El pánico se apodera del templo y los guardias centauros tratan de mantener el orden, la habitación se vuelve negra poco a poco dejando todo en tinieblas, Maava comenzaba a tomar fuerza al materializarse por completo… comienza a ponerse de pie. Asombrados, la vemos; piel blanca un par de cuernos enroscados, su cabello parecía estar en llamas, y casi la mitad de su cuerpo está todo cristalizado, negro tornasolado brillan las gemas en su cuerpo; una fina tela que sale de lo que parece un brassier cae haciendo una especie de vestido, Geyller se lleva a Pacem a otra habitación así que solo quedamos Spero Umbra y yo, ya que los guardias trataban de mantener la paz ante las otras criaturas que estaban asustadas por lo que estaba ocurriendo. Muchos sabían acerca de Maava y de su odio al mundo, así que su miedo era comprensible. Inesperadamente, Maava comienza a gritar. Su grito era tan fuerte que termina debilitando las columnas y haciendo que parte del techo cayera. Rápidamente Spero comenzó a pronunciar un hechizo para crear un campo que nos protegiera, mientras yo invocaba a los elementos para el ataque, la energía se concentraba en mí, y de manera furiosa salió disparada a través de mi mano. Una ráfaga de elementos llega a Maava, la cual con una mirada siniestra alza su mano y detiene el ataque, con una voz un poco creída dice:
-Raava, sé que estas aquí, no te escondas, no creas que tengo tiempo para tus jueguitos, podría matarlos a todos si quisiera.-
Mientras absorbía mi ataque con su mano hasta que desapareció por completo… Spero, atónita me toma por el brazo y me empuja hacia el campo de fuerza…
Una luz vibrante comenzó a materializarse al frente de nosotros el vestido blanco y su cabello azul brillando como luz de sol; Raava había llegado.
Maava no pudo contenerse y en un abrir y cerrar de ojos se trasforma en un caballo negro con las patas cristalizadas y cabello de fuego, Raava la mira tiernamente y le dice:
-Hablemos hermana esto no tiene por qué ser así–
Mientras extendía sus brazos hacia ella para tatar de calmarla, Maava comienza a levitar cristales negros tornasolados haciendo un círculo todos puntiagudos apuntando hacia Raava.
-Maava, no quiero pelear contigo, te amo hermana-
Maava comenzó a lanzar los cristales mientras una lágrima recorría su rostro, Con un relincho comenzó a galopar, cada vez más rápido, Raava notó que no se detenía así que se convirtió en un lobo blanco lleno de cristales translúcidos tornasolados y la esquivó, pero de lo que no se dio cuenta Raava fue de que ella no era el objetivo de Maava, sino nosotros.
Apenas aguantando los impactos de los cristales de Maava el campo de Spero cedía poco a poco. Nunca ganaríamos contra una diosa, eso era obvio. No había manera de que nos salváramos del inminente impacto y de nuestra muerte segura. Como un rayo, Raava se colocó frente a nosotros en su forma normal y de su regazo creó una espada, muy parecida a un estoque plateado en la empuñadura, la cubría un símbolo de tres lunas una llena en medio y a cada lado una media luna, con una posición defensiva bloquea el ataque de Maava. Esta se detiene, retrocede y se vuelve a su forma original, mira a Raava y le dice:
-Hasta que al fin logre hacerte luchar-
A lo que Raava contesta:
-No dejaré que sea derramada más sangre inocente por tus insolencias. ¡Acabaremos esto de una vez!-
Maava, con una alegre y malvada expresión coloca su mano en la cintura y saca un estoque pero éste es dorado y tiene el símbolo de un sol y media luna en la hoja…
Maava, rápidamente se dirige a matar a Raava con la espada, pero esta logra bloquear hasta cinco golpes, Maava tenía ya más experiencia en combate. Como un baile comienza Raava a responder, rápida y ligera mientras su hermana era precisa y fuerte, ambas estaban en igualdad de condiciones. Luego de un rato ambas hermanas estaban cansadas, pero de igual manera no dejaron de pelear, poco a poco comenzaron a desgarrase y a cortarse con las espadas…la pelea era tal que cada vez que se empujaban, la fuerza que generaban, hacía retumbar el templo, este comenzaba a caer en pedazos… Geyller volvió y se acercó a nosotros y nos tuvimos que ir con él. Algo le pasaba a Pacem. No reaccionaba, así que rápidamente nos dirigimos a las afueras del templo mientras las diosas aun peleaban…
Encima de un colchón hecho de paja yacía Pacem aun dormida…. Pero su respiración era cada vez más débil. Si no hacíamos algo, la perderíamos. Spero y yo nos tomamos de las manos describiendo un círculo alrededor de ella y comenzamos a pronunciar un hechizo de transferencia de energía, cuando de repente un gran estruendo nos desconcentró provocando que se detuviera el hechizo. El ruido provenía del templo, el cual estaba comenzando a derrumbarse. Debíamos salir de allí. Estábamos muy cerca aun…. Con otro estruendo, las paredes del templo se derrumbaron… una de las paredes casi cae encima de nosotros, pero Geyller logra sostenerla para que salgamos, Umbra toma a Pacem y nos vamos alejando lo más rápido que podíamos… nuestros pies no nos permiten caminar más al ver que Raava y Maava estaban llorando abrazadas y cada una tenía una espada clavada en su cuerpo… en eso Pacem repentinamente despierta…
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Editado: 05.06.2018