POV Elena
— Esto es lo que quiso decir el sueño, gracias Señor —digo agradecida de abrirme los ojos y dejarme entender que es lo que pasa.
Me levanto del asiento y dejo la laptop en el sofá para dirigirme a mi habitación. Al entrar veo esa estatua del niño Jesús y doy vueltas por la habitación para pensar como me deshago de eso sin que nadie se dé cuenta o simplemente dejen que lo saque de la casa.
—Lo mejor será romperlo —articulo, llegando a la conclusión de que es lo más rápido y fácil.
—Aunque esto fue un regalo de la sobrina de mi madre, ¿ay que haré? —exclamo tocando mi cabeza como si ayudara a que no me diera vueltas por los nervios.
—No dudes esto hay que sacarlo — me digo a mi misma y tumbo la estatua provocando que se rompa, expandiéndose los pedazos por el piso.
Busco rápidamente una funda recojo los pedazos con la escoba para echarlos ahí y al terminar lo llevo afuera. Vigilando que mis padres o hermana no estén cerca.
Lo tiro al basurero y cierro los ojos suspirando. Entonces veo una imagen que me vino a la mente de un chico en un altar como de una iglesia de cabellera larga de color negro, con los ojos de un azul intenso sonriendo en forma diría yo maquiavélica.
—Woa, ¿qué fue eso? —expreso con desconcierto.
—Pero esa persona se parece mucho a.... —pienso—. Es similar al chico de la ventana, pero no, debe ser mi imaginación por tantas cosas — me autoconvenzo — Es mejor que entre.
Al entrar voy a mi habitación y busco que más puede haber aquí o algo extraño —espera, ese atrapa sueños —lo busco en mi pantalón —esto también va al zafacón —exclamo tomándolo y tirándolo fuera.
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Llegada la noche después de hacer una revisión exhaustiva bajo al comedor para cenar y cuando ya estoy ahí veo que mis padres y mi hermana están terminando.
—Elena ven siéntate para que puedas retomar fuerzas después de estar estudiando largo rato —dice mi madre y yo opto por hacer silencio porque realmente no estaba estudiando así que, simplemente tomo asiento.
—Deberíamos quitar ese cuadro del pasillo —articulo tratando de ver si logro quitarlos.
— ¿Por qué?, ese cuadro no tiene nada —exclama mi padre.
—Porque está escrito en la biblia no adorarás ni honrarás imágenes —replico.
—Pero nosotros no lo estamos adorando —argumenta mi madre.
—La persona que te lo regaló lo adoraba —respondo.
—Oye, ¿por qué están trayendo estas cosas de repente? —pregunta Beki.
—Porque es cierto hay que sacarlo —artículo no sabiendo bien cómo explicar lo que sucede.
—Estas muy rara hoy, Elena —dice mi padre.
No comento más nada y solo sigo comiendo. Porque, ¿qué me asegura que creerán mis palabras si, ni si quiera con esta pequeña cosa se muestran entendidos?
Ayudo a recoger la mesa y vuelvo a mi habitación un poco desanimada, con preocupación y miedo.
Voy hacer mi cambio de ropa para realizar la rutina diaria de todas las noches. Cuando ya estoy lista, Beki entra y me observa detenidamente.
—Pareces abrumada.
—Es porque estoy abrumada —respondo.
—¿Por qué? —pienso en si ella creería en mis palabras o no y decido intentarlo a ver qué pasa.
—Bien, te diré. Siento una presencia extraña como de un espíritu, además una noche de estas desperté de madrugada y sentía que me estaban agarrando los brazos y pies, entonces, lo reprendí y me dejó.
—Ya estas asustándome. Es mejor que le digas esto a mamá —dicho esto, sale del cuarto en su búsqueda.
—No, no va a creerme —le susurro siguiéndola.
—Es probable, pero hay que decirle.
—Mamá —dice Beki al encontrarla en la cocina.
— ¿Qué sucede? —expresa mi madre.
—Elena siente una presencia, como de un espíritu cerca de ella.
—Claro, debe ser por todas las películas que te has visto y que están abriendo tu imaginación.
—Sabía que no me creerías —suspiro.
—Chicas, vayan a dormir. Mañana iremos a visitar a la Señora Milware.
—Bien —contestamos al unísono.
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Subimos todos al vehículo para dirigirnos temprano en la mañana a la casa de la Señora Milware.
En el camino, antes de entrar, papá se detuvo para quitar del portón de la casa las cadenas que pusieron para asegurarla. Las abre y conduce por un patio, rodeado de árboles y arbustos frondosos, además, de que los cubría una gran neblina que le daban a la casa un aspecto tenebroso, pero esto no es lo único, pues cuando llegamos por fin y salimos del auto, todos fueron a acercarse a la casa pasando por alto su condición, yo solo salí y la examiné de lejos. Las paredes son como de color negro, con un diseño arquitectónico del siglo XlX, de tres niveles y una escalera de unos 14 escalones dando a la puerta de entrada la cual tiene una aldaba de dragón haciendo que sea más sombrío, provocándome escalofríos de solo verlo.
Beki se acercó a tocar la aldaba y la puerta fue abierta por un chico de pelo negro, mis padres entran y mi hermana, entonces yo los sigo por detrás pero cuando cruzo la puerta yo miro al chico otra vez y esa fue la gota que derramó el vaso.
Es la misma persona que vi en la ventana y que visualicé en un altar.