En cuanto di algunos pasos fuera de la oficina del señor Gordon, dos hombres de traje -de los cuales no pude divisar sus rostros- se dieron paso detrás de mi a reunirse con Gordon ¿Que podría ser?... Quienes podrían ser? Mejor dicho.
Cuál sería ese asunto tan importante que debía atender tan temprano. Sera que en realidad el señor Gordon necesitaba tanta seguridad que había requerido guardar su espalda. En algo serio debía estar metido, pero un hombre de la talla de Gordon ¿En que líos podría estar? Si el solo se dedicaba a diseñar infraestructuras o incluso a meterle mano por si mismo... Su necesidad incansable de crear un semblante de júbilo y cordialidad me provocaba dolor de estomago.
La ama de llaves que se encontraba por allí despolvoreando unos gigantes jarrones en el vestíbulo se dispuso ha acompañarme hasta la puerta principal con unos pasos lentos lo que me permitió completar mi inspección por la casona. Cuadros adornaban con suavidad algunas paredes del recibidor aclamando a grandes pintores como los autores de unos perfectos lienzos, autentico jarrones bañados en oro y otros en plata con unas delicadas pinceladas con escenarios de la naturaleza, alfombras finas traídas desde la India, muebles de gran calidad y un candelabro gigante con cristales bellísimos y relucientes que terminaba de dar el toque de algún excéntrico diseñador de interiores.. Un sin fin de riquezas en las que cualquier ladrón disfrutaría dar un paseo. Se escuchaba un sonido de tranquilidad, todo estaba tan raramente calmado tan complaciente que deseaba quedarme, ni siquiera se escuchaba algún niño correteando o jugando por ahí. Un olor a jazmín inundo mi olfato hasta casi adormecerlo por completo solo faltaba una orquesta tocada por los mismísimos serafines acompañados de un coro de ángeles. Tanto silencio no me gustaba en realidad -no este tipo-.
La senil ama de llaves abrió la puerta por mí y se quedo mirándome con una sonrisa apacible.
-Disculpe ¿aún no ha visto a la señora Florencia? El señor Gordon me ha dicho que esta dispuesta pero si le soy sincero yo no lo creó.
La anciana suspiro en un intento de evasión pero que al final reunió todas las palabras necesarias para poder hablar.
-Bueno joven quizás se sorprenda si me escucha decir que yo tampoco -me tomo por sorpresa que la anciana no se detuviese a retomar aire para hablar había utilizado un tono firme en medio de sus seniles cuerdas vocales. Como si estuviese reteniendo una respuesta que resultase negativa para referirse a su jefe.
-Entonces tengo una razón para pensar que el señor Gordon fue algo capcioso conmigo
-Hasta conmigo -confesó
-Disculpe mi abuso pero ¿Podría decirme otra cosa mas? En realidad la señora Florencia tiene algún trastorno me refiero últimamente a estado desvariando en algo ¿Sabe usted algo?
-Señor... ¿Salas, no?
-Así es
-Déjeme decirle algo no quiero quedar como una vieja chismosa ni nada. Si aun me mantengo en este puesto es por que le tengo mucho apreció a la señora Florencia a sus niños y a su esposo y no solo eso si no que a pesar de eso mi trabajo siempre lo hice como debía ser sin cundirme en lo que no me interesa. La señora Florencia goza de una gran agilidad mental, gracias a Dios, de repente solo amaneció con un dolor de cabeza y ya pero eso no podre asegurarlo hasta que la vea, la verdad no he querido molestarla. Le deje un guarapo de bella las once muy temprano para que lo tomase al despertar, pero he estado haciendo mi limpieza y la otra muchacha se encargo de llevarle el desayuno. Me dijo que estaba bien así que no puedo presumir.
Me había quedado admirado por la franqueza con que la anciana se revelaba ante mi. Por un momento pensé que su flaqueza era fingida pero creo que en realidad tomo un intento para sacar lo apresaba por un largo tiempo.
-Déjeme decirle que tiene usted toda la razón. Y le pido mil disculpas de nuevo si en algo le falte el respeto
-No te preocupes y si de algo te sirve este pequeño dialogo con un mayor, te aconsejo que siempre seas franco y directo, como se que lo eres. En tus ojos marrones veo algo de mi pequeño. Una la madre siempre quiere que sus hijos mueran despumes que nosotros para así verlos crecer pero el Señor tenía algo mejor preparado para mi muchacho. Ahora discúlpame a mi, es que me recordaste mucho a él
-Tranquila señora espero que tenga un excelente día
-Te aseguro que así sera.
Me quedé pensativo por unos minutos antes de abandonar definitivamente la propiedad de Gordon. Mira hacia arriba y el sol mañanero me escandilo por un momento. Observé hacia los lados admirando el terreno cubierto de pasto y adoquinado hasta la salida. Habían unos jardineros junto al cúmulo de flores, uno de ellos quitaba algunas hojas secas que por alguna extraña razón comenzaba a desvivir la planta, otro se encargaba del airado de la tierra fecundando nuevas bellezas herbáceas. La brisa fresca me trajo recuerdos me trajo recuerdos del mar aunque estaba venía impregnaba de violencia y devastación que se vive en las ciudades.
El señor Gordon me había demostrado con sus actos que algo grave realmente pasaba incluso con el mismo ¿Que persona que no oculta algo actúa de ese modo?. Sin duda esa carta que Florencia le había mencionado a Víctor era la cúspide de todas estas reacciones dispersas y la razón por la cuál Gordon denegó mi cita con su esposa me parece queriendo esconder algo. Esperaba que no sucediera nada que lamentar en tanto pueda investigar y ponerme en contacto con Florencia.