Mundo mágico. Regalando sueños

13. MELINA Y SU MUÑECA FAVORITA.

 Hoy vengo a contarles de mi muñeca favorita, esa que todas las niñas tenemos. Sí, a pesar de tener muchos juguetes siempre los niños tenemos unos favoritos. En mi caso es mi muñeca Yuya. Yo me llamo Melina y hoy estoy muy triste, he perdido a mi muñeca favorita, Yuya.

 Cuando me la regalaron era muy hermosa, tenía mucho cabello. Un hermoso vestido de bailarina, zapatillas y muchos lazos. Pero el tiempo fue pasando y yo jugaba todos los días con ella, dormía, paseaba y hasta le echaba en mi mochila para llevar a la escuela. Aun así un día mi muñeca Yuya desapareció.

—Mamá, mamá —corrí rápido a decirle— Yuya desapareció.

—¿Desapareció? ¿Estás segura?

—Sí, la he buscado por todas partes, pero no aparece—. Y diciendo esto me eché a llorar.

 Mamá dejó lo que estaba haciendo y se puso a buscarla conmigo. Revisamos primero en mi cuarto, en mi enorme cajón de juguetes. ¿Y qué no saben lo que encontré?

Primero me encontré con el señor patata, ese que le puedes quitar sus orejas, nariz ojos y volverlos a poner. Me había olvidado que tenía un señor patata. Luego me encontré con mi bebé llorón, al que le aprietas la barriguita y se echaba a llorar. Todavía lo hacía.

Después encontré a mi muñeca Loreta, como me gustaba porque podía caminar y decir mamá. 

La familia de osos también estaban en mi cajón, mamá osa, papá osos y bebé oso. Me alegré mucho de verlos.

Junto a ellos estaban los pingüinos.

 También una Jirafa.  La elefante Eli con Pocoyó y Pato. ¡Todos estaban allí! Pero no mi muñeca favorita.

—¿Por qué no juegas con tus otros juguetes? —. Me preguntó mamá.

—Pero yo quiero a Yuya—. Le respondí y volví a echarme a llorar.

—Está bien, mira a tus Mini allí, juega con ellas en lo que yo la sigo buscando.

Pero yo no quería jugar con otro juguete solo con mi muñeca Yuya, por lo que acompañé a mamá al auto a ver si la había dejado allá. Cuando ella abrió la puerta del maletero mi sorpresa fue mayor. ¡Allí también existían muchos juguetes!

Lo primero que vi fue mi bicicleta. También mi pelota de ir a la playa junto a mi unicornio salvavidas.

Un poco más allá estaba  mi unicornio arcoíris. Y muchas cosas más. Pero mi muñeca Yuya no aparecía.

Cada vez me sentía más triste, empecé a llorar pensando que la había perdido para siempre. ¿Quién me iba a acompañar a dormir? ¿Quién se iba a bañar conmigo? En eso apareció el auto de mi abuelita. Me puse muy feliz de verla, ella bajó y yo corrí a abrazarla muy fuerte. Yo la quiero mucho.

—¿Por qué lloras Meli?—. Preguntó.

—Por mi muñeca Tuya, se me perdió.

—¿Por casualidad es esta que tengo aquí? —. Mencionó mi abuelita sacando una preciosa muñeca de su bolso.

No lo podía creer, mi abuelita le había hecho un vestido nuevo a mi preciosa Yuya, también la había peinado y vuelto a llenar de lazos.

—¡Yuya!—. Grité emocionada mientras la abrazaba y llenaba de besos, luego miré a mi querida abuelita, la abracé y besé mucho.

—¿Te gusta?—. Me preguntó.

—¡Mucho, mucho, abuelita! ¡Muchas gracias, muchas gracias!

—La dejaste en la casa y yo le hice una ropa nueva, la bañé y la peiné. Así que ahora parece como nueva, cuídala mucho.

—¡Lo haré abuelita, gracias! Te amo.

Desde ese día cuido mucho a mis juguetes. No solo a Tuya, sino a todos. También junto a mi abuelita, arreglamos todas las ropas y peinamos a todas mis muñecas y muñecos. Soy muy feliz. Por eso amiguitos, cuiden siempre de sus juguetes, y aunque se pongan viejitos, solo tienen que darle mucho amor, arreglarlos un poquito y volverán a lucir como nuevos.




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