Abrí los ojos con trabajo y traté de enfocar. Al principio todo no era más que una mancha borrosa, pero poco a poco se fue aclarando. Estaba en mi habitación. Me incorporé un poco y miré a mi alrededor, la oscuridad inundaba la estancia, sólo la tenue luz producida por la llama de una vela iluminaba mi cama y poco más.
Eché una segunda ojeada a mi entorno, estaba completamente solo.
_Anharel_ lo llamé, pero no hubo respuesta alguna_. ¿Anharel?_ nada.
Me dejé caer de nuevo sobre el colchón, totalmente devastado. Estaba tan desesperado por tener a alguien más en el palacio que había llegado incluso a imaginar que Anharel había vuelto, hasta lo había tocado.
Me quedé totalmente en silencio, contemplando la llama de la vela mientras me cubría con las mantas y las sábanas. Cerré de nuevo los ojos pero entonces oí la puerta abrirse, de repente y con brusquedad.
_Hala, me he pasado, si no lo he despertado yo..._ oí.
Me incorporé bruscamente y miré hacia la puerta. Allí vi la esbelta figura de Anharel, con sus enormes alas rozando el suelo. Me miró.
_Veo que ya te has despertado_ dijo acercándose a la cama.
_¿Qué ha pasado? _ pregunté algo alterado_. ¿Qué ocurrió al final con el ritual? ¿ Lo logramos?
Anharel no contestó enseguida. Se sentó sombrío junto a mí.
_Fracasamos_ dijo. Aquello fue un duro golpe para mí _. Al desmayarte se rompió la protección más fuerte y estuvo intentando escapar, casi lo consigue, casi.
_¿Qué hiciste?
_Lo volví a encerrar en la gema. Está controlado.
Me llevé las manos al rostro en un gesto de decepción conmigo mismo, me sentía desolado, totalmente inútil.
_Lo siento Anharel, te fastidie todo el ritual.
Los ojos de Anharel brillaron en un gesto de reproche hacia aquellas palabras.
_No es cierto. Era un ritual muy difícil, pocas veces sale bien_ puso su mano sobre mi hombro_. Aguantaste lo que pudiste, y fue mucho más de lo que esperaba. Créeme, sólo necesitas entrenamiento en este tipo de cosas y lo conseguiremos, pero habrá que esperar.
_¿Cuanto?
Anharel tardó un poco en contestar.
_El fenómeno requerido es muy poco común. No vale cualquier eclipse, no, sólo un eclipse rojo, en el cual el sol quedará oculto durante un día entero y el cielo se iluminará con una luz rojiza. Sólo entonces podremos volver a intentarlo.
_¿Cada cuánto ocurre?
_Cuenta con esperar entre ochocientos y mil años.
_Eso es mucho tiempo, yo ya me iría buscando otro compañero.
Anharel me miró.
_Todavía no te has enterado ¿verdad?
_¿De qué debería enterarme?
_¿No leíste la profecía?
Lo miré sorprendido.
_¿Cómo sabes tú nada acerca de eso?
_Marshell me lo dijo. Una vez que que Metrax fuera derrotado, uno moriría...
_Ivar_lo interrumpí.
_Otro viviría una vida normal.
_Balder.
_Y otro se quedaría guardando las gemas para toda la eternidad.
Tardé un momento en responder.
_Yo.
Anharel asintió. Volví a quedarme en silencio un momento, tratando digerir lo que se me venía encima. El Âncra- ähabel me observaba en silencio.
_Pero... Una cosa, Metrax no fue derrotado.
_En cierto modo lo fue, Ivar logró encerrarlo. Tú tampoco lo vas a vigilar para toda la eternidad, sólo durante unos años _ dijo con una sonrisa.
_¿Y qué pasará contigo? _pregunté con voz temblorosa debido a la tensión que me producía el simple hecho de pensar que me dijera que debía partir.
Anharel me sonrió.
_Yo me quedaré a tu lado, lo destruiremos juntos.
Escuchar aquellas palabras me produjo una gran alegría.
Miré al doctor de nuevo.
_La presencia de Anharel en el palacio fue como la llegada de la luz en mitad de la oscuridad, era el sonido que rompía el silencio más absoluto. Sólo éramos dos, pero el palacio pareció cobrar vida...
》Las luces de los pasillos volvieron a encenderse y se usaron las habitaciones que ya nadie ocupaba, pero no para dormir, Anharel decidió quedarse con la cama de Balder.
Por un lado no me gustó demasiado su idea, pero por otro, era reconfortante recordar que no estaba solo las veces que me despertaba sin motivo a mitad de la noche o cuando había soñado con alguno de mis antiguos compañeros.
Ya no hechaba tanto de menos a los demás, ahora tenía a alguien con quien compartir mis días. Mientras cocinábamos, ya no añoraba tanto a Soriel, y los cabellos dorados de Anharel sustituyeron a los blancos de Balder cada vez que regresaba de arreglar las plantas del patio o de cazar.
_Pero eso no significa que ya no hubiera un lugar en mi corazón reservado para ellos_ le dije al doctor_. De hecho, más de una vez lo llamé Soriel sin darme cuenta, y en alguna ocasión me pareció que era la alta y esbelta figura oscura de Balder, con su largo cabello desordenado ondeando con el viento mientras esperaba en la entrada del palacio a que trajera la caza o para reprocharme que las plantas del patio no necesitaban tanto cuidado_ dije con una sonrisa tras la cual se escondía la nostalgia de siglos de recuerdos.
》Anharel y yo habitamos el palacio durante casi dos siglos más, totalmente aislados, salvo por Varg, quien también acabó sucumbiendo a los años, ni siquiera sus hechizos y pócimas de juventud lo salvaron de la muerte.
Mi nombre empezó a ser conocido entre otros reinos de elfos, enanos y hombres. Para ellos era aquel que vigilaba el bosque, quien hablaba con los hombres alados, aquel que había burlado a la muerte, para ellos era un ser superior a cualquier humano, por ello, se me empezó a conocer como el rey elfo del bosque, algo totalmente erróneo, porque ni era elfo ni era rey.