Había una vez una muñeca bailarina que no paraba de bailar. Un día estaban haciendo una clase y una compañera le habló feo, luego dijo que había sido ella.
La muñeca estaba muy molesta, sobre todo porque la otra muñeca la empujó muy fuerte, por poco se cae, y ella hizo lo mismo.
En eso vino la maestra mirándolas muy seria a las dos. La muñeca bailarina estaba muy asusta, porque ella siempre se portaba, y por culpa de su compañera, ahora la maestra la iba a regañar.
—¿A ver muñecas que pasó?
—No fui yo maestra, ella empezó primero y me empujó muy fuerte. Y yo hice lo mismo, porque ella siempre me hace eso, y mamá me dijo que se lo hicieras atrás.
—No deben hacer eso, sobre todo tú, dijo regando a la otra muñeca, pero muñeca bailarina, hiciste bien en defenderte, pero recuerda que yo soy la maestra, debes decirme que pasa, para tomar medidas.
Desde ese día, la muñeca bailarina, no se acerca a la chica, evita tener problemas, porque ella es muy grosera. La muñeca bailarina le gusta bailar ballet y le molesta que la interrumpa.
Recuerden niños, deben defenderse, pero no deben dejar de llevarse por la violencia, los adultos están para ayudarlos a resolver esos problemas, deben evitar siempre cometer violencia.
Y colorín colorado el cuento se ha acabado y el tuyo no ha empezado.
Cuento de Emili Ilias
Les quiere su escritora
Bris
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Editado: 03.06.2023