Moonlight

Capítulo 27

Me duele la cabeza y me pitan mucho los oídos, tengo unas inmensas ganas de vomitar pero no tengo nada en el estómago. Abro los ojos lentamente para no ver más que oscuridad, toco mi cuello, hay una sustancia viscosa en él. Mis ojos se adaptan a la poca luz que hay en la habitación, miro mi mano para ver rastros de sangre, no llevo de llevar mucho aquí si tengo sangre fresca, o también puede ser que la sangre no me pertenezca.

Miro alrededor para encontrarme con una figura menuda que reconozco casi al instante y que tiene sangre fresca bajando de uno de sus brazos. Gruesas lágrimas bajan por mis mejillas, intento acercarme al cuerpo de mi madre pero una cadena en el pie me lo impide.

– Mamá.- susurro.- Mami.- grito desesperada.

Mi madre no reacciona, ni siquiera parece que esté respirando y eso no hace más que desesperarme. Mi cabeza se esfuerza por recordar lo sucedido hasta llegar a este lugar pero no puedo, intenta recordar a mi madre pero lo último que recuerdo es tener un intercambio de mensajes.

– Mami, por favor reacciona.

La cabeza de mi madre se mueve para un lado y luego se levanta sus ojos se ven huecos, parecen estar completamente vacíos, algo me dice que ella ya ha sufrido algún tipo de tortura.

– ¿Eda?

– Si mami, soy yo.- mi madre comienza a llorar y no mueve su brazo ensangrentado.- ¿Qué le pasó a tu brazo? - ella lo mira.

– Lo partieron.- intenta esconderlo con una mueca de dolor.- No pasa nada, ya casi ni lo siento.- intenta calmarme.

– ¿Cuánto llevamos aquí mamá?

– Entre tres y seis días.- suspira.- No lo sé bien, desperté hace tres días.

Mamá se ve agotada, como si desde que despertó hubiese dormido excesivamente poco. Me preocupa más su salud que la mía, soy una mujer joven sin ningún tipo de problema médico, mi madre es joven pero no podemos decir que no tenga ningún problema médico.

– ¿Cuándo te hicieron lo del brazo?

– Creo que ayer, aquí el tiempo es bastante difuso.- ella se mueve un poco y veo toda su ropa rota.

– Mami.

– Deja de pensar Andrómeda, no me han hecho lo que piensas.- me tranquiliza con voz dura.- Son cortes de navaja, finos y que dejan huella pero que sangran poco.- dice apartando su camisa, aunque prácticamente ni queda camisa.

Mi madre tiene innumerables cortes, no podría contarlos todos a simple vista y parecen dolorosos pero ella parece hacerles poco caso. Y en verdad, no es tanto los cortes que tiene lo que me preocupa, es el peso que ha perdido en lo que llevamos aquí. Su cuerpo parece mucho más frágil que de costumbre. Siempre he agradecido heredar la constitución delgada de papá, y no la de mamá como si han hecho Cande y Einar, no pierdo peso con la rapidez que lo hacen ellos por lo que me enfermo menos.

– ¿Nos estarán buscando?

– Mi abuelo debe de haber puesto Alemania patas arriba.- resopla con una mueca de dolor.- Esperemos que se den prisa.

– ¿Crees…?

– Ellos deben de estar aquí, Andrómeda eres amiga de Cloe desde que tienes un año, tenéis un vinculo inquebrantable así que por supuesto ella iba a venir.- sonríe con debilidad.- Russell está enamorado de ti, da igual como te veas, él no está enamorado de tu apariencia mi niña, él está enamorado de quien eres, así que iba a venir para buscarte.

– Anastasia te ama con su corazón mamá, eres su apoyo como tú eres el suyo, es normal que ella haya venido.- mami sonríe con sinceridad.

Debo destacar la fortaleza de mi madre, estoy segura que esto la afecta de una forma mucho mayor que a mí, no solo físicamente está evidentemente peor que yo sino que psicológicamente debe de ser un completo desastre en estos momentos. No creo que haya cosa que aterre más a mi madre que estar secuestrada, debe de estar recordando todo aquello que por años luchó para olvidar.

He escuchado a mi madre despertarse a altas horas de la noche, salir en silencio de su cuarto sin despertar a mi padre y llorar de dolor y desesperación en el baño. Mi madre tiene estrés postraumático y esto debe de estar volviéndola loca.

– ¿Cómo estará Candela?

– Podemos asegurar que no bien.

Se ve tan cansada y tan herida, no debe de haberlo pasado nada bien en los días que lleva despierta y no creo que ninguna de las dos vaya a pasarlo bien de aquí en adelante.

Mamá parece tan pequeña en su rincón que me preocupa bastante porque no es una mujer pequeña, puede que delgada pero no pequeña y ahora es como si estuviese viendo a una adolescente aterrada.

Se escucha una puerta abrirse, mi madre se encoje más en su sitio y yo hago lo mismo. Delante nuestra aparece un hombre que no conozco de nada pero que si parece conocer de algo a mi madre. Ella lo mira con odio, no hay miedo en sus ojos aunque si en su postura.

– Veo que la bella durmiente se despertó.- me sonríe.- El jefe se alegrara de saberlo.- luego mira a mi madre.- ¿Cómo está tu brazo?

– ¿Cómo pretendes que esté?- rueda los ojos.- ¿Deseas algo más que burlarte de mí o ya ha acabado tu visita?

– ¿Da igual lo que hagamos?¿Seguirás con esa actitud de mierda? Solo tienes que disculparte con Alfred.

– Jamás.- escupe mi madre con ira.- No es por orgullo, es que a mi nadie me pidió disculpas, nadie le pidió disculpas a mi hija ni a mi marido, ¿por qué debería yo hacerlo?

– Sigues con vida, el hijo de Alfred no.

– Una parte de mi murió en aquel secuestro.- lo mira con ira.- Hice lo que tenía que hacer para proteger a mi familia, él no supo criar un buen hijo.

– Dejaste a una niña sin su padre.- mi madre se encoje de hombros, veo como se muerde el interior del labio intentando no hacer una mueca de dolor.- ¿No te arrepientes?

– Era él o yo, yo fui más inteligente y rápida y gané la partida.- sonríe con maldad, es la misma sonrisa que la del bisabuelo Hans.

– Ahora Alfred ha sido el más rápido.- mi madre solo sonríe.- Les traerán la comida en breves, mientras soportes los golpes tú serás la torturada.




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