¡Oh, querida noche! ¿Por cuánto tiempo seguiremos mirando al cielo, observando lo hermoso que se vuelve cuando ella está presente? Es nuestra adicción, lo sé.
Quisiera que estuviese más cerca para poder apreciarla mejor, no sé ustedes pero para mí, un espacio infinito se extiende hasta ella, una distancia inmensa que me separa y me impide tenerla cerca.
Y es que cuando la veo siento que es muy cándida en su resplandor, tan sencilla que me gustaría ser así, ya que me vuelve loca la capacidad de ocasionar emociones sin necesidad de ser tan colorida.
Afirmo que inspira tanta fuerza y proporciona un infinito cúmulo de energías positivas que mantiene mis ojos clavados en ella, pero a la vez digo que deja notar tanto misterio que estos se esmeran por tratar de descubrir lo que hay dentro.
Y ya sin ningún resultado y con las esperanzas rotas de no conseguir el objetivo solo les queda aceptar que les toca apreciarla desde lejos...