Denis nota que su herida a comenzado a sangrar más, no lo había querido decir al comienzo pero el corte que le propinó Angela no fue tan pequeño. Pedro ve que la sangre se expande bajo la polera verde de Denis y se preocupa.
—Ey, creo que necesitas verte eso, vi que tenías un botiquín en tu auto, y yo sé primeros auxilios —dice Pedro en un tono contenedor. Denis lo mira intentando disimular ante los demás el malestar que le provoca la herida y acepta la ayuda.
Denis camina junto a Pedro hacía el auto, mientras se pregunta porque este extraño tiene tanta amabilidad hacía él, no es una actitud a la que está acostumbrado, pero le agrada. Pedro encuentra el botiquín y cura la herida de Denis con mucha delicadeza, el tacto de sus manos heladas en la piel ensangrentada del abdomen causan que toda la piel de Denis se erice. Pedro nota esto pero solo le sonríe y prosigue con su labor. Denis se pone algo nervioso, se acomoda la polera y dice que así está bien.
—Tranquilo, no intentes esconderlo —dice Pedro mientras lo toma del hombro—, yo también me quejaría si tuviera un corte así, no te preocupes, no te harás más ni menos hombre por mostrarlo.
—Estoy bien, gracias, de verdad valoro tu preocupación, considerando que acabamos de conocernos —responde Denis un tono más cercano del que había usado hasta ahora.
Pedro le entrega una mirada igual de cercana acompañada de una sonrisa cómplice, la cual Denis responde tímidamente. De pronto, son interrumpidos por unos sollozos lejanos. Voltean su mirada y la silueta de una mujer vestida de novia aparece desde el bosque. Ella camina llorando por el medio de la calle y aparentemente está desorientada. No la alcanzan a distinguir muy bien, pero se puede apreciar que su cabellera es larga y que usa un pomposo vestido de novia desgastado y maltratado.
—¡Oh mierda! —exclama Denis— este era el cliché que faltaba para tener la película de terror perfecta.
Pedro intenta acercarse a la maltraída novia, pero esta corre despavorida apenas nota la presencia de los chicos, desapareciendo como un espejismo nocturno entre el denso follaje del bosque.
—Creo que acabo de mojar mis malditos pantalones —dice Denis justo antes de que ambos echen a correr de regreso a la casa.
Con gran dramatización, Denis y Pedro cuentan lo sucedido a Alexia y Gigi, pero estás no parecen creer mucho. Más bien, por la forma en que hablan pareciera una mala y trillada jugarreta de halloween. Las chichas exigen que bajen la voz porque Angela por fin pudo quedarse dormida. Denis y Pedro se miran entre ellos con intranquilidad. Unos segundos después, la alarma del auto comienza a sonar, pero al acercarse a la ventana solo logran ver las luces del vehículo parpadeando a lo lejos. Gigi siente que todo esto es solo una mala broma, además necesita ir al baño por lo que se aparta un momento, mientras los chicos siguen mirando por la ventana.
El baño de la casa queda a mitad del pasillo, lo que es un poco aterrador para Gigi, porque el fondo del pasillo siempre está oscuro. Quizá sea por esa misma sugestión que le ha parecido ver una sombra moverse desde esa oscuridad. Pero al instante se tranquiliza y se da cuenta que solo es su imaginación. Sin embargo, otra cosa mucho más real la espera tras la puerta. Gigi nota un olor extraño que proviene desde el interior del baño, entra y ve algunas manchas rojas en el suelo que conducen a la tina. Un grito estrepitoso se escucha y los chicos corren a ver que ocurre. Gigi paralizada apunta a la tina para que los demás vean su macabro descubrimiento: alguien ha sido decapitado y su cuerpo lo han dejado en la bañera. Todos quedan horrorizados, y de inmediato salen del baño. Pero casi al mismo tiempo, se escucha una ventana romperse seguido de desesperados gritos de Angela.
—¡Auxilio, ha venido por mi, por favor no dejen que me lleve! —grita desde su dormitorio.
El grupo corre rápidamente hasta la habitación, pero la puerta se encuentra cerrada por dentro. Denis comienza a intentar tumbar la puerta, mientras desde el interior se escuchan gritos estremecedores y violentos golpes. Logran entrar, pero la habitación ya se encuentra silenciosamente vacía y con la ventana rota. Unos segundos después, y casi sin darles tiempo a reaccionar, se escucha un auto arrancar desde la carretera. El grupo comprueba que se trata del auto de Denis que se aleja a toda velocidad.
—Oh dios mio Alex, tu hermana ha sido secuestrada —exclama una angustiada Gigi.
—Eso es obvio, no necesito que me lo aclares, idiota —refunfuña Alexia.