Morfeo (desterrados Libro 2)

Capítulo 5

Sooz avanzó por el jardín con presteza. No porque llegara tarde a su cita, sino porque a medida que se acercaba el día del despegue, la tensión se había acumulado en sus músculos como una olla a presión al punto de ebullición. Notaba una inusual sensación de adrenalina recorriendo su cuerpo cuando estaba   en reposo. Sus pulmones habían olvidado respirar a intervalos,  y a menudo los sorprendía impacientes, tomando más aire del que necesitaban. El único momento en el que no lo notaba era cuando se encontraba en acción, e incluso entonces, vacilaba al realizar movimientos que antes le habían sido naturales.

Sabía que se trataba del enemigo del siglo XXI, el estrés. Pero a pesar de que los instruían desde pequeños para ahuyentar a ese fantasma silencioso, y de haber duplicado sus sesiones de medi- tación, estaba sucumbiendo a sus crueles garras.

Tras sortear el último árbol, divisó a Ash y a Driamma senta- das sobre los pupitres de la explanada. En circunstancias norma- les un profesor las regañaría por el mal uso de las instalaciones, pero en esos días, y en especial a tan solo diecisiete horas del despegue, ya nadie tenía la cabeza en preocupaciones cotidianas.

Ash estaba pálida, incluso más de lo normal, mientras escuchaba con atención algo que Driamma explicaba con aspavientos.

—Ahí está Sooz —exclamó Ash, al verla—. Puede que ella lo sepa.

 

 

 

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Driamma se giró para recibirla. Al contrario que ellas, la joven resplandecía aquella mañana.

—¿Saber qué? —inquirió, curiosa por descubrir qué se traían entre manos.

—Dri ha vuelto a tener el sueño extraño en la habitación de las cortinas blancas —comenzó Ash, mientras Sooz se sentaba junto a ellas.

—¿Con tu madre?

—Esta vez no era su madre sino un chico, Morfeo —interce- dió Ash con el tono de una niña contando un cuento—. Y Dri   se ha encaprichado con él.

—No me he encaprichado —protestó esta. Pero había un brillo curioso en sus ojos—. Simplemente tengo curiosidad por saber si es fruto de mi imaginación o alguien que he visto por Noé. ¿Crees que el Manifiesto de Supervivientes cuenta con una base de datos con fotos de cada uno de vosotros?

—Solo ha sido un sueño.

—Oh, vamos —exclamó Driamma, poniendo los ojos en blanco—. Me da igual. Solo tenía curiosidad. Los sueños son tan raros…

Estaba segura de que Driamma no era la única teniendo sue- ños extraños en Noé, dadas las circunstancias y la tensión en la que se encontraban.

—Pero basta ya de mí, vosotras sois las que tenéis toda la presión —dijo la morena, zanjando el tema—. No puedo creer que os vayáis esta madrugada. Ha pasado tan rápido. ¿Cómo os sentís?

Ash exhaló una bocanada de aire.

—Yo, sorprendida —bromeó la pelirroja—. Aún no puedo creer que vomitara tantas veces al venir a Noé y ahora ni una sola.

 

 

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—Has cambiado Ash, ¿no te das cuenta? —comentó Sooz en alto. Lo había notado hacía tiempo.

La muchacha la observó un tanto confusa.

—Totalmente —corroboró Driamma, con una  sonrisa—. Has crecido, te has hecho fuerte por dentro. Tienes más confian- za en ti misma, y has aprendido mucho sobre relacionarte.




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