Una vez estuve manejando a la escuela, decidí que lo mejor sería dar una buena impresión.
No sabía cómo hacer amigos, puesto que toda mi vida estudiantil, aquellos a los que yo llamaba amigos, se reducían a mis abuelos, mi madre y toda la biblioteca. Interactuar con personas no era tan difícil. Lo había visto muchas veces en películas baratas que pasaban normalmente los viernes por la noche.
Llegue a las escuela más rápido de lo que puso que me tardaría la señorita de Google Maps.
Apretando un poco el volante, entre al estacionamiento, observando la estructura y los alumnos que recién llegaban.
Autos nuevos y brillantes por un lado, autos más viejos que mis bisabuelos por el otro.
Acaso tenía que buscar la sección en donde encajara mi auto? Los habían ordenado así? No podía situarme cerca de alguno o rompería las reglas?
Suspire y la imagen de mi madre me apareció en la cabeza. “Deja de pensar tanto cielo, disfruta”
Me mentalice con esa frase y buscando de nuevo con los ojos un lugar, aparque justo delante de la entrada principal.
Tome mi mochila y haciendo un repaso de todo, baje.
Presione el botón de seguro y me aleje lentamente. Los chicos sentados en la entrada platicaba alegremente más se callaron al verme pasar.
Tan mala pinta llevaba?
No le di mucha importancia y me enfoqué en llegar a la dirección. Algunos chicos se encontraban en el pasillo, sentados leyendo o escuchando música en el suelo, acomodando lo que supuse eran casilleros y otros acercándose a sus amigos cuando entraban.
Tuve que detenerme al sentir que estaba dando vueltas en circulo. Al parecer me había perdido entre los pasillos pues todos se parecían.
Bufé y dando la vuelta en una esquina tropecé con alguien. Casi nos estampamos, de no ser que me hice a un lado antes de que ocurriera.
-Eso estuvo cerca. – Comento la chica.
Su complexión era delgada, un poco alta y con unos rizos que rebotaban a cada lado de su rostro.
- Lo lamento, sabes en donde se encuentra la dirección? – Me animé a preguntar.
-Para allá me dirijo. Quieres acompañarme? – Me sonrió
Asentí , siguiendola cuando comenzaba a caminar.
-Y como te llamas? – Rebusco algo entre su mochila.
Ahora comprendía por qué casi nos matábamos el uno al otro unos momentos atrás.
Los estudiantes caminaban en sentido contrario a nosotros, por lo que, con intenciones de que no se cayera de nuevo tome sus hombros con ambas manos, esquivando algunas personas.
La chica se detuvo, haciéndome chocar con ella.
-Disculpa, soy Brook – Baje las manos de sus delgados hombros
-Parpadeo lentamente girándose a mi – Siento que ya te conozco…
Algo dentro del pecho me hizo cosquillas – No... Digo no lo creo así, apenas hoy ingresé a la escuela.
La chica dio un paso, quedando más cerca e instintivamente quise dar yo el mismo paso, pero hacia atrás, sin embargo aquella extraña chica subió las manos a mis mejillas.
-No de verdad. Tengo la sensación de que nos hemos visto antes…
Tome sus manos, bajándolas lentamente – Me temo que me estas confundiendo.
La chica al parecer se dio cuenta de cuán cerca estábamos, que con un sonrojo y pequeños pasos atras, comenzó a alejarse -Disculpame. Mi nombre es Emma.
Ahí de pie, confundido, le estreche la mano que me ofrecía.
-Tal vez fueron suposiciones mías, perdón por acercarme así.
-No hay problema – Sonrei
-Mira aquella puerta es la dirección, solo sigue derecho, ellos te darán un mapa de la escuela y te será más fácil guiarte.
La chica comenzó a caminar de lado contrario
-Espera…que tu no ibas también a la dirección?
-Se me hace tarde ya. Un placer conocerte Brook.
La vi perderse entre otro pasillo mientras yo me quedaba de nuevo solo.
Tal vez si me conocía, tal vez no. Sin embargo y de lo único que ahora estaba seguro. Era de que ella sería una gran amiga.
(…)
Después de una larga hora de proceso de papeleo en dirección, finalmente pude salir con las indicaciones correctas.
Ahora tenían un conocimiento general de la escuela, más un mapa como había dicho la chica instantes atrás..
Cual era su nombre? Ah si. Emma.
Di las gracias interiormente por aquella casualidad y con mis pasos ya encaminados, me dirigí a la clase.
Una vez hube llegado (claro, después de tres vueltas en círculos), toque sin prudencia alguna. Cosa de la cual me arrepenti al ver a una señora promedio, un poco más baja que yo a pesar de llevar tacones, con lentes y un moño bien peinado en la cabeza, asomar la cabeza detrás de la puerta.
-Se le ofrece algo? – Me observo con detenimiento
-Eh si.. -Le ofrecí el papel que me habían otorgado el dirección para presentarme con los maestros sin que estos creyeran que me estaba saltando clase – Soy de nuevo ingreso. Mi nombre es…
-Pasa. – Sentenció abriendo la puerta del todo, interrumpiendome y caminando hasta su escritorio, dejándome ahí sin saber cómo reaccionar.
Al tener la puerta de tal manera, pude observar como algunas miradas curiosas me observaban desde la esquina frontal.
-Esperas una bienvenida? Pasa ya. -Farfullo la maestra un tanto irritada.
Tome aire y con pasos cortos me adentre al salón, sintiéndome como criatura en exposición al recibir todas las miradas sobre mi.
-Puedes tomar asiento por allá -Señalo una banca vacía al final de la clase- No me gusta la impuntualidad y debes guardar silencio a menos que se te otorgue la palabra. Toma nota y después te pondrás al corriente de lo que hemos visto hasta el momento.
-Claro. – Asentí observando a todos y caminando a donde me sugirió.
Una vez me senté, dicha maestra llamo la atención de todos al frente y la clase siguió su curso.
Suspire el aire que aún contenía en silencio y comencé con la tarea de sacar papel y tinta.