Mucho Más Que El Cielo

3. Sin Respuestas

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- Isaac Roth -

 

Creo que ir a la secundaria me estaba aburriendo más de lo normal, debe ser porque casi terminamos el semestre ¿no? O solo busco un pretexto para dejar de ir faltando tan poco para acabar... no lo sé; quizás si es solo eso y yo le doy muchas vueltas al asunto, pero en fin, estando en la clase del profesora Rubí Parra no era tan malo, la verdad química me entretenía mucho, es de mis materias favoritas en esta basura.

Luego de pasar un buen rato recibiendo explicaciones, la profesora como es de costumbre me pidió a mí que me levantase al pizarrón, tenía que resolver un ejercicio. Normalmente los hacia rápido o bastante fácil, pero mi cabeza estaba vuelta un 8, no me concentraba y peor aún; seguía pensando en la chica de hace unos días... ¿Qué me pasa? la vi una sola vez, no es como que hubiese tenido un tipo de platica con ella, no comprendo este eterno pensamiento de saber quién es.

—Isaac, estamos esperando por ti ¿Qué sucede? — exclamo la profesora en voz alta.

Sin darme cuenta había pasado como 10 minutos parado frente a la pizarra, sin hacer absolutamente nada del ejercicio y con todos mis compañeros detrás observándome, esto se volvió completamente incomodo... Además de completamente molesto, tengo que quitarme este incógnita de la cabeza, de lo contrario no poder estar en paz.

—Señorita Parra, lo siento mucho, no voy a resolver el ejercicio — dando media vuelta y caminando hacia mi asiento.

—Perfecto, entonces bajas puntaje en materia — borrando algo en su libreta de anotaciones y remarcando un nuevo número.

Genial, baje puntaje en química cuando era una de mis mejores materias... así pase toda la mañana en clases, sentado en la parte de atrás leyendo un comic de Thor y otro de Spider-Man que tenía en mi mochila. Tiempo después se escuchó la campana, por lo tanto ya podría irme a casa, saliendo de mi aula de clases me encontré con Nate y Noah, el cual era parte de nuestro grupo de amigos y cercano a nosotros desde hace ya un tiempo.

—¡Zack! ¿Cómo estas bro? Tenía tiempo sin verte — dijo Noah muy risueño y caminando hacia mí para abrazarme.

—¿Noah? Espera pero deberías estar en tu secundaria ¿Qué haces aquí? — devolviendo el abrazo y un tanto confundido, Noah estudiaba en una secundaria diferente a la nuestra.

—Hoy no fui a esa cárcel, me encontré con Nate y decidí venir acá, así vamos a tu casa — hizo el gesto de levantar el pulgar y soltó una sonrisa de punta a punta, se notaba feliz enserio.

—Zack, vamos a casa, jugamos un rato con Noah que llevamos tiempo sin vernos ¿Qué dices? — pregunto Nate sin más.

—Bueno... me parece bien ¿Por qué no?

Los tres nos fuimos rumbo a mi casa, mientras que caminábamos Noah nos contaba historias de chicas que había conocido en ese tiempo, las cosas que había vivido y dándonos varios datos un poco... innecesarios. Noah era como un hermano más para nosotros, siempre fuimos muy unidos los tres desde que comenzamos la secundaria, él era un chico de baja estatura, un tanto delgado, con el cabello castaño pero un poco oscuro, largo y desordenado, a pesar de ello, actualmente lo tenía rubio, pues se lo había tintado hace poco. Tiene una personalidad muy risueña y fiestera, siempre alegre, le gusta mucho salir con sus amigos pero también es muy... ¿mujeriego? o al menos él dice no querer nada serio en estos instantes y por eso solo disfruta. Lo molesto es que siempre nos cuente como si fuese un logro lo que hace, lo bueno es que nos cuenta solo a Nate y a mí.

Al llegar a mi casa, saludamos a mis padres y Noah paro a abrazar a mi mamá, sinceramente sí que había pasado tiempo desde que venía a mi casa. Subimos a mi habitación, los chicos se sentaron en medio de la mesa a hablar un rato, mientras yo hablaba con ellos organizando mis comics, siempre he sido bastante ordenado así que guardaba los que me lleve a la secundaria hoy.

—Zack oye, ¿Dónde tienes las cartas de Yu-Gi-Oh!? — Nate estaba rebuscando entre mis cosas.

—Creo que en el estante cerca del escritorio, ahí es donde tengo todas mis cosas — sin voltear apunte al estante con mi dedo índice.

—Exacto, todas tus cosas frikis y otakus ¿no?— replico Noah con un tono de burla.

—Maldición Noah ¿vas a comenzar? — entre cerré los ojos y suspire — Tu también juegas Yu-Gi-Oh! además te has leído varios de mis comics, cállate un mes hombre — saque mi dedo corazón insultándolo.

Noah siempre se ha burlado de mí y Nate por ser un poco "frikis" y es cierto, muchos temas respecto a ello nos llamaban la atención. Era inevitable, son demasiado entretenidos, más que todos los videojuegos, películas y series. Además de ello son una de las cosas por las que Nate y yo comenzamos a tratar.

Se comenzó a reír — ¡Vamos Zack! Sabes que solo te molesto, trae las cartas que tocan buenas partidas.

—Eres un desgraciado, enserio — termino de guardar los comics y me voy a sentar a la mesa.

—¡Zack! ¡Atrapa! — Nate tira la caja de cartas hacia mi.

Levanto la mano y agarro la caja de cartas —Bueno, empecemos — saco las cartas y empiezo a barajear.


30 minutos después

 

El parecerme aburrido todo ya era algo normal en mi día a día, pero esta vez Noah estaba junto a nosotros, y jugábamos Yu-Gi-Oh! Sinceramente cuando pienso mucho en algo todo lo demás desaparece para mí, así que no es que estuviese muy concentrado en el juego. Nate se encontraba gritándome para que jugara mi turno, pero yo simplemente miraba la misma carta en mi mano sin apartar la vista un segundo, llevaba 4 turnos haciendo lo mismo y los chicos ya simplemente no me soportaban.

Decidí poner mi carta. Aún medio perdido en mis propios pensamientos, relamí mis labios y puse la carta en la mesa junto a las demás, no necesitaban decirme nada para saber lo que podían pensar, sus caras desbordaban enfado por todos sus poros, dirigí mi vista a la mesa nuevamente bajando el rostro.




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