Capítulo 05.
Duelo a la Hora de Salida
Monique se elevó alto de un largo salto, y la arena chocó contra el chasis del autobús, con tanta fuerza que la abolló. Mientras Sandtrak estaba distraído con ello, Monique descendió rápidamente desde lo alto, jalando su espada con rapidez en su contra. El filo de su arma atravesó con suma facilidad su cabeza, y se deslizó como mantequilla por todo su cuerpo hasta salir en la parte inferior, y terminar cortándolo en dos.
Los pies de Monique tocaron de nuevo el suelo, y rápidamente saltó hacia atrás para hacer distancia. La arena del cuerpo de Santrak se desplomó al suelo, formando un gran montículo. Sin embargo, al instante volvió a reunirse toda junta, agrupándose hasta formar de nuevo el cuerpo del monstruo.
—¡Qué tonta! —exclamó Sandtrak, acompañado de una aguda y resonante carcajada burlona—. No creías que en verdad podías dañar mi cuerpo con un arma como esa, ¿o sí?
—Debía intentarlo —susurró Monique con apatía.
Aquello era decepcionante, pero no inesperado. Su madre aún no llegaba a la lección sobre cómo vencer a un monstruo de arena, y lo que su padre le había contado de ellos era relativamente poco. Así que sólo le quedaba luchar un poco a prueba y error, y ver qué funcionaba.
Sandtrak extendió de nuevos sus brazos hacia ella para atacar, y Monique comenzó a moverse rápidamente hacia un lado y hacia el otro para esquivarlo.
—No lo creo, miren qué veloz es —pronunció Karly sorprendida desde la multitud—. Es tan ágil… ¡sería una excelente animadora!
—¿En serio eso es lo que piensas al ver esto? —masculló Billy a su lado con desaprobación. Pero él, al igual que todos los demás, miraba con asombro y sorpresa la manera de moverse de la chica nueva.
Luego de esquivar por un buen rato sin poder acercarse demasiado para contraatacar, en un momento Monique tuvo claro que no podría esquivar el siguiente golpe con tanta facilidad, por lo que optó por otro movimiento para salir bien librada. Extendió su mano izquierda, la que no sostenía su espada, y formó en milésimas de segundos un escudo de energía verdosa delante de ella. La arena golpeó con fuerza el escudo, protegiéndola de impacto, pero aun así no logró evitar el empuje que la lanzó hacia atrás, en dirección a la muchedumbre alrededor de ellos.
Sus pies se arrastraron por el suelo, y varios se hicieron a un lado para abrirle espacio. Una vez se detuvo, alzó su mirada y notó que Sandtrak ya estaba más que listo para volver a atacar, ahora con sus dos brazos al mismo tiempo. El primer impulso de Monique fue esquivar, pero se detuvo un instante, y miró sobre su hombro al resto de la gente. Si se movía, esos cañones de arena golpearían a más de uno, y lo más seguro es que no saldrían tan bien librado como ella.
«Maldición» pensó con frustración, y se mordió con fuerza su labio inferior.
Para cuando se viró de nuevo al frente, el ataque ya se dirigía en su dirección así que tuvo que pensar rápido. Clavó de un sólo golpe contundente su espada en el concreto a sus pies, y rápidamente alzó ambas manos al frente. De nuevo formó un escudo de energía delante de ella, pero ahora se enfocó en hacerlo mucho más amplio, para así proteger a las personas detrás de ella. La arena golpeó con fuerza el escudo y amenazó con empujarla hacia atrás, pero Monique plantó sus pies bien firmes en el suelo para mantenerse en su sitio.
Por su expresión casi de sufrimiento, fue claro que todo aquello representaba un gran esfuerzo para ella.
—¡Aléjense! —gritó apremiante, girándose a mirar a la multitud sobre su hombro.
—¡Ya la oyeron! —intervino Billy rápidamente, parándose delante de los demás—. No se queden ahí parados como un montón de vacas, ¡muévanse!
La mirada y la voz del muchacho transmitieron un intenso coraje, que logró hacer eco en los espectadores, y rápidamente comenzaron a moverse, algunos para meterse adentro de la escuela, otros a refugiarse detrás de los vehículos del estacionamiento. Pero incluso desde sus escondites, ninguno parecía querer perderse de tan inusual acontecimiento que era esa pelea.
—No conocía ese lado aguerrido tuyo, Billy —señaló Karly sorprendida, aproximándose a su lado.
—Tú también —señaló Billy con firmeza, y rápidamente la tomó de la muñeca y la jaló para que corrieran hacia adentro de la escuela.
De esa forma, el terreno quedó mucho más despejado para Monique.
Replegó de inmediato la energía del escudo, provocando que la arena se desviara hacia los lados, el tiempo suficiente para que Monique pudiera sacar su espada del pavimento, y con su arma en mano dio un largo salto y giró sobre sí misma, cargando la reluciente hoja con energía que luego dejó escapar en la forma de una fuerte ráfaga de viento impulsada por el movimiento. El viento golpeó con fuerza a Sandtrak, y su cuerpo pareció despedazarse en varios pedazos de arena arrastrados por el viento, desperdigándose por el suelo.
Sin embargo, similar a la vez anterior, no quedó en pedazos mucho tiempo, pues rápidamente la arena volvió a juntarse.