...yo le decía que parara pero él más seguía golpeándome con todas sus fuerzas, lloraba de dolor, me golpeaba dónde diera el cinturón. Cuando terminó de pegarme me dejó ahí tirada, yo del dolor me desmayé. Más tarde me tira una cubeta de agua y yo me levanto espantada, con la respiración agitada.
—Levantate estúpida, ya basta de perder el tiempo.— me dice enojado.
—¿Todo esto lo haces por amor a mi?— pregunto y él me responde:
—¿Que crees que sentí cuando ví que te fijabas en esos hombres?¡Eh!— dice triste Benito.
Yo llorando le respondo:
—No hice nada malo, ni siquiera me di cuenta de esos hombres, ¿Cómo pretendes que yo me fijé en otros hombres sin conocerlos?—Benito se acercó a mí y de una manera arrogante me dice:
—Eres solo mía, de nadie más, si te escapas estás muerta. ¿Entendiste?— yo solo temblaba del miedo por las palabras de Benito, no sabía si sus amenazas solo eran sustos para no escaparme pero sabía que si me quedaba con él más tiempo algo malo me iba a pasar. Me dió una escoba y un trapeador y dice:
—Ponte a hacer algo de provecho, ya estoy harto de mantenerte.— a lo que yo ilusa le respondo:
—Bueno, entonces yo me voy para mí casa y ya no te molesto más.— Benito me queda mirando fijamente enojado y se acerca.
—¿Qué dices?— dice mientras me da una cachetada seca.
—Deja de golpearme, mi cuerpo está adolorido.— le digo entre lágrimas.
—Haz lo que te digo y punto.— sale de la casa y me deja bajo llave, me pongo a barrer ideando un plan para poder escapar, veo una llave de Stilson cerca del baño y la agarro. Empiezo a golpear la chapa de la puerta fuertemente hasta que se rompe, en ese momento tenía la respiración agitada por la adrenalina de escapar de este infierno que antes era mi paraíso. Salgo corriendo lo más lejos posible cuando veo un taxi pararse a lo lejos, Benito bajaba de el taxi y yo comencé a gritar de lo asustada que estaba, me di la vuelta para irme a otro lugar pero Benito corría hacía mí tratando de alcanzarme. Vivíamos casi lejos de la ciudad por lo que no había vecinos cerca, Benito me alcanzó y me tira al suelo.
—¡SUÉLTAME BENITO POR FAVOR TE LO SUPLICO!— le digo gritando.
——¡¿QUE HACES AFUERA RAMERA?!— me dice también muy enojado gritando.
Comienza a darme golpes a puño cerrado en la cara, yo trato de defenderme lo que pueda pero es inútil, me arrastra del cabello a la casa y ahí me quiebra una botella de vidrio en la cabeza, inmediatamente quedó inconsciente. Despierto sin saber nada de lo que había pasado, veo que estoy en un cuarto descuidado, con rayones en la pared, muy horrible. En mi muñeca izquierda tenía amarrada una cadena gruesa que estaba conectada en el piso, trataba de quitarmela pero no podía, comencé a llorar por lo que me estaba pasando, escuchaba pasos y se abre la puerta.
—Nadie aquí te podrá escuchar Rosaura.— decía Benito con una sonrisa en los labios.
—¡Déjame salir! Ten piedad mi vida.— le suplicaba.
—¿Me amas?— pregunta Benito en una forma tierna.
—Claro que te amo, pero esto no está bien.— le dije mirándolo a los ojos.
—Algún día me vas a entender.— me acaricia la mejilla delicadamente y sale del cuarto dejándome un plato de comida con un vaso de agua.
Pasaban los días y él seguía en el mismo plan, solo me soltaba cuando quería tener sexo conmigo, después me volvía a amarrar, escuchaba que tenía visitas y el entraba a amenazarme y advertirme que nadie me haría caso. Quería morirme, no aguantaba más tanto maltrato y sufrimiento. Tenía razón mi mamá en qué todo lo que hice era una mala idea, como quisiera estar con ella en este momento, me arrepiento de todo lo que dije y lo que le causé a mi mamá. Era tarde para lamentos y lo mejor que puedo hacer es idear un plan para escapar. Benito entró al cuarto felíz.
—¿Quieres algo mi vida?— me dice alegre.
—Puedes traerme una botella de refresco— le digo sonriendo.
—Claro que sí mi vida, ¿Algo más?— acariciándome el pelo.
—Nada más cariño y apúrate que quiero hacer el amor contigo.—cuando le dije eso saltó de la emoción y se fue rápido del cuarto.
Benito regresaba de la tienda y rápido fue al cuarto, me trajo un refresco de botella de vidrio.
—Encontré solo de vidrio.— se excusa.
—No hay problema.— le digo.
Me tomo el refresco todo lo que puedo y Benito me suelta...