Prologo.
Frontera de Washington D.C. con Virginia, Estados Unidos.
Marzo, 2017
Los jóvenes se movían a toda velocidad, con la adrenalina corriendo por sus venas y a coordinación como una máquina bien engrasada. Nunca habían imaginado que ese día pudiese llegar, pero allí estaba como una misericordia del cielo.
No habían tenido una oportunidad como esa, encontrar uno de los escondites de Denalio y entrar, era una victoria que no habían conocido. Tenían altas probabilidades de hallar cualquier cosa que pudiera incriminarlo, dejarlo al descubierto y liberarse él de una vez por todas. Añadiendo como un extra el hecho de que Boneka había logrado burlar a sus guardaespaldas para acompañar a Lucas y a Paris en algo tan importante.
Pero era muy bueno para ser verdad, no había ni un solo nivel de seguridad en esa casa, y todo estaba demasiado tranquilo, aun así, quisieron continuar y esa fue su peor decisión.
Paris había intentado entrar a una computadora del lugar y lo único que habían logrado era activar una alarma que segundos después les cortó la electricidad.
Ahora, estaban a oscuras, peleando contra los hombres de Denalio para salir de allí. Pero el caso era que Boneka Kallen, no tenía ninguna habilidad de batalla, se sentía inútil, ni siquiera tenía un arma, pero necesitaba hacer algo.
Distracción.
Eso podía hacerlo, miró a su alrededor, la puerta trasera estaba a unos metros detrás de ella y bajo las escaleras.
Miró hacia arriba de las escaleras, donde Paris luchaba cuerpo a cuerpo con uno de los sujetos, mientras Lucas acababa de aparecer por el pasillo, parecía que se había librado del hombre con el que peleaba.
Sus miradas se encontraron y agradeció que su simple gesto en dirección a la puerta, fuese entendido.
Lucas sacó algo de su bolsillo y lo lanzó hacia ella. Boneka entendió que se trataba de las llaves del auto, intentó atraparlas, pero era torpe con el cuerpo por lo que las mismas cayeron a su lado en el suelo.
El sonido fue notorio porque además habían golpeado un cuadro antes de caer, el sonido del cristal rompiéndose fue lo que captó la atención del atacante con el que luchaba Paris. Este pateó lejos a la chica, mientras que entonces el otro al que Lucas había dejado atrás volvía a parecer.
—¡No vas a huir, muñequita! —gritó uno.
En ese momento, La adrenalina recorrió su cuerpo, tenía que salir, alejar a esos hombres de sus amigos.
Ambos intentaron ir tras de ella, mientras que Lucas y Paris intentaban evitarlo.
—¡Corre!
Boneka se agachó lo más rápido que pudo, tomó las llaves de en medio de los cristales rotos y se dispuso a salir.
En cuanto abrió la puerta, comenzó a correr. El auto estaba a un costado de la casa, unos cuantos metros que podría recorrer presionando sus piernas a máxima velocidad.
¿Realmente era un buen plan? No lo sabía, pero la idea era que fueran detrás de ella para así dejar libres a Lucas y Paris. Debía concentrarse, no podía dejar que le hicieran daño a ninguno de ellos.
Boneka corrió hacia el lateral del lugar y a largos metros de distancia visualizó el Jeep de Lucas.
Continuó corriendo, sabía que los hombres estarían buscando las formas de llegar a ella, porque ese era el asunto, Boneka era el objetivo.
Ya estaba más cerca del Jeep, tenía en su mano derecha las llaves…
—No vas a huir.
Todo se detuvo para ella. El tiempo, su cuerpo, sus sentidos, todo menos los latidos de su corazón.
Apareciendo detrás del Jeep, estaba él, Denalio.
—¿Qué es…? —ni siquiera podía formular la pregunta.
No sabía ni qué era lo que iba a preguntar.
—Lo sé, estás asombrada de verme, ¿no es así?
Él avanzó unos cuantos pasos que Boneka comenzó a retroceder.
—Tú casi matas a mi padre, ¿no es así? —preguntó con su voz hecha un desastre.
La forma en la que él sonreía, en la que la miraba, incluso en la que caminaba hasta ella, la producía nauseas, su mente se nublaba… estaba aterrada.
—Oh, mi muñeca, ¿cuándo entenderás que yo haría cualquier cosa por ti?
Allí estaba. Él lo había hecho, Denalio había confirmado ser el atacante de su padre, de alguna u otra forma, había sido él. Casi se repite el incidente Kennedy, una bala que apareció de la nada en un discurso que daba su padre para el país solo podía ser obra de Denalio.
Se quedó estática, su mente no la dejaba hacer nada más, estaba tan cansada de que él hiriera a todos lo que quería, estaba tan harta de temer por los que la rodeaban.
Sintió la mano de él deslizarse por su rostro. Cada molécula de su cuerpo gritó de miedo, de pánico…
—No hay nada en este mundo que no intentaría por tenerte.
Boneka no quería sus manos sobre ella, no lo quería cerca.