Mundo de cristal

Capítulo 2: Resplandor

"Al mirar a nuestro alrededor, nos encontramos con cosas que si bien, son parte de una rutina; al prestar atención pueden transformarse en algo maravilloso".

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Capítulo 2:
RESPLANDOR.

Desde mi posición observo tiernos pastizales dorados que se asoman por la puerta, una luz brillante que intuyo es el sol y siento una suave brisa que acaricia mi rostro.

El tenue olor a humedad y el sonido de los pajarillos cantando, me hacen sonreír mientras comienzo a caminar en dirección a la puerta para poder detallar todo.

—Veo que te gusta —dice al mismo tiempo que cruza la puerta.

Lo sigo con cautela y al estar dentro, puedo ver mejor todo lo que nos rodea. La hermosura del lugar me deslumbra y siento los altos pastos rozar mis manos. Admiro con detalle el horizonte y percibo un lugar de grandes árboles muy verdes; un bosque al parecer.

El olor del ambiente me llena de paz, es tan cálido, tan relajante; es como un paraíso.

Me encuentro en shock, no hay palabras que pueda usar para describir este lugar tan hermoso, tal sub-realista, tan increíble.

Mi boca se abre para buscar alguna palabra, pero al admirar el brillante cielo azul tan extraordinariamente perfecto, mi piel se eriza.

—¿Qué es este...? —intento reaccionar.

Estoy tan atónita y maravillada con todo esto que no me es posible expresarme con claridad.

Miro en la lejanía una pequeña cabaña de madera que luce hogareña y hace juego con todo.

—Vivo aquí, ¿te gusta? —me pregunta Erick.

—Es algo increíble —es todo lo que puedo decir.

—Y aún no ves lo mejor ¡Vamos! —dice entusiasmado.

Se adelanta comenzando a caminar. Antes de que mis pies puedan seguirlo por impulso, me anclo a mi lugar dudando de mi razonamiento.

Es un chico extraño en un lugar aún más extraño de dudosa procedencia que, si me lo preguntan, es demasiado perfecto para ser real. Ese hecho, en paralelo con que Erick parece tratarme como su amiga de toda la vida, me hacen sentir insegura.

Lo veo darse vuelta he intuyo que se ha percatado de mi ausencia. Noto la confusión en su mirada, pero no hablo; solo me quedo observando.

—¿Ocurre algo? —cuestiona girando por completo.

—Aún no me dices qué hago aquí —le recuerdo con firmeza.

Él suspira.

—No, no vengas con suspiros.  Eres un extraño, yo aparentemente estoy muerta y en serio estoy empezando a pensar que estoy en el cielo —le reprendo algo exaltada.

Suelta una carcajada por un momento, lleva su mano a la boca y respira hondo para lograr calmarse. Ahora me encuentro confundida.

—¿Tengo aspecto de ángel? —pregunta levantando una ceja.

Me detengo a observarlo con detenimiento. Ojos rojos, cabello negro y ropa igual; creo que lo único "angelical" en él es su tierna sonrisa y su extraña manera de no asustarme.

Pero dejo eso de lado.

—No lo sé, nunca he visto uno. La gente dice que son lindos —imito la posición de sus brazos.

—Gracias por el cumplido, pero no. Ahora vamos, llegaremos tarde —habla levantando los hombros y continúa caminando.

—¿A dónde? —esta vez lo sigo con curiosidad.

—Te tengo una sorpresita. Te gustará tanto que la cabeza te va a explotar —advierte con una sonrisa.

Okey, eso da miedo.

—Es una expresión, ¿verdad? —paso saliva rogando que no lo niegue.

Ríe de nuevo mientras andamos.

—Por supuesto. Estás un poco tensa —me ve de reojo manteniendo la sonrisa.

Hago uso de mi derecho al silencio y comienzo a detallar todo a mi alrededor otra vez. Es curioso, veo el horizonte hasta donde el cielo y la tierra se unen, pero esto parece más cercano a lo que uno o pensaría. Siento curiosidad, quiero saber qué hay más allá de esos árboles y bonitos prados.

Al estar en la fachada de la cabaña, todo la madera y me sorprende la suavidad con la que está callada.

—Después de ti, hermosa dama —se hace a un lado para dejarme.

—Gracias, buen señor —digo con un tono gracioso adentrándome en la pequeña estructura.

Es un poco rústica; de madera, roble o algo parecido. Algunos muebles y cortinas de cuadros muy hogareñas.

Luce acojedor.

—¿Señor? Pero tengo 20 años —protesta cerrando la puerta después de entrar.

Lo veo entrar  y caminar hasta un espacio que aparenta ser una pequeña cocina. Luego de dejar una llave sobre la encimera, me mira aún más sonriente y empiezo a sentir que todo esto es algo planificado.

—Yo no lo entiendo —confieso mirando todo.

Desde mi llegada, me cuestiono la razón por la cual me encuentro en este lugar. Es totalmente hermoso, pero de solo pensar y razonar bien toda la situación concluyo que ¡No puedo estar tranquila!

¡El chico salió de la nada en la oscuridad y abrió una puerta que nos trajo aquí! Eso no puede clasificarse como algo normal.

—No tienes que entenderlo, tontita, te dije que tenías que dejar el pasado atrás. Solo no pienses en lo que sabes, lo que puedas llegar a cuestionar o tan siquiera en el cómo llegaste aquí; solo disfrútalo —expresa despacio, avanzando hacia mí.

—¿Disfrutar qué? —siento mi corazón acelerarse y no entiendo la razón, pero me siento nerviosa.

La última vez que "disfruté algo" termino terriblemente mal, siempre termina mal. Cada vez que me siento feliz algo azota para dejarme mucho peor

Ocurrió cuando mi madre intentó volver a mi vida, pero eso fue un engaño, todo fue un engaño. También cuando me adoptaron mis tíos y prometieron cuidarme, eso fue antes de...

El punto es que lo bueno no va conmigo y no confío en que esta sea la excepción.

—Un instante de paz. Quiero que disfrutes de un espacio en el que puedas ser tú —dice Erick y extiende su mano para tomar la mía.



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En el texto hay: amor, sueños y metas, superacion propia

Editado: 17.01.2021

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