Farsa
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La chica castaña se observó en el espejo que estaba frente a ella ¿Eso funcionaría? Porque sí, ella parecía otra persona, pero no estaba completamente segura de poder fingir frente a su familia y amigos.
Ella era terrible mintiendo.
Y justo minutos antes de comenzar con aquella farsa, ella ya se estaba comenzando a arrepentir de todo lo que había hecho solo por simple curiosidad.
Deseaba con todas sus fuerzas estar completamente equivocada al pensar que sus seres queridos le ocultaban algo. Deseaba con todas sus fuerzas que toda esa gran mentira terminara siendo para nada.
Su cabello castaño, largo y completamente liso, ahora se encontraba escondido bajo aquella peluca rubia corta y con un flequillo que tapaba un poco sus ojos. El gris de sus ojos ahora estaba siendo completamente opacado por aquellas lentillas que hacían sus ojos marrones. Su ropa holgada ahora se había convertido en aquel vestido ajustado que mostraba el cuerpo que ella se había empeñado en esconder.
Al menos en apariencia tenía los puntos a su favor, ni siquiera parecía ella debido al maquillaje en exceso que le había colocado su prima. Pero, lo que la tenía nerviosa era como haría a la hora de hablar y entablar conversación con alguno de los de su alrededor.
Todos la conocían tan bien, que probablemente aquel sería su primer obstáculo.
—¿Qué debes de decir? —Le preguntó la peliazul haciendo suspirar a la otra chica.
—Me llamo Briseida Smith, tengo veintiún años, soy tu amiga que conociste mientras estuviste en Cancún. —Empezó a decir la castaña— Cuando te volviste, quedamos como amigas a distancia, luego de la muerte de tu prima, vine a consolarte y aprovechar a estudiar.
La peliazul sonrió completamente orgullosa de que no se le hubiese olvidado.
—Excelente —La castaña sonrió— No vayas a equivocarte, si lo haces ambas estaremos en grandes problemas.
Quiso decirle a su prima, que ella estaba muy consciente de que ambas estarían en grandes problemas si aquella farsa se llegase a descubrir. Porque estaba un poco loca, pero aún poseía un poco de inteligencia.
—Lo sé —Soltó un suspiro— ¿Crees que sospechen algo? Sabes que soy un desastre cuando se trata de ocultar algo o mentir —Le recordó a lo que la peliazul asintió.
—Briana, para nadie es un secreto que tú eres un desastre mintiendo y que eres demasiado torpe —Dijo con sinceridad, ganándose un golpe en el hombro por parte de su prima.
—No es necesario que me lo repitas —Dijo rodando los ojos.
—¿Estás lista? —Preguntó Darise luego de haber terminado de colocarse los tacones negros.
¿Lista? ¡Por Dios, ella no estaba nada lista! Aunque si se trataba de estar lista para algún tipo de desastre, pues siempre lo estaba.
—Lista, lista que se diga, pues... No —Dijo sonriéndole a su prima de manera nerviosa.
—Tú fuiste la de esta absurda idea —Le recordó y ella asintió.
Sí, ella ya había comenzado todo, ahora debía de terminarlo.
—Lo sé —Suspiró— ¿Crees que un mes sea suficiente para saber que me ocultan? —Preguntó.
—Esperemos que sí, igual de todos modos, si no descubres nada en un mes, es porque no hay nada que descubrir —Dijo.
—¿Me acompañarás en todo? —Le preguntó con cierto temor.
Porque ella no podría hacer todo aquello ella sola. Si estaba con aquella alocada idea, era porque Darise estaba a su lado.
—Sabes que sí —Le sonrió acercándose hasta estar frente a frente— Te estoy ayudando desde el principio y lo haré hasta el final —Ambas sonrieron para luego fundirse en un gran abrazo.
—Gracias, Darise, no sé qué haría sin ti. —Admitió
—Probablemente morirías —Bromeó.
Ambas comenzaron a reír mientras se dirigían para el auto de la menor. Una vez estuvieron dentro del auto, Briana encendió la radio.
—¿Sabes algo sobre Caleb? —Preguntó la peliazul curiosa.
—No —Respondió haciendo una mueca— Últimamente pasábamos muy distantes —Se encogió de hombros— No sé qué le ocurría.
—Briana —La llamó captando la atención de la ahora rubia— ¿No has escuchado todos los rumores sobre Caleb? —Preguntó.
—Sí, pero no me interesan, solo son rumores que la gente crea cuando envidia la vida de alguien. —Le restó importancia— Caleb nunca sería capaz de hacer todo lo que andan inventando —Aseguró haciendo suspirar a su prima.
—¿Y Ariel? —Preguntó haciendo que el ceño de la rubia se frunciera.
—¿Qué con él? —Preguntó.
—Él... ¿Son ciertos los rumores que dicen de él? —Preguntó.
—¿Cuáles rumores? —Preguntó desconcertada.
—Qué él ya tiene novia, desde hace unos meses —Contó dejando sorprendida a la mayor.