1
Al día siguiente, la gente se encontraba rodeando el quiosco, murmuraban sobre lo ocurrido la noche anterior, tenían miedo, ya que el puente era la única entrada y salida del pueblo.
Natalia se encontraba entre la gente, estaba observando con atención al presidente municipal mientras tenía las manos metidas en los bolsillos de la chamarra.
Mientras tanto, el presidente municipal se encontraba hablando con unos policías, al terminar de hablar, tomó el micrófono.
—Señoras y señores, conserven la calma y escuchen —dijo con voz tranquila—. Estamos haciendo lo necesario para arreglar este problema, pero necesitamos que guarden la calma. En estos momentos, un grupo de policías se ofrecieron a subir a los botes y traer ayuda.
—¿Eso de que servirá? —gritaron entre la multitud.
—Los botes no son suficientemente grandes para traer ayuda —gritaron por otro lado.
El presidente municipal se empezó a masajear la frente.
—En lo que piden ayuda a los pueblos vecinos, nosotros estaremos trabajando en la construcción de un puente temporal, esto para que pueda entrar la ayuda al pueblo. Todavía hay material que sobró de las remodelaciones.
La gente empezó a asentir con la cabeza ahora con más tranquilidad.
Un tipo con casco amarillo y chaleco naranja tomó el micrófono.
—Gente, por favor, escuchen —dijo con voz tranquila—. Necesitamos toda la ayuda posible para terminar este puente lo más rápido posible.
—¿En cuánto tiempo estará listo? —volvieron a gritar.
—Dos semanas —respondió con voz nerviosa.
La gente empezó a murmurar con impaciencia.
—Pero si ayudamos todos, podríamos terminar en la mitad del tiempo incluso uno o dos días antes de que acabe la semana del carnaval —la gente se mostró más positiva—. ¿Quiénes quieren ser voluntarios en la reconstrucción del puente? —preguntó finalmente. Acto seguido, varias personas entre la multitud levantaron la mano.
El presidente municipal volvió a tomar el micrófono.
—Recuerden señores, no gasten sus provisiones tan rápido, adminístrenlas bien. Los negocios abrirán para el público, pero todo estará racionado.
Natalia dio un paso atrás y comenzó a apartarse de la multitud.
Al caminar entre la gente, un sujeto hizo lo mismo que ella, cuando le prestó mejor atención, se dio cuenta que era otro forastero.
Al salir de la multitud, el joven cruzó la calle. Natalia, quien iba detrás de él, se quedó parada en la acera.
—Rayos —dijo ella con voz baja.
2
—Racionar la comida —dijo Don Teodoro con tono serio, sentando en una silla.
—Así es —afirmó Natalia, quien se encontraba recargada en el marco de la entrada a la cocina.
—Eso…podría causar problemas —dijo Doña Emilia en tono deprimido, sentada al lado de Don Teodoro con su tejido.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Natalia.
—La gente sigue asustada Natalia. Tal vez no ahora, pero a mitad de semana lo estarán. Eso hará que empiecen a delirar y piensen que uno tiene más que otro y…
—Se matarán entre ellos —completó Natalia.
—O algo peor —agregó Doña Emilia
—Por cierto, vi a otro forastero —dijo Natalia.
Don Teodoro volteó a ver a Doña Emilia.
—¿Dónde lo viste? —preguntó Doña Emilia.
—En el parque, entre la multitud —dijo Natalia.
—Me lo temía —exclamó Don Teodoro—. Bueno, tengo un encargo para ti —dijo interrumpiendo de golpe el tema. Natalia se despegó del marco de la puerta—. Necesito que me traigas algo de la oficina del presidente municipal. El edificio está al lado de la cafetería de Efrén —exclamó con voz imponente. Natalia lo pensó un momento, luego asintió con la cabeza—. Y recuerda, no salgas sin tu cuchilla —dijo con tono sombrío.
3
Natalia corría sobre los edificios, eran las 12:00pm y el calor hacía que le ardiera la cara.
Corría a la mitad del techo, esto para evitar hacer sombra, pero sabía que la gente estaba demasiada ocupada con sus asuntos como para ver hacia arriba, eso y su tamaño con respecto a la altura hacía que corriera con toda libertad, pero no estaba demás tomar una precaución.
Editado: 03.07.2018