Morpho Azul -Las crónicas de mi maestra-

Cielo o Infierno


Spero no podía soportarlo más, el estado mental en que se encontraba la dejó exhausta… 
-Vis: -Hay que conseguir un refugio rápido
Volteando a todos lados nota que Pacem no está por ningún lado 
– ¿Dónde habrá ido?, Hermana, espérame aquí, no te muevas-.
Casi sin poder moverse por el agotamiento, mueve la cabeza afirmando y se recuesta sobre las piernas de Umbra.
Caminando y adentrándose más en la maleza se percata de que no es el mismo bosque donde ellas habían estado. Este bosque era más cálido y lleno de luz. Comienza a gritar el nombre de Pacem mientras rodea el bosque sin perderse, hasta que encuentra una pequeña cabaña abandonada y en frente de ella, como hipnotizada estaba Pacem. 
Vis se acerca y la hala del cabello; -¡niña! ¿Por qué te perdiste así? y de paso, no me contestaste o me vas a decir que no me escuchabas- 
Pacem voltea y le dice: -Vi a alguien que nos espiaba y eso fue lo que me trajo a esta cabaña-
A pesar de que yo sabía que Pacem tenía una habilidad inusual, no le di importancia, ya que teníamos problemas mayores, así que decidí entrar a la cabaña. Era realmente típica, lo cual me parecía raro que estuviera sola en el bosque. Tenía mucho musgo y agujeros en las ventanas y la puerta era demasiado rustica, hecha de troncos amarrados con una soga. La empujé y vi que tenía chimenea y estaba vacía. Era un solo cuadro. Di la vuelta a donde estaba Pacem y noté que no estaba, así que regresé corriendo donde estaban Spero y Umbra, al llegar ellos están agotados y dormidos... Veo alrededor y vuelvo a notar que Pacem no está:
-¡No entiendo qué le sucede a esa niña!-, -exclame con voz cansada-.
Bueno, luego me ocuparé de eso. Tomé a Umbra y desperté a Spero para que me ayudara. Él era realmente pesado a pesar de que le quitamos la armadura. Con dificultad me ayudó a llevarlo adentrándonos en el bosque. En eso escucho una voz que me llama a mí y a Spero, era Pacem, le grite;
-¡Por acá estamos, ayúdanos!-
Entre los arboles salió como perdida;
-¿Dónde estaban?-, -Exclamó con una voz confundida-.
-¡Mejor dicho! ¿Dónde te habías metido tú?-, -Le repliqué-, ya estaba muy cansada. 
-Pacem: -Estuve buscando hierbas medicinales y comida cerca de donde estaban y cuando las fui a buscar ya no estaban, así que me preocupé. No quería perderme. Además no me gusta este bosque. Me siento incómoda…
-Vis: -¿De qué hablas? ¡Si hasta hace poco estabas conmigo en una cabaña que encontraste y desapareciste repentinamente!-
-Pacem: ¡No hermana! no sé de qué hablas, me estás asustando…
Bueno, no sigamos discutiendo, que oscurece. Después lo hablamos.
-Ayúdanos a llegar, es por aquí-. -Ya un poco frustrada por la situación-. 
Logramos llegar donde estaba la cabaña. Esta vez se veía distinta, no tenía moho, ni musgo, mucho menos estaba sucia y abandonada… unos árboles atrás... antes de llegar, solté a Umbra. 
-Hermanas quédense aquí, hay algo raro-, dije con un tono de preocupación.
Spero y Pacem no entendieron pero lo bueno es que no hacen muchas preguntas, luego les explicaría… a paso firme levantando un poco mi vestido azul de terciopelo para que no se quedara atrapado, llegué hasta la entrada de la casa que había cambiado. Me asomé por la ventana y vi el cuarto lleno de muebles y decoración ostentosa; la chimenea encendida y comida servida en la mesa. Los olores penetraban mi nariz así como me dolía el estómago del hambre, más por impulso que otra cosa me paré frente a la puerta y la empujé, con voz temblorosa pregunte;
-¿Hay alguien en casa?- para lo que no hubo respuesta.
Fui rápidamente a verificar y nada, ni un alma. En mi cabeza no dejaban de sonar las ideas de que esto no era nada normal y comencé a preocuparme un poco: 
-¡Bueno si es una trampa, caeré con gusto!-.




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