Narra Sebastian:
Desde que tengo uso de razón había notado que mi madre casi nunca hablaba de mi padre, pero cuando lo hacia solo podía ver tristeza en su rostro, por un lado me sentía también triste de seguro lo extrañaba demasiado, pero cuando me dijo que Papá se encontraba aquí, tuve la necesidad de querer conocerlo y que hiciéramos muchas cosas en familia.
Sebastian: Eso quiere decir que ¿Papá esta aquí? — tenia que tratar de convencer a mi madre que me llevara con el — Tenemos que ir a verlo, quiero ver a papá, Mamá.
Mamá: Tienes que darte un baño, no queras enfermarte y tener que visitar a un doctor no — ella se veía nerviosa, abrió una puerta que parecía ser un baño.
Sebastian: Mamá no me respondiste — al entrar a aquel cuarto vi llorar a mi madre — ¿Mamá?
Mamá: Ven cariño, sacate esa ropa mojada — ella tiro de mi playera — Por suerte todavía tenemos agua caliente.
Sebastian: ¿Por que lloras, Mamá? dije algo malo — ella solo sonrió.
Mamá: No, cariño solo que — corto el agua caliente — Creo que tu padre no podrá vernos, de seguro esta muy ocupado.
Sebastian: Llorar por eso — ella asintió — No llores Mamá.
Mientras Mamá me arropaba no podía dejar de ver aquella foto, Papá se parecía mucho a mi y Mamá, mi madre era realmente hermosa.
Sebastian: Mamá eras muy hermosa.
Mamá: ¿Era?
Sebastian: Eres muy hermosa.
Mamá: Gracias mi vida — beso mi frente para volver recostarse a mi lado — Descansa.
Sebastian: ¿Mamá?
Mamá: Si cariño — volteo para verme.
Sebastian: Cuando yo sea padre nunca voy a dejar solos a mis hijos, estaré con ellos siempre — sabia que era muy pequeño para pensar en eso, pero no quería que mis hijos sintieran lo mismo que yo al ver a niños jugar con su padre — Jugare con ellos, los regañare si se portan mal y les obligare a comer esa asquerosidad de brocolis.
Mamá: Que bueno hijo — ella me abrazo, atrayéndome a su pecho — Pero por ahora no quiero compartirte con nadie.
Me levante muy temprano, creo que era por el cambio de horario, Mamá todavía dormía plácidamente. Camine por las escaleras para sacar una tablet, que me había regalado mi tio Gabriel, de mi maleta cuando note muchas cartas en el suelo, se encontraban pisadas ya que ayer por la oscuridad de seguro no nos dimos cuenta de que estaba ahí.
Tome algunas para llevárselas a Mamá, pude leer que una decía luz, la otra agua pero había una que llamo mi atención, no porque era mas grande que las demás si no por lo que decía "Empresas Luttenberger". Rápidamente la abrí tratando de entender lo que decia al parecer era una carta de renuncia, solo pude entender que mi Tio Gabriel se la estaba enviando a mi padre.
Sebastian: Porque mi tío Gabriel le enviaría esto a mi Papá — continué leyendo un poco mas, encontrando la dirección a donde fue enviada — Puede que aquí este Papá.
Mamá: Que tanto estas leyendo Sebastian — rápidamente escondí aquella carta.
Sebastian: Estaba por llevártelas — me acerque a ella — Las encontré tiradas.
Mamá: Vamos tenemos que alistarnos para ir a desayunar, nuestro vuelo saldrá a las 11:00hs.
Mientras ayudaba a Mamá con las maletas no podía dejar de tocar esa carta en mi pantalón, quería conocer a mi padre, tenia muchas preguntas que hacerle ya que no me siento cómodo hablando de eso con mamá.
Mamá: ¿Estas listo? — tomo mi mano — En unas horas estarás con tu abuela y con tus Tíos.
Sebastian: ¿Podemos ir a ver a Papá? — ella paro en seco — Ya estamos aquí no, no pido hablar con el podemos verlo trabajar no lo molestaríamos en nada.
Mama: Ya te lo he dicho cariño — ella se agacho — Papá esta trabajando.
Me encontraba sentado esperando a que nos llamaran para abordar el avión, cuando vi como un papá con su hijo jugaban en unas maquinistas para sacar peluches, quería hablar con mi padre y decirle que ya no tenia que trabajar tanto ya que mamá tenia mucho dinero,y que podríamos ser una familia feliz.
Mamá: Acompañame cariño voy a hablar por teléfono con tu Tía.
Sebastian: Me puedes dar dinero para ir a jugar a la maquina de peluches — ella observo como aquel señor saco un muñeco para su hijo — Por favor.
Mamá: Cuando termine mi llamada podremos jugar todo lo que quieras — mamá tomo mi mano.
Sebastian: Por favor, Mamá — trate de darle una mirada tierna — Te tardaras mucho hablando con mi tía.
Mama: Esta bien — me entrego un billete de 100 dólares — No hables con extraños, estaré contigo cuando termine de hablar con tu tía — corrí a la maquina — ¡Te estaré vigilando!
Corrí a la maquina, mientras me encontraba por meter el billete observe a un niño con su padre, saque aquella carta observando la dirección.
Sebastian: No creo que sea demasiado lejos — observe el dinero y la dirección — Mamá me matara.
Espere a que mamá se distraiga un poco para poder salir corriendo, baje las escaleras con dirección a un señor que estaba a un lado de un taxi.
Sebastian: Disculpe señor — le mostré la dirección — ¿Es muy lejos?
Taxista: A unos 18 minutos de aquí — le di el dinero y la dirección — Sube, ¿donde están tus padres?
Sebastian: Acabo de llegar y quiero sorprender a mi padre — el solo asintió — ¡Vamos!
No podía creerlo conocería a mi padre, trate de arreglar mi ropa un poco, pero que le iba a decir no podia llegar y decirle que era su hijo no me conoce, o eso creo.
Taxi: Ya llegamos niño, toma — me entrego dinero.
Sebastian: Adiós — me despedí educadamente del taxista — Muchas gracias, señor.
Me quede sorprendido ante ese enorme edificio, mi padre trabajaba aquí ahora ya lo entiendo de seguro tenia mucho trabajo, y solo seria un estorbo.
Sebastian: No, no ya te encuentras aquí — me obligue a caminar — De todos modas Mamá me castigara.
Camine hasta pasar aquellas enormes puertas de vidrio, todos en su interior caminaban rápidos y tenían traje casi igual a la empresa donde trabajaba mamá. Si este lugar era como la empresa de mamá entonces encontrara a mi papá no seria muy difícil, me acerque a la recepción.
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Editado: 16.10.2020