Isaac
—¿Cómo va el plan? —hablo por el celular.
—Todo va excelente, señor —escucho a través de la línea.
—¡Perfecto! —cuelgo.
Isabella Mussolini se arrepentirá eso será seguro y me encargaré de ello.
Nicolas
Siempre pensé que el amor a primera vista no existía hasta que la conocí a ella, Isabella, su exterior, refleja tanta ternura, que nunca imaginé que sería una máscara que cubriera a una persona tan atrevida, que su vez es tan hermosa.
No pude evitar las lágrimas en aquel lugar, donde nos encontramos a ese tal Isaac, al final de cuenta, no me entere si en realidad ella se interpuso en el matrimonio o fue el que se enamoro solo, [aunque no lo culparía si se enamoro] pero el tono en el que ella susurro su nombre, me dejo en incógnita, debería de hablar con ella y que me disculpare por mi repentina actuación, no debí irme de ese antro sin ninguna explicación, porque ahora ando con dudas que no pueden ser aclaradas, por mi estupida ceguera de pensar lo peor.
Después de tres meses sin verla, ni saber nada de ella, mis pensamientos estuvieron latentes en su imagen, aunque me des colocó un poco, la noticia de que es monja, eso quiere decir, que es una señorita a lo que se refiere, que su virginidad esta intacta y yo pensando lo peor de ella, ¿por qué tuve que abrir mi boca y decirle que en este convento no había hombres casados? ¿En serio fue lo mejor que se me ocurrió? Porque creo que lo arruine todo, pensé eso hasta me dijo para ser amigos, cuando salieron esas palabras de su hermosa boca, fui el hombre más feliz, sus palabras me devolvieron la esperanza y me reconfortaron, de solo imaginar, que puedo intentar algo con Isabella.
Mejor me preparo ya mismo, para salir a verla, entablar una bonita amistad y pedirle una explicación, para aclarar mis dudas sobre Isaac.
Me vestí de una manera cómoda y me dispuse a salir, gracias a mis habilidades de la milicia, para pasar desapercibido ante una situación como lo es ahora, salir del convento, lo que ahora se me hará complicado, es saber ¿cuál es su habitación? [espero que mis habilidades no me fallen].
Salgo con mucho ánimo a las afueras del convento y camino por el hermoso y verde césped que es iluminado por la luna llena presente, veo a dos personas en la entrada del convento de las monjas pero no logro distinguirlas, por la distancia, mientras más me voy acercando, puedo ver que es un hombre y una mujer, me acerco aún más y me percato de que es Isabella besándose con...
Isabella
Siento unos labios suaves unidos a los míos que se me mueven con delicadeza y ternura al juntarse en un beso tranquilo pero a la vez muy tierno, tiene una mano en mi mejilla y la otra en mi cintura haciendo de un acercamiento para nada necesitado, sino más bien calmado, nunca en mi vida me habían besado de esta manera tan pacifica, que a la vez te llena el alma y el corazón, estoy dispuesta a conocer a la persona que me esta besando de esta manera tan tierna, al abrir mis ojos me encuentro con Mauricio, quien se separa de mí, al ver que ya no le estoy siguiendo aquel majestuoso beso.
—Isabella, perdona el atrevimiento, pero has llamado mi atención, me gustaría, no, mejor, anhelaría empezar una amistad contigo, conocernos y ver más adelante lo que nos prepare el futuro —las bellas palabras, que salen de la boca de Mauricio, me dejan impresionada, jamás, alguien me había dicho para ir despacio, o sea comenzar con una amistad, siempre empezaba con una persona en el sexo, no con un beso tierno y muy rico de saborear.
—Mauricio tus palabras son muy lindas, la verdad, jamás, antes un hombre me había dicho para ser amigos —estas palabras toman por sorpresa a Mauricio.
—Isabella, será que ¿podemos hablar? —un calmado Nicolas se acerca a nosotros, con las manos en los bolsillos de su short, saluda a Mauricio con un movimiento de cabeza y este le responde de la misma manera.
—Si —veo de lado a Mauricio, para ver su expresión y me responde con una hermosa sonrisa junto con un asentimiento.
Nicolas y yo caminamos algo alejados para que Mauricio no escuchara lo que Nicolas me tenía que decir.
—Isabella, sé que me comporté como un niño, por la manera como actúe al salir del antro y me comporté, como un verdadero idiota, al decirte en el convento lo que no quiero repetir de eso.. del divorcio —asiento —te pido perdón, en serio y bueno, acepto ser tu amigo, claro si aun eso siguen en pie —le sonrió —tranquilo, amigo Nico —es la primera vez que tengo amigo hombre, pero quien lo diría me salieron dos y dos que me quiero follar, Nico abre sus brazos y yo me acerco abrazarlo.
Nos acercamos a Mauricio con las manos unidas.
—Amigo Mauricio, este es nuestro nuevo integrante, él, es Nico —lo señaló con mis dos manos.