Scott y compañía, seguidos por Dimitrio y las tres brujas, salieron de la maravillosa y acogedora cueva, solo para encontrarse con un fuerte viento que agitaba árboles y levantaba enormes capas de tierra y polvo.
—Tienes un plan casi perfecto, Mandato. Regresar a Mortum, rescatar a la chica y detener a Poliska. Pero te olvidas de lo más importante. ¡No podemos salir de esta isla! ¡Somos prisioneros! Y a menos que encontremos una forma de quitarnos estos malditos símbolos de la espalda, no podremos salir.
—¿Ya lo has intentado?
—Hermosa wicca, se me hace una increíble falta de respeto que preguntes eso. He intentado incluso arrancarme la piel, pero esta cosa siempre vuelve a salir.
—Tenemos que calmarnos y pensar —exclamó Scott. Hasta ese momento ninguno de los dos se había puesto sus respectivas camisas.
—Los tatuajes de ambos son muy parecidos —observó Danisha—, quizá funcionen como las llaves y los candados. Uno abre al otro.
—¿Y para eso nos tendríamos que poner espalda con espalda? Mi cuerpo no será mortal pero sí me dan muchas cosquillas.
—Dimitrio, ¿podrías cerrar la boca? —Scott le gruñó.
—¿Espalda con espalda? —el dúrkel parecía estar recordando algo—. ¡Eso es! Ya logro recordarlo. En mi visión estaban así; espalda con espalda.
—¡Hagámoslo entonces!
—¡Esperen! —Alexa se metió entre ellos—. Tiene que haber un truco en todo esto. Si Poliska los quería lejos de Mortum, no creo que la liberación funcione así de fácil. Qué tal si al colocarse espalda con espalda los dos se destruyen. Todo puede suceder.
Dimitrio miró a Scott y en seguida se alejó varios pasos de él.
—Tiene que ser algo igual a eso. Mis visiones nunca se equivocan, Alexa. Ahí vi perfectamente cómo Scott representaba la Luz y Dimitrio la Oscuridad.
—¿Luz y Oscuridad? —los ojos de Scott se iluminaron—. En el bunker de Magnus había unas letras que decían precisamente eso. Darehus y Okrazento; Luz y Oscuridad en el idioma Aterkano.
—¿Pero qué tiene que ver eso con nosotros dos? A no ser que tengamos que bajar la luna y el sol, no le encuentro otro sentido —Dimitrio se cruzó de brazos.
—Piensen, ¿de qué otra forma podemos relacionarlo? —apuntó Alexa.
—El crepúsculo, quizá. Hay luz pero también inicia la oscuridad.
—Los recuerdos. Dimitrio, tus recuerdos —Alexa se llevó las manos a la cabeza. Estaba tan entusiasmada que borbotaba frases sin razón—. Estoy teniendo una idea, y quizá suena un poco descabellada, pero si le prestan atención tendrá mucho sentido.
—Habla hermosa wicca, habla.
—Mortum ha tenido cinco Mandatos en total. Zacarías Carpathia y Hécate Magnus. Zacarías era la Luz y Magnus la Oscuridad. Después; Anetta Roximén y Stephanie Anderson. Märah era la Luz y Stephanie la Oscuridad. Y ahora la visión ha señalado a Scott como la Luz y a Dimitrio como la Oscuridad.
—Dimitrio —Niar se acercó a él—, quizá tú vayas a ser el sexto Mandato.
—Ah, no. Eso sí que no. Quizá cuando todo esto termine, si es que termina, regresaré a Mortum, recuperaré mi antigua cabaña en el bosque y nada más. Nunca me plantaría como rey en el palacio. Mi equilibrio se pondría en riesgo y también mi “reputación” como kaenodo.
—¡El equilibrio! A eso se refiere la Luz y la Oscuridad. Al equilibrio entre la vida y la muerte.
—Bueno, y ¿qué ganamos con saber todo eso? —Scott se señaló y después al vampiro—. Él sigue aquí y yo también. ¿Qué procede?
—Quizá el hechizo quiera que demos a alguien en sacrificio —comentó Edwin.
—¡Alejandro, ven aquí! —le gritó Derek.
—¡Ni lo sueñen!
—¡Basta! No me dejan pensar. ¿Qué, qué están haciendo? —Alexa deslizó su mirada hacia donde Derek y Edwin amontonaban ramas y hojas secas.
—Estamos encendiendo el fuego para quemar a Alejandro. Querida Alexa, nosotros no deseamos quedarnos en esta espantosa isla. Sin ofender a los lugareños.
—¡Fuego! —Alexa volvió a brincar de felicidad—. ¡Los cuatro elementos de la naturaleza! El Otro Mundo se rige por la Gran Magia, y la Gran Magia se construye a partir de los cuatro elementos; agua, viento, fuego y tierra. Así como el equilibrio de la vida y la muerte.
—Tenemos a Scott y a Dimitrio que son la vida y la muerte —Steve se aferró a los brazos de su amiga—, ahora solo nos faltaría encontrar a los cuatro elementos.
—¡Demonios! ¡Por qué no vinieron los cinco reinos con nosotros!
—Quizá —Dimitrio sonrió burlón—, las cuatro soberanas no representen como tal a esos cuatro elementos.
—¿Qué quieres decir con eso?—Scott lo miró con recelo.
El vampiro se encontró con las feroces miradas de sus tres brujas.
—Minerva tiene la fuerza del viento, Emma maneja la energía de la tierra, y Oska controla el agua. Solo falta el fuego.
—¿El fuego?
Los recuerdos abrazaron a todas esas aventuras, a todos esos días y a todos esos hechizos mal elaborados. Los recuerdos abrazaron a Alexa.
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Editado: 07.05.2024