17. LA NIÑA Y EL CALEIDOSCOPIO

 Esta era una niña muy curiosa, tanto que no quería dormir, porque quería seguir mirándolo todo. Un día en que fue a visitar a sus abuelitos, vio que estaban haciendo algo que ella no entendía que era. Sus abuelitos estaban mirando a través de un extraño aparato.

—¿Abu, qué cosa es eso?—. Preguntó.

—¿Esto? Es un caleidoscopio.

—¿Qué cosa es un caleidos, caleidos, caleidos...

—Caleidoscopio. Pues como puedes ver es un tubo mágico.

—¿Un tubo mágico?

—Sí, ven pon tu ojito aquí y verás un mundo de fantasía.

 La niña hizo lo que le pedía el abuelito, y se quedó maravillada, giró el tubo por el otro lado, pero no vio nada. Volvió a colocar su ojito por donde se podía mirar y un mundo de colores y figuras apareció allá adentro, al fondo del tubo.

 Su abuelito tenía razón, ¡era un tubo mágico! Ella no se cansaba de mirar, y entre más lo hacía, más figuras y colores aparecían.

—Bebé es hora dormir —. Le avisó su abuelita.

—Solo cinco minutos más abuelita.

—Muy bien cinco minutos.

 La niña miraba y miraba  los colores y figuras interminables, y los cinco minutos le parecieron muy cortos. La abuelita vino de nuevo.

—Bebé es hora de lavar tus dientes, y acostarte a dormir.

—Quiero otros cinco minutos más abuelita.

—No nené, debes aprender a cumplir con tus promesas. Me pediste cinco minutos antes y te los dí. Ahora es tu turno de cumplir. Mañana será otro día y podrás jugar con caleidoscopio.

—¿Cómo se dice?

—Repite conmigo. Ca—lei—dos—co—pio.

La niña repitió el extraño y largo nombre hasta que lo aprendió. Su abu le regaló el caleidoscopio y ella lo colocó al lado de su cama. Abuela puso la lámpara de colores que giraban y llenaba el techo de estrellitas y a la niña le pareció que estaba mirando un caleidoscopio más grande.

 Y así escuchando la música y mirando las estrellas girar la bebé se durmió. Desde ese día ella mira las figura y colores hermoso, pero siempre cumple con su palabra cuando promete algo.

Buenas noches, amiguitos.

Les quiere 

su escritora 

Bris