cómo estás Kybel? —le pregunté. Tire mi pierna hacia un escalón y después otra para continuar el camino.
—No quiero hablar. —pronunció sin hacer contacto visual.
James miró hacia atrás haciendo una mueca de preocupación, mientras arrastraba nuestra bolsa con provisiones. Luego, aceleró su paso y puso su brazo sobre el hombro de Kybel. Ella se giró hacia él con las cejas arqueadas.
—Todo va a estar bien. —le susurró James.
Kybel ni se inmuta. Desde mi punto de vista lo ignoró y siguió subiendo aquellas escaleras. Me preocupaba verla así. Sé que ella ha estado muy mal últimamente, creo que es la que sobrelleva la situación de una manera... ¿muy preocupante? No lo sé. Mientras tanto, evitó cualquier pensamiento acerca de lo que pasa. Sé que en algún momento tengo que aceptar esta mierda, pero ahora no. Solo puedo pensar en Day. Come mocos.
Al final, vi el último escalón. Este lugar no tiene ascensor con un puto quinto piso, eso es sospechoso. Abrí mis ojos de par en par.
—¡No les parece raro que este lugar no tenga ascensor, contando con un quinto piso! —comento exaltada.
—James se volteo y frunció el ceño—. ¿Y eso?
—¿A dónde creen que Miss enigma vaya para desaparecer tan rápido después de matar a alguien? —les pregunto con una sonrisa de excitación ante mi hipótesis.
James me devuelve la sonrisa y Kybel se vuelve para verme. Ella me examina con la mirada en silencio y pone su mano a través de su mentón —pensativa—. Una fugaz sonrisa se le dibuja, casi imperceptible.
—Hay ascensores escondidos. —dice finalmente James.
—No solo eso. —le explicó con emoción—. Debe haber habitaciones escondidas en la academia.
—No. —dice Kybel con expresión seria—. "Hay una puerta oculta y tres llaves que buscar" —dice lo último haciendo referencia al escrito de Miss enigma.
Me paralizo ante su análisis.
—Ahora lo entiendo, ellos utilizan esa puerta para entrar y salir. La puerta debe tener tres cerraduras para tres llaves. —complementa James.
—Cierto, pero, aun así, cabe la posibilidad de que haya lugares ocultos en esta academia. —vociferó.
Kybel frunce el ceño, como si estuviera considerándolo.
—Si. Debe haber un sitio donde escondan las armas o se oculten tras... eso. Además, deben ser varias personas tras todo esto y el autor intelectual sea "Miss enigma". —proclama Kybel.
—Sí, sí, sí. —declaro moviéndome en círculos—. Los intervalos de tiempo son muy cortos para un solo asesino.
—Entonces entra en juego lo que dijo Page. Hay traidores o infiltrados entre nosotros. —dijo James acercándose a mí.
—No creo que adolescentes se presten para ser cómplices de un asesinato. —digo en contra.
—Lo harán. —dice Kybel volviendo a la conversación—. ¿Crees que se negarían si Miss enigma les ofrece no matarlos si le ayuda?
Me paralice. A la mierda, es verdad. El silencio volvió a inundar aquel pasillo. Mire de reojo el sitio, muchas puertas y habitaciones de lado a lado. Alguna que otra lámpara.
—¡Un reloj! —espeté al notar aquel aparato colgado en el lado izquierdo de la pared.
—Con esto nos orientaremos para volver a reunirnos con el resto en tres días. —dijo acercándose al artefacto verde lumínico y redondo. Sus ojos se posaron en la mirada fría y dolorosa de Kybel.
—Bien, perfecto. —dije con entusiasmo.
¿Cómo puede estar así? Tu hermano podría estar muerto o tú en algunos minutos, pensé. Mi entusiasmo se desvaneció.
—¿En qué habitación nos escondemos? —pregunte y mire todas las puertas.
James no respondió, se quedó examinando todo. Avanzó hacia la puerta frente a mí y frente a las escaleras con la funda en las manos. Avance cojeando tras de él. La herida del atacante me ardió, pero intenté ignóralo y continuó. Escuché pasos detrás de mí, Kybel. Al final giro la cerradura y la puerta se abrió. Era una habitación con dos camas pequeñas, un espejo frente a ella, repisas sucias, aroma a café, espaciosa, posters de chase atlantic y the wekeend y ropa sucia tirada en las esquinas.
—Uh, peculiar. En otras circunstancias esto sería acogedor. —dijo James entrando.
Yo le seguí el paso y entré a la habitación. Kybel permaneció parada en el marco de la puerta.
—Entra. —le dije.
James se sentó en una cama y colocó la funda con alimentos a su lado, yo me senté en la otra cama de enfrente. Kybel avanzó por la habitación y los posters captaron su atención. Avanzo poco a poco hacia ellos y los palpo con lentitud.
—Antes dormían personas aquí. —dijo de espaldas—. Personas que...
—No quiero pensar en eso. —le expliqué y volví mi vista a la habitación.
Kybel finalmente se sentó en el borde de espaldas de mi cama evitando mi mirada a toda costa.
—¿Quién tiene hambre? —preguntó James alzando la funda de nuestras provisiones.
Mi estómago rugió y en menos de un segundo yo tenía dos panes en mi boca. ¿Hace cuánto no comías? Solo sé que no pude parar. Mi paladar lo ansiaba. Tenía tres panes dentro de mi boca y después destapé un jugo y empecé a tragar con desesperación. James hacía lo mismo. Frutas, papas, jugo, arroz, de todo en su boca. Creo que en ese momento se nos olvidó masticar. Yo estaba desesperada. Mi barriga estaba llena de gases y dolores por no comer. Miré a Kybel la cual nos miraba con anhelo.