Fueron pasando los días, las semanas. Sebástian era un chico muy divertido, en los últimos días nos juntábamos más, salíamos en los recreos y a veces me acompañaba hasta la puerta de mi casa. Pero me di cuenta que no mencionaba mucho de sus padres, no sabía si tal vez si tenía o no hermanos. Prácticamente no sabía nada de su familia. Sin embargo, yo le conté todo… de la pérdida de mi madre y del abandono de “mi padre”. En fin, debo admitir que tenía miedo de preguntarle acerca de todo ello, sentía que se incomodaría. Pero no podía con la curiosidad. Decidí preguntarle en el recreo. “Bien Paris, vuelve a la clase de historia” pensé.
-Jóvenes, recuerden que el Oncenio de Leguía se caracterizó por el desplazamiento del civilismo…
*Toca el timbre del recreo*
-Seguimos la otra clase jóvenes, pueden salir a su receso- dijo el profesor Espinoza.
“Llegó el momento. Tranquila, solo quieres saber”- pensé dudando un poco a cerca de la pregunta. Así que me acerqué a su sitio. Él se sentaba a dos sitios más al fondo que yo.
-Hola Sebástian- le dije brindándole una sonrisa nerviosa.
-Oh, Hola Paris- me dijo acomodando sus cosas en su mochila- ¿Cómo estás?
-Tal vez con un poco de d-dudas- dije titubeando por los nervios.
-¿Me esperas un rato? Acomodo mis cuadernos y hablamos en el patio, ¿te parece?- dijo tomando su mochila.
-Eh… claro, no hay problema- dije- te espero en el patio para no interrumpirte.
-Perfetto - dijo con el acento italiano que lo caracterizaba y que cada día me encantaba más.
Salí rápidamente del salón. En el camino me encontré con Fernanda, una compañera de clase que me preguntó por la tarea de mate. Terminado de explicarle a Fer fui a una zona verde del colegio y me senté en el gras a esperarlo.- “En verdad espero no incomodarlo con mi pregunta”- pensé.
-Hola de nuevo - me dijo Sebástian, sentándose frente a mí y dejando su mochila al costado- ¿Qué me querías decir o preguntar?
- “Llego el momento. ¡Pregúntale ya!”- Yo… eh…
-Tranquila pequeña- me dijo ofreciéndome una sonrisa.
“Me dijo pequeña, me dijo pequeña. ¡Hey! Concéntrate” pensé.
-suspiré- Bien. P-pasa que en estos días, nos hemos estado conociendo más y más. Pero entre las conversaciones que hemos tenido me entro la curiosidad por saber de tu familia… Y disculpa si te incomodo con esta pregunta, si gustas no la respon…
-No no, te entiendo- me dijo, tomándome de las manos- Tú has confiado en mí y me contaste lo que has pasado. Discúlpame por no haberte contado sobre mi familia- suspiró- Es difícil, ¿sabes? El que tus padres piensen que con dinero y lujos basta para ser feliz cuando no es así. Lo que yo necesito es su cariño, su amor y ellos no me brindan eso. A veces me siento solo, triste… - Vi que por sus mejillas caían dos lágrimas. Me acerqué más a él para abrazarlo, para que sintiera que en verdad no está solo, que en los pocos días que nos íbamos conociendo sentía cariño hacia el.
-Yo no te dejaré solo- le dije, brindándole una sonrisa - yo estaré para ti,¿si?
-No dudo de ti pequeña, gracias- me dijo. Y nos volvimos a abrazar.