_¿Qué ocurrió al final? Esta parte sí que no me la has contado nunca.
Miré al doctor con tristeza.
_¿Qué cree usted? A pesar de nuestro intento por ocultárselo, al final Tarwe acabó descubriendo lo todo.
_¿Alhya?
_Ella no necesitaba a nadie para enterarse de lo que ocurría a su alrededor, ella era una dragona, representante de El Gran Dragón en el reino y, como tal, tenía el don de ver y conocer sucesos que ella no había presenciado.
_Impresionante_ murmuró el doctor mientras se inclinaba sobre la mesa con gran curiosidad y fascinación_. Pero, ¿qué la llevó a usar sus poderes?
_El extraño comportamiento de Ivar, la culpa nunca pasa desapercibida. Recuerdo que la tarde anterior se acercó a mí para preguntarme por el comportamiento de Ivar, como seguramente no Le di una respuesta que le pareciera convincente, decidió recurrir a sus poderes. A la mañana siguiente, un dragón rojo abandonó el palacio, el dragón de Tarwe, y ella con él.
Un agudo chillido me despertó sobresaltado. Me senté en la cama y lo miré todo a mi alrededor con los ojos desorbitados y la respiración acelerada. Miré hacia atrás, Balder estaba en la misma situación que yo.
_¿Qué ha sido eso? _pregunté.
_Un dragón _ dijo alarmado, mientras salí de un salto de su cama, supongo que temiendo un ataque.
Yo lo imite. De repente, una gran sombra cubrió nuestra habitación, al girarnos nos encontramos con una de las enormes alas cobrizas de Shadow. Entonces me hice una idea de lo que podría haber pasado. Me cambié rápidamente y bajé hasta las mazmorras, desde donde había salido Shadow con total seguridad. Cuando llegué encontré a Ivar inmóvil ante la compuerta abierta. Me acerqué a él, parecía perdido en la nada.
_Ivar_lo llamé.
Él se volvió y me miró.
_Se ha marchado_ dijo con un hilo de voz. Puse mi mano sobre su hombro_. No lo creo, se ha ido.
Justo en aquel momento llegó Balder casi saltando los escalones de tres en tres al bajar.
_¿Qué ha ocurrido? _ preguntó.
_Tarwe se ha marchado_ repitió Ivar con la voz entrecortada.
Balder abrió los ojos hasta no poder más.
_¿Qué? ¿Por qué? _casi gritó. Nos miró a los dos, que permanecíamos callados_. ¿Por qué? _preguntó de nuevo, esta vez más calmado.
_Ha sido culpa mía _ dijo Ivar.
Balder negó con la cabeza impotente.
_Voy a buscarla_sentenció mientras iba hacia la escalera, pero Ivar lo agarró del brazo y lo hizo volverse.
_Sí alguien debe hacer eso, ese soy yo.
Balder asintió, pero no dijo nada. En cuanto Ivar lo soltó, éste continuó subiendo las escaleras hasta salir de las mazmorras. Me acerqué a Ivar.
_¿Tienes alguna idea de dónde puede estar?
_Sé exactamente dónde está.
_¿Te acompaño?
_Lo que quieras.
Como hacía poco que había amanecido y supuse que haría frío, decidí subir a por una capa más gruesa que me resguardara un poco. Atravesé las mazmorras y, justo cuando estuve a punto de salir al pasillo principal, una mano fuerte me agarró. Al volverme para ver quién era, me encontré cara a cara con Balder.
_¿Por qué se ha marchado? Sé que lo sabes.
_Balder, no creo que...
Aumentó la presión sobre mi brazo.
_Dímelo.
_Está bien, está bien, pero sueltame.
Balder obedeció. Entonces yo me acerqué a él y Le susurré lo que había ocurrido. Al escucharlo, Balder se alejó de mí como si acabará de abofetearlo, aunque tal vez las palabras que le acababa de susurrar tuvieron el mismo efecto.
_¿Tú lo sabías?
_Yo lo vi.
_¿Por qué no me dijiste nada?
Fui a contestar, pero el sonido de unos pasos sobre nosotros hizo que Balder dejara de mirarme y, posiblemente, de prestarme atención. Yo también alcé la mirada, Alhya caminaba sobre nuestras cabezas en aquel instante. Miré a Balder de nuevo, quien la observaba atentamente, con los ojos brillando de la rabia.
En ningún momento Le había mencionado el nombre de la mujer, pero al parecer Balder no necesitaba esa información.
_¿Dónde está?
Me encogí de hombros.
_Ivar lo sabe, pero no me ha dicho nada.
Sus ojos violetas volvieron a posarse en mí.
_¿Piensas ir con él? _ Yo asentí _. Pues cuando vuelvas, dímelo si decide no volver.
_Está bien.
Cogí la capa que buscaba y bajé para reunirme de nuevo con Ivar. Aunque el punto de encuentro era en el pasillo principal, realmente íbamos a los establos de los grifos, donde cada uno cogió el suyo.
Ivar abrió la compuerta y salimos.
_¿Dónde crees que está? _Le pregunté, rompiendo así el silencio.
_En su lugar de origen.
_Es decir...
_En la aldea donde la conocí, ha regresado a su casa.
La conversación cesó. Seguí a Ivar el resto del camino en silencio.
La aldea se llamaba Iuskan y estaba en la ladera de una montaña remota. Cuando llegamos a la montaña era ya medio día. Paramos junto al río.
_En este paseo la vi por primera vez _ dijo Ivar mientras desmontaba_. Sólo espero que no sea testigo también de la última.
Miré hacia la montaña.
_No veo al dragón.
Ivar sonrió.
_Pues claro que no. Eso alarmaría a los habitantes de la zona.
_¿Los grifos también?
_Eso la alarmaría a ella. Se largaría si me viera llegar, no quiere saber nada de mí en este momento y yo necesito verla, necesito hablar con ella_ dijo mientras empezábamos a subir por el camino que llevaba a la aldea.
_Necesito saberlo, ¿cómo lo ha descubierto?
_Porque no es estúpida, yo ya sabía que lo descubriría. Tarwe... Es muy difícil de engañar, y cuando lo descubre, su ira es de temer. Necesito su perdón.
_Por miedo_ dije decepcionado.
_Mi mujer no me da miedo, sé que jamás me haría daño. Necesito su perdón porque, además de ser la madre de mis hijos, es la persona que más me ha querido, quien me ha apoyado, es mi pilar más fuerte y la necesito a mi lado. Aunque me va a costar conseguirlo, la reconciliación va a ser complicada.
_Pero...
_Con los poderes de adivinación que le proporciona el colgante del dragón.
_Ah, y... Una pregunta más, ¿ por qué dices que la reconciliación será complicada? Basta con perdonar.