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Capítulo VII: Cartas y chocolates? En qué siglo vives?!

A la mañana siguiente me desperté extrañamente feliz, con aquella sensación de aventura y desafío que solía tener al competir contra Dimitri y Donovan. Preparé lo necesario y salí de mi casa no sin antes despedirme de mi madre. La cual se sorprendió al verme con aquel humor.

En el trayecto a la escuela, no pude dejar de pensar en la emoción que sentiría de nuevo al ver a la pequeña chispa.

Si, el apodo le quedaba como anillo al dedo, pues según todos era incontrolable y extremadamente brillante.

-Brooky! -Chillo la voz aguda de Emma, gritándome desde una esquina del pasillo.

Me encamine hacia ella, sintiendo que de alguna forma estaba siendo observado, más le reste importancia.

-Buenos días bonito. - Sonrió con cariño, bajándome con uno de sus brazos para poder besarme la mejilla.

-Buenos días- Respondí un tanto aturdido- Y Mika y Nerón ?

-No llegaron conmigo, supongo que deben venir retrasados. -Rebusco algo entre su mochila - Adivina! Tenemos la primera clase juntos y sabes quién más estará dentro del salón?

La mire expectante, esperando a que prosiguiera- La chica nueva!

Mi mundo dejó de girar y perplejo la tomé de los hombros - Dios...

-Lo sé. Ayer tuve la oportunidad de intercambiar unas cuantas palabras con ella, pero al parecer llevaba prisa. -Sonrió - Es amable y en definitiva bonita.

-Que yo soy bonita? Por supuesto que lo soy! - Jadeo Mika llegando a nuestro lado con el cabello cayéndole por el rostro.

-Tu no! -Chillo Emma más al verlo tan agonizante se escandalizó - Pero a ti que te paso?

-Llegue tarde hermanita, eso pasó. - Coloco unos mechones de cabello rubio por detrás de sus orejas, mientras levantaba la cara y notaba que llevaba una liga en la boca.

-Ayer ni siquiera llego a dormir, te diste cuenta? - La voz de Nerón hizo acto de presencia, también posicionándose a nuestro lado.

-Pero! -Emma golpeó el hombro de su rubio hermano- Hace tiempo no desaparecías así, me preocupaste!

La risa perezosa de Mika inundó nuestro pequeño círculo, más fue opacada por el chirriante timbre. Los nervios iniciales regresaron a mi, sintiendo que la mitad inferior de mi cuerpo se encontraba levemente dormida.

-Hora de irnos - Emma me sacudió un poco, tomando mi mano para guiarme a nuestra sala. - Los veo en el cambio de clases! - Grito cuando ya nos encontrábamos lo suficientemente lejos de ambos chicos.

Unos cuantos pasos faltaban para adentrarnos al aula, más mis pies dejaron de responder, provocando que Emma rebotara a mi lado por la manera tan abrupta en la que me detuve.

-Que pasa? - giro su cabeza a mi.

-Es sólo que...- trague en grueso pues no pude terminar la frase cuando aquel perfume dulce paso por mis sentidos.

La pequeña chispa se encontraba a escasos pasos de nosotros dos, observando la puerta con detenimiento. Suspiró unas cuantas veces y decidida giro la manilla, entrando al lugar.

Me quedé de piedra, observando cada movimiento como si una cámara lenta se encontrara grabando sobre mis ojos. Su cuerpo era una bella obra de arte que gritaba a los cuatro vientos por alguien digno para admirarla.

Su cabello se encontraba perfecto, el aroma dulzón aún no se desprendía de mi ser y el sonido de sus suspiros me hicieron delirar. Supe entonces que no podría adentrarme en el mismo lugar que ella, no en estas condiciones tan deplorables y vergonzosas.

-Brook! - Una pequeña mano chasqueo los dedos sobre mis ojos, atrayéndome de vuelta a la realidad - Vamos a entrar tarde.

-Em, no creo que...- Muy tarde. Mi argumento volvió a quedar a medias, pues Emma frunció el ceño al ver a nuestro prefecto acercarse, tirando de mi brazo y adentrándonos a ambos tan escandalosamente, que la mayoría nos observo.

La mayoría a excepción de unos. A excepción de ella, en realidad.

Se había situado justo en la primera hilera, con unos delgados pero visibles audífonos cubriendo su sentido auditivo. Tarareaba las canciones, muy concentrada en lo que se encontraba frente a ella.

Volví a contener la respiración, pues aquel había sido mi primer acercamiento. Justo enfrente, ella perdida en su mundo mientras que yo observaba al mío tararear y garabatear.

-Hey! Mira ahí est...-Rápidamente tome a Emma de las mejillas, cubriendo su boca con mis manos y arrastrándola como pude al fondo de la clase. -Oye! - se quejó una vez la solté en su lugar y yo me dejaba caer en el mío.

-Pero a ti que te pasa? - Farfulló - No ha entrado el maestro.

-No era eso, lo lamento. - Me disculpe aún observando a la pequeña chispa - Simplemente no quería desconcentrarla.

O que me notará...

-Dudo que lo hayas hecho, ya van dos veces que la observo hacer lo mismo. Y puedo decir que no está concentrada, en realidad solo disfruta de la música.

-Incluso distraída, se encuentra hermosa- Susurré - Mucho más hermosa de lo que mi cerebro pudo haber imaginado.

-Te dije que era linda- Río bajito - Y mira que si así te deja cuando no te hace caso, imagínate cuando te vea.

Negué rápidamente- Moriré en ese instante, aún me abruma todo esto.

-Creo que casi todos se encuentran en la misma situación. -Giro la cabeza, estirando el cuello para verla mejor - Ella es especial.

-Tu crees que...- me aclaré la garganta - Que sea algún tipo de Amor a primera vista?

-Es más como, deslumbrar a todos. - Colocó a brazo sobre su pupitre, recostándose sobre este. - El amor a primera vista se puede dar solo con una persona.

-Una amigo me dijo que no existía - Hice una mueca.

-Y no lo hace como tal - suspiró- Mi madre decía que es solo una forma de llamar a aquel sentimiento de atracción con una persona nueva. Como si supieras que dicha persona y tu, ya habían coincidido en algún punto de la vida y se volvieran encontrar para terminar lo inconcluso.



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En el texto hay: escritos, primer amor

Editado: 08.05.2022

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