13 de enero 2019
HADES
Entro a su casa preocupado ya que no me respondía, miro el piso y me empieza a temblar todo el cuerpo, gritaba como un loco, esto no podía estar pasando, ella era el amor de mi vida.
¿Por qué a ella?, me arrodillo en el suelo llorando desesperado, y acaricio su cabello, esto era una verdadera pesadilla, aparte, ¿en qué momento?, fueron apenas unas horas que no nos vimos.
Me quería morir, mi vida sin ella no tenía sentido, era todo mi mundo, me rescató y ahora ya no estaba.
Me iban a culpar a mí, y yo no tenía nada que ver, esta vez no, o aunque sea eso quiero creer, pero no, yo no pude haberle hecho esto.
Me voy corriendo de ese lugar atemorizado, parecía un niño asustado que necesitaba que lo protegieran, nadie se podría enterar de esto.
Aunque bueno, capaz es lo mejor contarlo, pero, ¿Y si me culpan a mí?, eso era lo más probable.
No, esto no podía estar pasándome, quería que todo fuera una maldita pesadilla, o irme bien lejos y que nadie sepa de mí, aunque iba a ser sospechoso.
Solo ocho malditos meses estuvimos, pero ella me había hecho la persona más feliz, estaba llena de luz, y no, no podía ser que el monstruo se apoderará otra vez de mí, esta vez no, aunque era una maldita posibilidad, pero a ella no, jamás la hubiese herido, sabría bien que era el amor de mi vida.
Llego a casa corriendo agitado.
—¿Hijo que pasa?.
—No sé, madrina, —Rompo en llanto— Fui a verla como siempre, toque el timbre y no me respondía, entonces entro con la copia de sus llaves y...
—Cuéntame hijo, tranquilo, —Acaricia mi mano conteniendome.
—No sé má, no nos vimos unas horas, y cuando la vi estaba en el suelo llena de sangre, no sé qué pasó, lo juro, está muerta.
Mi madrina me da uno de esos abrazos que necesitaba, sabía cómo consolarme cuando estaba en crisis, es la mujer con más paciencia del mundo.
—Después del velorio nos iremos hijo, era algo que planeabamos hace rato con tu padrino, es lo mejor irnos de aquí.
—Pero mm... mira si yo... —La abrazo.
—No, tú nada, estoy segura que tú no hijo, sé cómo te crié y estás controlado, es imposible.
Quería creer en las palabras de ella, pero la culpa me podía.
Mi hermano me miraba con un odio único, era comprensible la rabia que tenía en sus ojos cuando me mira, seguro pensaba que fui yo, pero yo no tenía nada que ver, ¿Cómo le podía explicar?, entendía y sentía su dolor.
Ella era un ángel, fue mi primera novia y de la chica que me enamoré por primera vez, pero estoy seguro que el cielo la necesitaba, no hay lugar en la tierra para bellos ángeles.
Me sentía culpable, me castigaba a mí mismo, la policía cuando encontró su cuerpo empezó la investigación, por ahora su familia no sospechaba de nadie.
Mi primo y mejor amigo Dwayne estaba ahí conmigo a mi lado.
—Tranquilo, ella te cuidará siempre, no te atormentes— Me abraza.
—No lo sé, no pongas las manos en el fuego por mí— Lo miro con tristeza.
—Pongo mis manos en la hoguera o en el puto infierno, aunque me queme. Eres mi hermano de la vida, el que estuvo cuando me quedé solo, sé que no lo hiciste Hades.
Pasaron dos meses de la muerte de Aldana, o bueno no sé cómo llamar su muerte o asesinato, pero la investigación seguía, y con mi familia nos fuimos a empezar una nueva vida a Sausalito, un pueblo cerca de San francisco, al padrino lo habían hecho elegir en el trabajo, y decidió ese lugar como destino.
AVA
—Hija, aprontate viene tu futuro esposo a comer.
—No digas así, suena horrible —Bufo y me levanto de la cama.
Le mando a mi amiga que no podíamos juntarnos.
Me llama por video llamada, es insistente.
—¿Por qué no puedes Ava?.
—Viene mi futuro—. Pongo los ojos en blanco.
—Oh, que divertido, aunque dale una sorpresita, dormilo y te vienes a casa, estamos con Meli aburridas y por mirar películas de terror.
—Que ocurrencias locas —Río negando.
—No son locas, dale, dormilo tenemos muchas cosas que hablar—Sonríe la rubia, sentándose al lado de mi mejor amiga.
—Mi rubia meli, me encantaría poder ir chicas, en serio, pero no puedo.
—Mañana llega una familia nueva al pueblo, exactamente van a estar a una cuadra de tu casa. —Me guiña un ojo Ailín.
La madre de ella tenía varias casas para vender o alquilar, ya que era una herencia familiar, y sabe de cada vecino nuevo que viene aquí, la verdad, no está tan mal saber eso.
Sólo que a lo de los nuevos vecinos no me lo esperaba.
—¿Mañana nos juntamos entonces?.
—Si, si puedo salir de esta cárcel, y me cuentas todo.
—Ya te adelanto, son de Irlanda, calculo que deben ser sexys. —Hace cara pícara.
—Deben estar para el infarto—Ríe la rubia.
—Son terribles —Río— Bueno, me voy antes que mi madre se ponga histérica.
—¡Y nos amas! —Gritan ambas—, ojito, mañana nos vemos, muuaa.
—Saben que si, mis locas lindas.
Finalizo la video llamada.
Me pongo el vestido que me había comprado el día anterior, me quedaba ajustado y lucía bien mi cintura a decir verdad, pero para él no quería verme así, era algo que odiaba.Aunque en verdad feo no era, pero no me sentía preparada para dar este paso, aparte era lo mismo de siempre, a veces odiaba llevar este apellido o aparentar ser perfecta, cosa que no lo era para nada. Solo a veces deseaba enamorarme como una vez lo hice, pero no, el amor duele y mucho, no estaba preparada para semejante dolor, y menos si mis padres se metían en medio como siempre hicieron.
Editado: 04.07.2020